SECCION ESPECTACULOS PAG. 39 BALAZO: PRIMERA LECTURA CABEZA: En recuerdo de Julio Castillo CREDITO: MALKAH RABELL Todavia era muy joven, pero ya parecia envejecer. Se trataba de un hombre famoso en su tiempo, un actor llamado Julio Castillo, quien todavia hoy es recordado con respeto por sus contemporaneos. Cierto dia, Julio y un grupo de jovenes interpretes, casi desprovistos de experiencia teatral, ensayaban una obra intensa, extrana, dolorosa: El Sr. Fuga o El mal de la tierra, de la francesa Lilian Atlan, una de las recien llegadas al relevo de la vanguardia. Se trataba de un texto casi ya olvidado, que de pronto se torno en teatro vivo, humano, sin hermetismos, con un poderoso soplo de actualidad poetica. El tema era el dolor del hombre que no deja de ser tal hasta en las ultimas trincheras de la desesperacion, hasta en los ultimos reductos del miedo que su grito transmitia. Sentada en la semioscuridad de la pequena sala, perdi de repente la sensacion del tiempo y del lugar, arrastrada hacia la muerte de cuatro adolescentes y de un hombre maduro, este ultimo un soldado aleman, tal vez loco, o tal vez mesianico, seguramente poeta: el Sr. Fuga. Un viaje hacia la muerte en Auschwitz de esos jovenes rescatados de las cloacas de un gueto en ruinas, arrancados a su ultima morada, entre desperdicios y despojos de cadaveres dejados por las bombas asfixiantes de los conquistadores; cuatro adolescentes acogidos bajo las alas de un condenado como ellos, de un loco, porque en un mundo de odios desatados quien ama solo puede ser un demente con los "bolsillos llenos de pajaros blancos". Y en el transcurso de ese viaje los condenados a desaparecer recuerdan su s vidas pasadas, recrean sus vidas futuras y todas las vidas posibles. Teatro dentro del teatro: sueno y realidad; fantasia y vida; debilidad y heroismo; locura y sensatez; vida y muerte entrelazadas. Ya nadie puede nada contra ellos. Los golpes les llueven, pero ellos cantan. Han encontrado la permanencia de sus vidas y de sus muertes en el transcurso de unas horas; han llegado al final del viaje tan viejos y ahitos de todo el mal de la tierra, y tambien de todo su pobre, desesperado, triste amor. "No, no, no! Asi no!". De pronto Julio Castillo rompe el embrujo de ese viaje donde hemos llegado, donde hemos terminado por acompanar a esos condenados a muerte, muriendo con ellos, viviendo con ellos en el espacio de su viaje de actores y de hombres. Con mas angustia, con mas emocion, sabes que el viejo esta a punto de terminar, estan a punto de llegar a su destino. Con quien se va a casar es con la muerte. En el escenario uno de los muchachos esta a punto de casarse con su amiga de la infancia, de las cloacas, de las epidemias y del miedo. Raiza, muchacha rebelde, salvajemente opuesta al juego de la vida cuando alrededor, entre la niebla y los arboles del camino, se esconde la muerte. Muchacha que se resiste a cruzar el umbral del horror para penetrar en el ensueno: "Hablemos de la muerte, Sr. Fuga, esto lo conoce usted muy bien". "Empiecen todo de nuevo!", se oye la voz del joven director. Y de pronto empieza otra vez el viaje, el juego de la vida, el juego de la muerte. -Estoy muy nervioso Sr. Fuga. -¨Quiza sea el mal de la tierra? Porque si bien existe un mal del oceano, con su oleaje, con su mareo, con su nausea, existe otro, mucho mas poderoso, en esta tierra nuestra, donde la nausea es eterna y se torna mas angustiosamente presente ante la fatalidad de abandonarlo todo, cuando la vida mas llama. Tiempo atras Julio Castillo me habia dicho que iba a emprender la direccion de El mal de la tierra. Tuve miedo y tambien el tuvo miedo de todo lo que eso representaba, y no lo negaba. Se hallaba tan lejos de aquella vida, de aquellas desdichas, de aquel dolor, tan lejano y tan cercano de nosotros. Con sus 26 anos nada sabia de ese infierno desatado en esos paises, nada sabia de las tierras de nadie. Cuando le pregunte "¨que es para ti el teatro?", me respondio: "Diversion; me divierte mucho". Tuve pavor de que tomara a diversion ese tragico Mal de la tierra. -No se te ocurra divertirte a costa de tanta sangre. Sera como si alguien se divirtiera con el cadaver de tu madre. Y Julio Castillo solo contesto: -Tengo miedo. Y de ese miedo nacio la mas extraordiaria de las puestas en escena. En unos pocos meses Julio comprendio, sufrio hasta los recovecos del alma lo que otros tardan anos en asimilar. El lenguaje y las intenciones de la autora encontraron en ese director, hoy fallecido, al mas singular interprete. Asimismo, con una disciplina mas hecha de amor que de severidad, supo inspirar a los actores una intensidad dramatica digna de experimentados interpretes. "Empiecen!". Desde el fondo de la sala llegan corriendo unos soldados de la S.S. armados de perros, latigos y fusiles. Los perros ladran, los hombres gritan, los fusiles silban y en el escenario cuatro ninos acurrucados, inmoviles, esperan. .