SECCION CULTURA PAGINA 35 BALAZO: LA OPERA CABEZA: CELEBRACION DE LA ALICIA DE FEDERICO IBARRA CREDITO: ENESIMO NEMO* Tanto la partitura de Alicia, de Federico Ibarra, como la nueva puesta en escena de esta obra notable, han sido justamente celebradas por el publico y por la critica. Montada originalmente de manera modesta, la opera de este talentoso y bien dotado musico que es Ibarra se presta en esta produccion a su pleno lucimiento, y creo que esta destinada a convertirse en el mayor exito teatral-musical entre las operas estrenadas en los ultimos anos, contadas las de los tambien talentosos compositores de Aura y La hija de Rapaccini. Con las geniales obras de Lewis Carroll y sus prodigiosos personajes de ese vasto universo del nonsense, no podia hacerse sino una opera de gran juego escenico y atractivas cualidades pictoricas y visuales. Con muy buen sentido e imaginacion la escenografa, Laura Rode, el disenador del vestuario y el maquillaje, Carlo Demichelis, y el director de escena Luis Miguel Lombana, han consumado un trabajo ejemplar, atendiendo sin servilismo puntual a las clasicas ilustraciones de John Tenniel, tanto como a las num erosas experiencias teatrales y cinematograficas mas certeras que con base en esas obras maestras han sido consumadas durante mas de un siglo. Jose Ramon Enriquez, que ya habia escrito los estupendos libretos de otras tres tambien felices operas de Ibarra, ha hecho efectivamente un trabajo admirable, con su buen oido para el verso, su larga experiencia teatral y su profundo conocimiento literario de las obras de Carroll. No era tarea sencilla llevar a la escena textos de la complejidad y la gracia que exhiben los de tal autor, traducirlos a juegos verbales castellanos sin desvirtuar su estilo y, naturalmente, hacer una sintesis y una simplificacio n convincentemente teatral de esos libros. Enriquez consiguio realizar la hazana de manera impecable y brillante. Y brillantemente, por supuesto, ajusto Federico Ibarra su partitura a ese necesariamente boscoso libreto carrolliano, dando voz adecuada a los bizarros y multiples personajes humanos, semihumanos, animales y magicos a los que se enfrentaba, haciendo uso de efectos orquestales y multiples elementos melodicos que no son sino la prueba de la pericia y de la madurez artistica que ha alcanzado este admirado compositor mexicano. Desde su Leoncio y Lena (estrenada en 1981) y con un libreto de Enriquez que se basab a en un texto de George Gchner, ya habia probado Ibarra su buen ojo y su buen oido musical, volviendo ambos sentidos hacia la herencia de Alban Berg, cuya suprema opera se escribe precisamente sobre otro texto de Bchner. Descubrir que no solo pueden los compositores contemporaneos hacer "vanguardismo" a la fuerza, y que siguen estando vivas para los de hoy las no agotadas aportaciones de un Ravel, de un Bartok, de un Debussy, de un Berg, deun Janacek, de un Prokofiev parece, curiosamente, el unico sender o para producir obras nuevas y originales. Celebramos la hermosa obra de Ibarra, que por suerte ha sido, creo, muy bien grabada en videotape, y no creo que nos equivoquemos quienes le auguramos desde ahora un gran futuro nacional e internacional. En lo que toca a la escena, ya sabemos que no es muy novedoso recurrir (varias personas lo comentaron en el teatro) a nubes y parajes surrealistas que recuerdan los del belga Rene Magritte para envolver a los actores que rememoran los gestos y los disenos magistrales y decimononicos de Tenniel, pero resultan ellos muy funcionales para el caso y se hallan tambien con toda justeza dramatica concebidos y ejecutados. De otro modo, el trasfondo escenografico hubiera tenido que atenerse a concepciones mas naturalistas, mas siglo XIX, como las de la celebre cinta francesa de Lou Bunin (1948, a base de formas escultoricas animadas) o las de mas antiguas producciones hollywoodenses: la cinta de la Paramount con la olvidada actricita Charlotte Henry en 1933, o la Alicia de 1951, dibujos animados de Walt Disney, que curiosamente es una de las mejores del celebre creador de Tribilin, porque los disenos estan en ella algo tocado s por la influencia de la UPA, que encamino los dibujos animados hacia un ambiente plastico mucho mas moderno. No es despreciable esa cinta de Disney, aunque la acompana en la banda sonora la mas chabacana, convencional y dulzona musica gringa, que bien hubiera podido sustituirse por una partitura con la dignidad de las de Federico Ibarra. No hemos hablado aun del magnifico desempeno de actores y cantantes, en la muy bien ensayada Alicia de Ibarra, con el experto Eduardo Diazmunoz a la batuta. Nos ocuparemos de ellos la proxima semana l *Critico de musica. .