SECCION CULTURA PAGINA 35 BALAZO: LA OPERA CABEZA: Resurreccion de dioses olvidados CREDITO: ENESIMO NEMO* Entre esos dioses fecundos se hallo durante casi dos siglos Jean Philippe Rameau (1683-1764), sobre todo como compositor de opera, pues mucho mas sobrevivieron en ese tiempo de su oscuridad sus gavotas, danzas, piezas para clavecin y demas obras instrumentales. Pero simplemente durante los ultimos treinta anos de su vida, escribio el compositor cerca de 25 operas ademas de otras numerosas partituras. Solo, en realidad, en la segunda mitad del siglo volvieron a montarse y a grabarse sus mas celebres opera s y operas-ballet (Castor y polux, Las Indias Galantes, Sanson, Hipolito y Aricia, etcetera). En la explosiva era de las grabaciones digitales en que vivimos, aun las mas raras operas de Rameu (y de otros compositores del XVIII), comienzan a circular en esplendidas versiones. Una de ellas es Platee, ballet-bufo en tres actos, que el musico estrenara en la suntuosa plaza o pequeno coso cubierto de Versalles (31 de marzo de 1745), para celebrar el matrimonio del Delfin con una infanta espanola, y en presencia del rey galo. Y aunque fueron ciertas audaces piezas de Rameau para la escena muy cont rovertidas en su brillante tiempo, tambien hubo criticos y musicos que vieron en ellas aportaciones decisivas para el futuro inmediato de la opera, tanto en el aspecto teatral y dancistico como en el vocal y en el instrumental. La misma Platee, desaparecida de los escenarios casi desde la epoca de su estreno, y solo ejecutada fragmetariamente en ocasiones, ha sido considerada hoy entre las mas originales y artisticamente visionarias. He oido la grabacion de Platee, creo que la primera integral en la historia y la unica en el mercado, en la edicion de ERATO, Radio France, registrada en Paris e dic. de 1988 (2 CD), con el Ensemble Vocal Francoise Herr, Le Musiciens du Louvre y la direccion de Marc Minkowski, con Gilles Ragon, Jennifer Smith, Guy de Mey, Vincent Le Teixier, Guillemette Laurens y otros cantantes en los principales papeles. Como bien dice Edmond LemaŚtre en su articulo sobre el compositor, no era la corte el mejor lugar para hacer el estreno de una obra ambiciosa como Platee, pues por lo general el publico asistente a esas sesiones convocadas por la realeza, el publico de la corte (la mayor parte del mismo, decia Mozart, no entedia una palabra de nada) solo acudia a disfrutar de un espectaculo divertido, picante y vistoso, sin siquiera atender al inoportuno tema elegido para la obra, y no se comprende de que modo, dice LemaŚtre, "un principe que venia a Versalles tras desposar a una infanta conocida por su nada agraciado fisico, podia aplaudir una parodia de matrimonio entre deidades en la cual, la desposada, era precisamente una mujer fea y ridicula". Ademas, el papel de Platee esta cantado por un tenor, y resulta una farsa grotesca de personaje travestido. En el mismo ensayo, como en muchos otros trabajos sobre la obra de Rameau, se apunta que los propios admiradores suyos de la epoca (Charles Colle, entre los notables) decian que la admirable musica del frances padecia en la opera la desgracia de espantosos y nada profesionales libretos: "Musica excelsa y palabras estupidas". Y a eso, en efecto, como ha ocurrido con algunas obras de los mas eminentes, se debe el fracaso posterior de las operas de Rameau; sin embargo, hoy resucitan con el brillo, la complejid ad de los trabajos de otros barrocos contemporaneos suyos, que por malos libretos vieron tambien a sus operas ser expulsadas de la escena. Pese al insignificante y chusco argumento, a los juegos onomatopeyicos destinados a producir la risa facil, Platee es una obra bella, que exhibe momentos de orquestacion poderosa e impresionante y que, acaso debido a los celos de algunos grandes sucesores de Rameau, tambien recibio injustas censuras de hombres como el baron Von Gluck quien, tras escuchar Hipolito y Aricia, declaro: "Eso es una peste de musica" (puzza de musica, literalmente), aunque el genial autor de las Ifigenias y de l Orfeo, segun los historiadores y los criticos del periodo posterior, algo le deben a Rameau y sus mayores contemporaneos. Insospechados dioses de la opera continuan resucitando, como ya se ve. Solamente el cada vez mas alto costo de las grabaciones (bajo el ala del dolar que se eleva a los cielos) y el tiempo de vida limitado nos impediran escuchar con atencion los innumerables registros que hoy circulan en las disqueras del mundo. *Critico de musica .