SECCION CULTURA PAG. 31 CREDITO: ALEXANDER SOLYENITSIN BALAZO: Marzo 17 CABEZA: Los dias de la agonia SUMARIO: Fragmento de la reciente novela del escritor ruso Sufria, a pesar de todo, por lo estrecho de ese tren: ningun medio para desentumirse la piernas. Le dieron ganas de salir del vagon. Por lo tanto antes de la comida, Nicolas dio un paseo por el anden. Frente al tanque de ladrillos coronado por una cresta de hielo. Y frente al vagon cisterna aislado. Los cuales se le grabarian en la memoria por toda su vida como ningun otro paisaje de Rusia. Hacia un dia gris, un poco neblinoso. Y no frio. Los miembros del sequito se paseaban, algunos detras de el, otros apartados. El raro publico local tenia una actitud nueva: en lugar de quedarse parada ahi, con la boca abierta, al gente iba a lo suyo. En el espacio de cuarenta y ocho horas, las cosas se habian volteado de tal manera que todo su poder parecia habersele escurrido de las manos. Emperador y comandante supremo, ya no era mas que de titulo: no habia nadie a quien dar ordenes. Y al contrario, debia aprobar todos los papeles que se le llevaban. El poder, que no le gustaba, ¨tenia el derecho de renunciar a el? Nicolas siempre habia sido atormentado por el temor de no estar a la altura de su tarea. Y, en particular, de no mostrarse digno de su padre y de su bisabuelo Nicolas, que habian conducido al pais con una mano tan audaz y tan segura. Reinar es una cruz. Una tarea pesada de asumir. El zar toma sobre el todo el peso de las decisiones importantes y toda la actividad detallada y vana del gobierno -a fin de que las almas de sus subditos se eviten este pantano, a fin de que se expandan libremente hacia Dios. Todo el mundo esta siempre solicitandole y asaltandole con sus relaciones y sus puntos de vista, los unos quieren una cosa, los otros lo contrario, y hay que escuchar, leer, firmar hasta el infinito. Y se decida lo que se decida, la sociedad lo acoge con silbidos y abucheos, con descontento. Que feliz seria, de hecho, si abandoranara todo eso y se fuera a terminar sus dias en Livadia! En ese lugar tan pasivo! ¨Existe en el mundo algo comparable a la costa Sur de Crimea? Dominar la mar, sentado sobre un banco de marmol frente a una mesa de marmol y mirar oscilar sobre ella la luz del sol o aquella, metalica, de la luna. Ir hasta Oreanda por el sendero reservado. Dar una cabalgata hasta los vinedos. Pasar asi el resto de su vida en familia: ¨que mejor podria desear? y educar a Alexis. Crimea le h aria mucho bien. Si! Solo que tendria que reinar el!... Comieron sin invitados. Inmediatamente despues de la comida, el soberano, vistiendo su querido uniforme caucasico gris oscuro con los tirantes de la infanteria cosaca y sus estrellas de coronel, la cintura apretada por un fino cinturon de cuero oscuro con hebilla de plata apariencia marcial, por lo tanto, pero el alma abatida recibio, en su vagon salon verde, que contenia un piano, a tres generales que ni siquiera eran los de mayor graduacion del frente norte... El zar los invito a sentarse y fumar. Rouzski se sento y encendio un cigarrillo, pero los otros dos permanecieron de pie, inquietantes. Con voz mecanicamente igual, Rouzski recito algunas informaciones recientes enviadas desde Petrogrado. Despues de lo cual deposito frente al Soberano el telegrama que le mandaba Alexiev(1) cortado y pegado sobre hojas. El zar lo tomo con emocion; sentia que el calor le invadia el brazo. ... Inmediatamente despues venia la respuesta de Nokolacha (2). ... ¨Sostener su punto de vista? Y, como fiel subdito, en la obediencia de su sermiente, conformemente al espiritu de su sermiente, Nicolacha le suplicaba de rodillas salvar a Rusia! Persignarse y transmitir el trono al heredero. Toda emocion abandono Nicolas. Ni siquiera tenia ganas de leer lo siguiente. Habia entendido. Tenia todavia frente a el a otro comandante en jefe: Rouzski. Triplicado, para ser convincente, por Danilov el Negro cara larga, cabellos muy canosos, mirada fija y vacia de pensamiento y el general Savitch, encargado de las provisiones. Y los tres, uno despues del otro, enunciaron su cruel juicio: la situacion no parecia ofrecer ninguna salida... Cada minuto perdido puede ser fatal para la existencia de Rusia. ¨No podian equivocarse los tres y el estar en lo correcto? El ejercito, el ejercito de este pais no puede oponerse al poder legitimo! Si todo el ejercito se desboca, si se le escapa de las manos, eso quiere decir... ¨Que significaria en este momento el rechazo, la obstinacion? Significaria una sangrienta lucha fraticida, mientras estamos en plena guerra exterior. ¨Desea el tal tristeza par su pueblo? No, todo, antes que una guerra civil! ¨Que corazon tendria que tener para oponerse al bien de Rusia? El es el zar de su pueblo, reinando por el bien de su pueblo fiel. De ese maravilloso pueblo que se arrodillo en la Plaza del Palacio el dia de la declaracion de guerra. O que festejo jubiloso, en Novgorod, la llegada de la emperatriz. ¨Como no ceder por ese pueblo? -Pero ¨quien sabe, objeto sin embargo Nicolas, pensativo, si es verdaderamente toda Rusia la que desea mi abdicacion? ¨Como saberlo? Rouzski, que ya no era el hombre fragil de la manana: habia tomado fuerzas y fumado mucho respondio que no era el momento de hacer encuestas. Los sucesos se precipitaban a una velocidad vertiginosa y toda prorroga era tan grande como una catastrofe. Los otros generales aqui presentes pensaban lo mismo. Tres generales. Que no blandian su sable y no habian irrumpido como conspiradores, sino que exponian respetuosamente su conviccion: la abdicacion salvaria inmediatamente a Rusia a la vez de las luchas intestinas y de la deshonra militar. El zar, con un solo movimiento, sacudio la ceniza de su cigarrillo. Y miro tristemente, tan tristemente a estos hombres que hablaban. Cada quien esta encerrado en la jaula de su caracter. El no podia brincar, gritar, echarlos del lugar. No podia mas que permanecer sentado fumando, fumando sin parar y escuchando. Estaba condenado a seguir siempre pasivamente los argumentos de sus adversarios, encontrandolos convincentes y sin la fuerza para despedazarse ahi. Ser asediado por discusiones era la unica cosa que no podia resistir no, no podia! Para rechazar y sujetar, hubiera sido necesario ganar tiempo y utilizarlo para encerrarse en su alma. Ah, si Alix hubiera estado ahi!... Si hubiera habido alguien que le devolviera la fe en si mismo! Pero se le decia que cada minuto contaba. En esas condiciones (y leia sus bigotes entre el pulgar y el anular, entre el pulgar y el anular), le parecia imposible no ceder. Sus tres generales eran sus subordinados, pero se encontraba, de hecho, en su poder. Bajo que forma inesperada puede presentarse frente a nosotros el bien publico! Es dificil para el espiritu humano orientarse en lo que lo rodea. ¨Como estar seguro de que uno comprende las circunstancias mejor que los otros? Y quiza el nuevo gobierno efectivamente tenga exito. El no podia encontrar en toda Rusia buenos ministros: ¨Quiza salgan a la luz? Y Rusia habra ganado. Vamos, si tanto desea la sociedad autogobernarse, ¨la dejamos intentarlo? ¨Firmando la abdicacion? ¨Pero entonces, habra que abandonar el Mando supremo? ¨Devolver las armas, despedirse de los soldados? Y que los generales de campo hagan lo que quieran. (Pero ante todo, ganar Tsaskoie Selo! Firmarles la abdicacion y escapar!) La calma de lo inevitable descendia sobre el. Vamos, sin duda era escrito. Y por lo tanto mas facil. Y luego la dinastia se mantenia: con su hijo, su hermano. Se levanto. Se persigno con una lentitud solemne frente al icono colocado en el rincon, en alto. -Y bien, sea. Estoy listo senores. Para abdicar. Respetuoso de las formas, en ese momento tenia que agradecerles sus servicios, en particular a Rouzski: no fue como enemigos que el zar y el se conocieron en ese lugar. Y, al agradecerles, tenia que besarlos. Aunque le torciera el corazon besar a ese animalito con anteojos de estano. El soberano salio, pero con paso lento: se hubiera dicho que le costaba trabajo despegar los pies del suelo. Se preguntaba si no iria a arrepentirse. Rouzski no se abrio con los otros generales, pero la sorpresa lo dejo sin voz: ¨Era posible que fuera tan facil? ¨Verdaderamente el zar regresaria con el papel? No lo creia. El Soberano entro de nuevo, las mismas bolsas bajo los ojos, las espaldas caidas. Y tendio a Rouzski dos formas de telegrama llenas. Una para Stavka. La otra dirigida "No hay sacrificio que no este Yo dispuesto a sufrir a nombre del verdadero bien y por la salvacion de Rusia, nuestra madre bien amada. Tambien estoy listo para renuciar al trono en favor de mi hijo a condicion de que permanezca cerca de nosotros hasta su mayoria de edad, mi hermano el Gran duque Michel Alexandrovich asegurara la regencia. Nicolas Eran las tres y cinco de la tarde Rouzski no dejo transparentar nada. Doblo en dos los telegramas y los metio juntos en su bolsillo, como cualquier papel Traduccion: Carlos Vidali Rebolledo, de la version francesa de GeneviŠve Johannet. Tomado de Mars 17. Fayard 93. En Lexpress 23 sep. 93. Notas (1) Jefe del estado mayor del comando supremo. (2) Gran duque, nieto de Nicolas I. .