SEC. INF. GRAL. PAG. 2 CABEZA: Haiti y los intereses de Estados Unidos CREDITO: Francisco Correa Villalobos Las amenazas de intervencion militar norteamericana en Haiti plantean dos preguntas basicas: ¨que pretende realmente Estados Unidos? ¨cuales son sus intereses en Haiti? Si creyeramos los discursos del presidente Clinton y de su asesor de seguridad nacional, Anthony Lake, diriamos que la restauracion de la democracia, la migracion incontrolada de haitianos a Estados Unidos y el narcotrafico en ese orden estan moviendo al gobierno norteamericano a comprometer un buen numero de vidas haitianas y estadounidenses en una aventura militar. Si estas fueran las verdaderas motivaciones, resultaria dificil comprender por que la democracia en Haiti es ahora un interes prioritario de Estados Unidos y no lo fue hace tres anos, cuando los generales sacaron al presbitero Jean Bertrand Aristide del palacio presidencial. O por que la migracion de los islenos es ahora un tema de solucion urgente y no hace dos anos cuando, poco despues de tomar posesion Clinton, los haitianos construyeron botes a un ritmo inusitado y salieron en ellos en numeros nunca vis tos. O simplemente, por que intervenir para prevenir el narcotrafico en Haiti y no en Colombia, Bolivia, Peru... o Mexico. Las respuestas a estas interrogantes no las puede ofrecer ningun funcionario norteamericano, simplemente porque las verdaderas razones estan en otra parte. El golpe de Estado en contra del presidente Jean Bertrand Aristide en 1991, ocurrido en el vortice de la euforia del fin de la guerra fria, no merecio gran atencion de Estados Unidos porque no afectaba ningun interes estrategico. Solo habia un problema inmediato para su seguridad: la emigracion masiva de haitianos. Y la solucion no se hizo esperar. De inmediato, la Guardia Costera de Estados Unidos coloco varios navios destinados a interceptar y devolver los barcos con migrantes indocumentados. En esa etapa, Estados Unidos podia alcanzar sus objetivos recurriendo a las presiones diplomaticas y a las sanciones internacionales para obligar a los generales a aceptar una salida honrosa para todos, que le permitiera al presidente norteamericano ostentarse como un promotor efectivo de la democracia. Pero despues de tres anos de intransigencias tanto de Aristide como de los generales, el problema de Haiti no solo se ha inscrito en la politica interna de Estados Unidos, sino que puede contaminar mortalmente el primer proyecto estadounidense hacia America Latina de la post-guerra fria, que Clinton pretende mostrar a los electores norteamericanos como el primer triunfo en politica exterior en dos anos; la cumbre hemisferica de Miami en diciembre. En medio de fuertes criticas de indecision, timidez y debilidad en Bosnia, Ruanda, Liberia, Sudan, etcetera, Haiti ofrece la oportunidad de resolver a un costo relativamente bajo dos cuestiones prioritarias para el presidente Clinton: convencer a los electores de la firmeza y eficacia de su politica exterior y conjurar de paso algunos riesgos a los beneficios que Estados Unidos espera derivar de su hegemonia en el continente. Uno de los propositos principales de Estados Unidos en la reunion de Miami, segun informaciones de prensa, sera lograr un acuerdo sobre el marco general del papel de las fuerzas armadas del continente en el nuevo contexto mundial, que para ese pais no significa otra cosa en ese momento que alejar a los militares de las tentaciones del poder politico, a fin de propiciar condiciones de estabilidad que faciliten la inversion y el comercio norteamericanos en la region, en un momento en que son vitales para que Estados Unidos haga frente a la competencia economica y financiera de Japon y Alemania. De ahi que el endurecimiento respecto a Haiti lleve implicito un claro mensaje para los militares latinoamericanos y el proposito de cautivar a los gobiernos civiles latinoamericanos para que contribuyan a ello confiriendo "legitimacion" a una accion armada con su participacion en una fuerza multilateral. Tal parece que en un primer sondeo de la opinion de los gobiernos latinoamericanos sobre una posible autorizacion a las Naciones Unidas o la OEA para restaurar por la fuerza a Aristide en la presidencia, Estados Unidos recibio el rechazo de la mayoria de aquellos. Para muchos gobiernos de la region, una cosa es mantener a los militares en linea y otra muy distinta justificar los argumentos de Estados Unidos cualquier argumento para intervenir militarmente en un pais. Pero Estados Unidos esta seguro de obten er el apoyo de un buen numero de naciones. Es evidente que con ello el presidente Clinton esta corriendo riesgos calculados de ensombrecer la reunion de Miami, pero cuenta a su favor con la conviccion de todos los demas paises del continente que, sin un factor de equilibrio ante la influencia norteamericana, deben obrar con gran cautela cuando un presidente de Estados Unidos pone de por medio su prestigio personal. Sin embargo, el episodio de Haiti guarda una importante leccion para todos los paises latinoamericanos y del Caribe. El inusitado interes norteamericano para obtener el apoyo de otros Estados de la region descubre una debilidad que pone en perspectiva real la importancia relativa de Estados Unidos en el nuevo contexto internacional. Aunque Estados Unidos sigue teniendo la capacidad fisica para intervenir unilateralmente con la fuerza en los paises del continente, politicamente sus espacios se han reducido para hacerlo incluso en los mas pobres y pequenos. Respecto de los mas grandes, los costos harian del intento una aventura politicamente suicida. Esta es una realidad que no se debe ignorar .