SEC. INF. GRAL. PAG. 3 CINTILLO: ECOLOGIA CABEZA: POSTECOLOGISMO CREDITO: GABRIEL CUADRI DE LA TORRE Las campanas politicas en curso en Mexico, y la experiencia reciente en otros paises, van ratificando la extincion del ecologismo como movimiento politico autonomo, sea que encarne en partidos verdes o en organizaciones de pretendido alcance nacional. El impetu inicial y el eco resonante de las reinvindicaciones ecologistas surgidas en los 70 y los 80 desde grupos y organizaciones bien localizadas en el mapa social, hoy alcanzan los confines de los principales espacios de interaccion politica e institucional. Si bien los ecologistas fueron pioneros, hoy sus conocidas demandas son desplegadas y desarrolladas por todos: empresarios, academicos, investigadores, vecinos, colonos, organizaciones de productores, funcionarios, profesionales y consultores y mult iples conglomerados profesionales que tienen que ver con la gestion y las ciencias ambientales (economistas, institucionalistas, ingenieros, abogados, quimicos, biologos, urbanistas, etcetera). Asi como hoy en dia nadie en particular se autoproclama portador unico del interes democratico de la sociedad, siendo este un principio universal, de igual manera, el ecologismo ha dejado de ser bandera exclusiva de grupos ecologistas o ambientalistas. Lo triste, para algunos ecologistas que no se resignan a evolucionar o a pasar la estafeta, es que son rebasados con celeridad, y que sus espacios de actuacion, se han reducido a las antesalas de oficinas gubernamentales, empresas de consultoria de bajo perfil, o a participaciones ocasionales admitidas con resignacion por los medios y la opinion publica. Su derrota gremial, paradojicamente, es el triunfo final de sus ideales. Es la reproduccion de un drama legendario: el de quien despues de recorrer la planicie de Maraton, sucumbe al transmitir la noticia de la victoria a los griegos sobre el ejercito persa. Asi, los ecologistas fenecen como empresarios politicos que ofrecen el servicio (hasta hace poco exclusivo) de representar los intereses ambientales de la sociedad, dando origen a un vigoroso, vastisimo e intrincado sistema de intereses, aspiraciones y preferencias en favor de la proteccion de los ecosistemas y del desarrollo sustentable. Todo esto, no es una vision tragica y voluntarista de la realidad; los datos observables en tiempos recientes lo ilustran y documentan. Por un lado, vemos el patetico espectaculo de un supuesto partido verde ecologista al cual no pertenece, aparentemente, ninguna personalidad reconocida por su trayectoria politica, academica o intelectual en el area ambiental; y que, como ya dijo Rafael Segovia en un afortunado articulo en el diario El Financiero, las mejores expresiones de su eterno candidato y presidente (por supuesto, vitalicio) han consistido en "disfrazarse y en bailar... lo cual, es mejor para todos". Llama la atencion, como la veta profundisima y generosa que representan las ideas ecologistas, es dilapidada en la trivia y la frivolidad politica, al grado que no convoca mas que a algunos despistados. Igualmente, hemos visto a otros ecologistas asimilarse en empresas consultoras, instituciones academicas, o en organizaciones plurales, e incluso, en partidos politicos; otros, desgastados o presas de la decepcion y con apremios economicos, han vuelto a sus diversos origenes profesionales; algunos, persisten a traves de la prestacion de servicios de concertacion, intermediacion y promocion de proyectos ecologicos. Esta trayectoria es indicativa de la necesidad congenita del ecologismo por acoplarse a propuestas mas vastas e integradoras de la relidad y de los intereses sociales. Contrariamente a lo que pensabamos muchos en los 70 y 80, el ecologismo no puede ser en si mismo, y para si mismo, una propuesta totalizadora y coherente para el futuro de las naciones; cuando lo ha intentado, se ha perdido en excursiones ideologicas que han acabado en totalitarismos inaceptables o en un fundamentalismo ingenuo y peligroso. El gran poder movilizador del ecologismo y el incalculable potencial de sus ideas y reflexiones, hoy en dia, solo puede cristalizar combinado coherentemente con proyectos economicos y sociales ubicados en alguna de las dos grandes matrices ideologicas vigentes y viables: el liberalismo y la socialdemocracia. Poco significan ya las denuncias estridentes, descontextualizadas y huerfanas de contenidos interpretativos; son solo sonidos postumos de un ecologismo que se pretendia neutral y asceptico. De los gritos angustiosos y las compulsiones militantes, el ecologismo ha trascendido a un nivel superior de su proceso evolutivo; ahora se le encuentra en todas partes, colonizando viejas y nuevas ideas y posiciones politicas. Ahora hay muchos ecologismos: empresariales, partidarios, cientificos y urbanos, campesinistas y fundamentalistas, mas liberales o mas de corte socialdemocrata. Este, puede ser el postecologismo; una expresion mas meditada y reflexiva y menos visceral y angustiosa de los intereses ambientales de nuestras sociedades; es una vocacion y una profesion, es un cuerpo de ideas menos doctrinario y mas pragmatico, menos estigmatizador y mas propositivo; incluso, tiene una dosis minima de indispensable cinismo, como antidoto a la solemnidad moral que caracterizaba a sus predecesores. Busquemoslo en este momento en nuestros candidatos, de cara a las elecciones de agosto; si no esta ahi, como parece, llevemoslo. .