PAG. 18 SECCION: CIUDAD CINTILLO: CHILANGUERIAS CABEZA: Una rara prestamista CREDITO: Javier Gonzalez Batta* Esta es una historia cotidiana e inedita. Victorita, de ajada fisonomia a los setenta y tres anos, fue una muchacha linda y gracias a tal cualidad, rica. Se cotizo alto, alla por la segunda parte de la decada de los cuarenta y primera de los cincuenta, en las mas caras casas de asignacion, entre otras La Bandida y La Malinche, cuando la colonia Roma dictaba la moda, hasta en eso, en el Distrito Federal. "La Toya" por nombre de guerra, fue mas inteligente que boxeadores, futbolistas y toreros, pues siendo la suya una actividad de tan corta duracion y alta rentabilidad, en casi tres lustros de trabajo artesanal reunio lo suficiente para abrir su propio negocio con foco rojo en la puerta, alla por la Juan Escutia, en los limites con el Estado. A una vecina se le hizo raro que colocaran, desde junio, un adorno navideno. Tuvo varios domicilios el negocio. En todos, "La Toya" gano tanto dinero como para embalsamar las privaciones que padecio de nina. Su companero cuando ella tuvo de 42 a 59 anos de edad, poseia un barniz de cultura que la llevo a pasear por mundos insospechados, desde las gondolas venecianas hasta el pescado zarandeado en La Tovara nayarita, sin dejar de lado teatros, museos, conciertos y todo aquello con lo que uno suena de llegar a sacarse la loteria. Pero su pareja no le aguanto el placentero paso, ni int imo ni a cielo abierto. Asi que ya entrada en la tercera edad, con buen guardado debajo del colchon, porque a la cultura de las finanzas fue a la unica que nunca quiso entrale, regreso a vivir al barrio en el que habia nacido, siendo la vecindad en la que ella tambien decidio pasar sus ultimos anos la unica propiedad en la que invirtio, y cuya nobleza la llevo a testamentar en favor de sus inquilinos. Nunca tuvo hijos y para sus familiares representaba una vergenza. Se dejo para si, de aquella casona que bien resistio los embates teluricos del 85, la vivienda que daba a la calle, unica por cierto, dedicada a la heroina Mariana Rodriguez del Toro de Lazarin. Un nino del vecindario creyo que "La Toya", ahora Victorita, cuando llego cargada de enseres, era dona Mariana. A la vecindad le dio su manita de gato. A su departamento le arreglo puertas y ventanas desvencijadas, plafones, pretiles y cornisas; duela y tapanco que hacia las veces de duplex. Tenia experiencia por tantas casas montadas y no mal gusto. Todos los dias salia a visitar templos, mas por motivos de admiracion que rezanderos, y casonas del Centro Historico, guias ilustrativas bajo el brazo. Era amiga preferida de los duenos de bazares en Allende, donde se pasaba buen rato contemplando piezas artisticas; algunas adquiria. Por otra parte, se convirtio en benefactora de sus vecinos. Parecia, por la manera como se prodigaba en dadivas, como si quisiera borrar una culpa muy grave. Y a pesar de que se gano el cruel mote de "prestamista", en realidad, en ese aspecto, era una alma de Dios, porque al que le prestaba, solo del mismo vecindario, o que no alcanzaba a pagar puntualmente la ridicula renta, lo esperaba el tiempo que fuera necesario y los reditos o intereses que imponia a sus deudores, eran de risa, muy por debajo del Mont e de Piedad, no digamos de los bancos actuales. Pero siempre hay alguien en contra de la bondad y a caza de aves y ciervos inofensivos. El hijo de dona Tere, la del siete, un veinteanero que sabia del guardado de Victorita porque tambien los ayudaba en sus frecuentes aprietos economicos, y que ya habia entrado en vicios, un sabado, de madrugada, y con obligacion enervada de continuar la parranda, el muchacho se introdujo con sigilo, segun el, a la vivienda de Victorita. Al despertarse esta, de subito, solto exclamacion tal mas de susto que por haber des cubierto al sinvergenza, que hizo que el pillo que no habia fraguado un delito con la mente en frio, sin mas tramite desencajara uno de los tubos de la cama de laton y la tundiera a golpes hasta molerle el craneo. Y Victorita, rara prestamista no usurera, paso, primero al cielo y luego a protagonista de esta croniquilla. * Periodista. .