SECCION CULTURA PAGINA 34 CABEZA: EL BUEN GUSTO, EL MALO... Y EL KITSCH CREDITO:ALFONSO SIMON PELEGRI El concepto del "gusto", digamos del buen gusto en un sentido tradicional y mas o menos conservador, viene dado por Vauvernaguas desde 1746 como "la disposicion a juzgar rectamente los objetos del sentimiento". Por su parte, Emmanuel Kant mete el referido concepto del buen gusto dentro del saco del sentido comun, y afirma de el que es "la facultad de juzgar sobre lo que hace universalmente comunicable al sentimiento suscitado por una determinada representacion, sin la medicion de un concepto". El filosofo aleman distingue dentro de esta fenomenologia de "la facultad de juzgar" la creativa de la meramente reproductiva en el arte, que no consideraria mas adelante Croce, el cual en su Estetica, segun recoge Abbagnano , considera identicos los procesos de creacion y reproducion de las obras artisticas, sin cambiar las normativas generales sobre el "buen gusto" que aun en las actuales teorias esteticas conservan alineamientos del siglo XVIII. Pero al lado de un "buen gusto" mas o menos discutible, topamos con el patito feo de un tambien cuestionable mal gusto, el cual consideraba el anteriormente citado Croce sufridor de la misma suerte que toda obra de arte, tan facil de criticar y de individualizar como tan dificil a la hora de su generalizacion. Con objeto de salvar esta problematica, recurre al arbitrio de los considerados por una atinada generalidad como expertos en cuestiones esteticas: su comportamiento ante la obra artistica servira para situar en determinados alineamientos y espacios las normativas de un consensual buen gusto. Los tales "jueces" o "expertos" no se salvaran a veces, segun puntualiza Umberto Eco, de lo que este denomina "un reconocimiento instintivo". El tal reconocimiento puede acusarse ante la desproporcion de un objeto, una frase, o una situacion fuera de lugar; una falla de tacto o de medida que puede tener su paliativo que debe ser considerada bajo una optica temporal y en su ambito cultural. Sin embargo, su efecto en forma de indignacion o de humor, involuntario sin misericordia, ahi queda. Un especial enfasis pone Umberto Eco en lo que el denomina prefabricacion e imposicion del efecto yo me atreveria a anadir que con alevosia y ventaja el cual se integra mediante la utilizacion de lugares comunes amanados en la "obra de arte", demosle chance de esta denominacion, y que tiene como objetivo aprovechar la sensibilidad o la indefension del destinatario para su captacion. Esta ultima puede ser pretendida con fines esteticos, pero tambien, y aqui esta el meollo del asunto, con un caracter propag andistico al servicio de las mas disimiles causas. Obviamente, este efecto impuesto tiene en cuanto a su manipulacion una respuesta que puede ser tan nociva dentro de las tentaculares cadenas desinformativas actuales. Como una parvedad y manierismo eclecticos de estos dos universos, nada irreconciliables y que tildamos alegremente de buen o mal gusto, cocinamos la actitud y realidad comercializada del kitsch. Es tan antiguo como el arte, pero su etimologia al parecer data de la segunda mitad de siglo XIX (sketch, cuadro barato), aunque tambien existen multiples significaciones como la de vender objetos simplemente viejos por antiguos, y otras de este pelo. Lo cierto es que, segun Eco, la definicion de este fenomeno ha ll egado a la concrecion de una palabra, kitsch, la cual (...) "al resultar intraducible ha tenido que ser incorporada a las restantes lenguas". Para su seguimiento y alcance, el citado Umberto Eco recurre en su libro Apocalipticos e integrados a diversas ejemplificaciones, entre ellas la de un pastiche de distintos autores entre los que se encuentran ¨lamentablemente? nada mas y nada menos que el mismisimo Rilke. Y no para la cosa ahi; en otro lugar es el meritito Broch quien insinua la sospecha de que "sin unas notas de kitsch, quizas no pudiera existir ningun tipo de arte". Tal vez el intringulis de esto pudieramos encontrarlo, volviendo nuevamente al antologo del referido pastiche, cuando se pregunta hasta que punto el kitsch sera tan solo un sobregirarse, o si tambien vendra a llenar un rinconcito de huerfana cursileria en el corazon del hombre. Yo pienso en lo de "razones tiene el corazon que la razon no comprende". Tambien el arte... y la estatura y hasta el bolsillo de sus consumidores l *Escritor. .