SEC. CIUDAD PAG. 19 CINTILLO: HISTORIAS DE LA MERCED CABEZA: 13 anos de edad, tres de ejercer la prostitucion y su anhelo es morir CREDITO: Una joven con cuerpo enjuto y raquitico, cabellos al hombro quemados por el sol, los ojos hundidos y una faz desfigurada por el llanto, permanecio arrinconada entre la banqueta y la pared, adentrada en sus pensamientos. En la calle varias jovenes levantaban sus faldas o mostraban sus cuerpos con ropas estrechas, desde temprano, eran apenas las 10:30 de la manana. Rostros palidos, morenos, casi sin maquillaje; figuras delgadas y regordetas en intento de poses sensuales, cabellos maltratados y despeinados... Ojos sin luz. Antros de prostitucion camuflageados de bodegas justo tras el mercado La Merced, en la calle Rosario, donde unos metros atras de las bodegas que se ven de frente, se alcanzan a descubrir las habitaciones semiobscuras y las largas cortinas por las que pasan las parejas a realizar un acto carnal desapasionado. En La Merced, ninas y adolescentes reciben ordenes de los propios habitantes de las bodegas y sirven como "rameras baratas", "muy baratas", dijo la joven de 13 anos, luego de que de 30 nuevos pesos que les pagan por el servicio, solo reciben cinco, "y de aqui no nos vamos, no podemos, no tenemos a donde ir". No tuve padres, senalo la adolescente, "no los conoci. He estado aqui desde todo el tiempo que me acuerdo". Fue a los 10 anos que comenzo con la prostitucion, y ya se le habia pasado la edad, la gente que se "encargo" de ella le dijo que tenia que trabajar y agradecerle todo lo que le habia podido dar, "tienes que ayudarnos". No sabia bien que era nada, "no se leer, no se escribir, nunca fui a la escuela". Las palabras y la voz se sofocaban con los sollozos, un llanto amargo de un rostro que aun no conocia los afeites en la piel ni la bondad humana. Aqui trabajamos o trabajamos, pero el dinero es poco, porque solo tenemos unos dos clientes al dia, y el senor con el que vivo no me paga por estar con el, "tengo que ser agradecida". Los hombres que atendemos nos dan asco, yo platico, aunque poco, con mis companeras, indico, "porque luego nos reganan". A todas nos dan asco los hombres con los que estamos, "a veces borrachos y golpeadores. Como si uno no tuviera ya bastante". Lo unico menos peor dijo, es que las bodegas estan oscuras y asi da menos asco. Hombres mayores, no tan viejos, barbones, desarrapados, y de los mismos bodegueros, con ropas sucias y mal olientes, quieren de todo. "Cuando empece no sabia nada, pero cada vez es peor". Frente a aquellas mujeres que por placer se dedican a la prostitucion y lo convierten en un simple acto mecanico, para la joven de La Merced, la situacion es muy diferente, "me acuerdo todo el tiempo de los hombres y me quiero morir". Atras del mercado de La Merced, en que se descubre un terreno para la sexualidad, pero donde no existe sensualidad, ni deseo ni placer por parte de las adolescentes-ninas, algunas de las cuales ni siquiera han menstruado aun, tal y como le ocurrio a la joven de 13 anos, que ya tiene tres en ese "negocio". Cuando inicie en esto me espante, nada mas me dijeron: entra para alla con el senor, despues de estar en la calle con una pierna recargada en la pared y la otra en el suelo. Entre, yo no sabia nada, no pude hacer nada y el viejo lo hizo todo, me asuste mucho, grite de dolor, pero el me tapo la boca y me aplastaba con su cuerpo. Despues nada, ni gritar, ni correr, ni golpear, me quede como muerta, con los faroles en la pared y asi sigo, para mi no hay nada. La encontre llorando, joven, con cuerpo enjuto y raquitico, los ojos hundidos, cabellos quemados por el sol al hombro. Lagrimas de sal. Necesitaba hablar, desahogarse para seguir viviendo en ese mundo asfixiante, contra la corriente, sin la permision de una ilusion, porque dijo, "yo ya no espero nada", y tan solo 13 anos. .