SECCION ESPECTACULOS PAG. 35 BALAZO: SOLO VOZ CABEZA: Nana Mouskouri, en vivo y a todo candor CREDITO: XAVIER VELASCO Entre la extensa lista de adjetivos malentendidos, hay uno que los criticos jamas emplean sin, de alguna oscura y taimada manera, invitar a sus lectores a realizar con ellos un rictus de fuchi: se trata de la palabra folklorico. Como casi todos los espectaculos que apelan al atractivo turistico pero apenas si representan el espiritu local, el adjetivo folklorico sirve muy bien para designar desdenosamente a todo aquello que nos parece pintoresco, pero inmerecedor de nuestro sincero interes. Y bien: Nana Mou skouri ha llegado al Auditorio Nacional para decir, entre otras cosas, que lo folklorico y lo pintoresco no tienen por que ser atributo artesanal de escasos meritos. Como Mercedes Sosa, Nana Mouskouri lleva muchos anos reivindicando el sentimiento hacia el interior del folklore, sacandolo de su propia tarjeta postal y llenando a sus publicos de las mas entranables anoranzas. Lo que Mercedes ha logrado siempre a puro golpe de alma, Nana lo consigue, aunque no siempre, con la sola herramienta de su voz. Quien, despues de ser parte de la solemne noche del 2 de junio en el Auditorio, piense que Nana y su publico pecan de cursis, tendra razon, pero al mismo tiempo cabe preguntarse si toda esa cursileria no es ampliamente justificada por una voz cuyo unico pecado ha sido creer que puede tratar al tango y al cante hondo con la misma confianza que lleva hasta las azoteas del delirio las canciones griegas. Rodeada por musicos cuya mision parece consistir en volver light lo intenso -contrapesando a un canto que fr ancamente no necesita de contrapesos- Nana Mouskouri recorre tiempos y geografias con un empeno frente al cual sus musicos desmerecen. Es mas: extrana y sorprende que a estas alturas sus acompanantes cometan errores, y que ella no sepa remediarlos sin tener que volver a empezar la cancion. El publico, vestido y estirado para la ocasion, hace como que no oye y, pasado el atragantamiento, se deja llevar por esos arrullos que bien podrian domesticar y hasta adormecer a un psicotico en funciones. ¨Que hubiera hecho la cantante y actriz Irene Papas con una garganta como esta? Seguramente maravillas, sin necesidad de recorrer vocalmente fronteras y continentes en busca de una complacencia que cantantes de estos tamanos jamas necesitan. De hecho, a la Mouskouri le hubiese bastado con el acompanamiento de un piano y una guitarra acustica para brillar mas alla de lo que un Auditorio Nacional virtualmente lleno hubiese podido esperar -detalles como el del fondito instrumental cada vez que la diva se dirig e esforzada y generosamente a su publico, son muestra empalagosa del mas predecible estilo Johnny Pearson, y solo pueden causar entusiasmo en los tibios, los conformistas y los nonos-. Nana y sus musicos pueden hacer muchas cosas, pero de todas ellas la que mejor brilla es puramente griega. El resto es patrimonio de los que aun se emocionan hasta las lagrimas con Juan Salvador Gaviota: lugares comunes y sensiblerias que ya se sentian caducas cuando todavia rifaban Ray Coniff y Paul Mauriat. Se ha dicho que cada nacion tiene su kitsch particular, Nana Mouskouri ha recorrido el mundo coleccionando piezas de kitsch para asi armar un espectaculo que, fuera de lo puramente griego, adolece de los mismos defectos de las tarjetas postales: mas alla del posible virtuosismo del fotografo, hay un algo que se escapa, como seguramente se le iria de vacaciones el alma a Mercedes Sosa si un dia le diera por meterle al flamenco. .