SECCION CULTURA PAG. 34 CABEZA: La campana de Carlos Fuentes/II CREDITO: ELENA PONIATOWSKA Desde 1954, en que aparecio el pequeno volumen Los dias enmascarados, Carlos Fuentes es feliz porque escribe. Un escritor feliz es cosa rara. Juan Rulfo parecia un rencor vivo, Octavio Paz nunca ha dado la imagen de la satisfaccion, Mario Vargas Llosa tampoco, en cambio en Carlos Fuentes es tan evidente la salud, la elasticidad, la soltura que basta verlo cinco minutos para adquirir la certeza de que es ser absolutamente de acuerdo con su cuerpo y con su destino, un escritor feliz que construye y forma parte no solo de la historia de Mexico, sino de la historia de la cultura universal porque sabe lanzar puentes entre Mexico y America Latina, entre Mexico y Europa, entre Mexico y Asia, entre Mexico y su pasado, entre Mexico y la cultura griega, entre Mexico y su futuro inmediato."... Somos indios, somos espanoles y somos mestizos. Pero a traves de Espana somos mediterraneos, y ser mediterraneo es ser griego, es ser fenicio, es ser romano, y sobre todo, es ser y judio. Y ademas, el elemento negro, que no hay aque olvidarlo, una etnia negra en Mexico tambien. Somos el resultado de todo eso". Guillermo Haro, el astronomo en cuyo instituto de Astrofisica en Tonantzintla, Puebla, Carlos Fuentes escribio grandes fragmentos de Cambio de piel solia considerar que Mexico y los mexicanos formamos parte de los condenados de la tierra a la manera de Franz Fanon. No teniamos salvacion, no teniamos ciencia, no teniamos tecnologia por lo tanto no podiamos sino depender de los demas, Mexico no era un pais libre. A su pesimismo Fuentes siempre opuso nuestra cultura. La pasada y la presente. Una nacion es su cultura. Teniamos mas espiritu que Estados Unidos, el arte y la literatura nos liberaban de su yugo. Guillermo Haro alegaba que el pais era la hacienda de unos cuantos politicos corruptos que se lo repartian a su antojo, Fuentes optimista insistia en que alguna vez Mexico nos perteneceria a todos. "El hambre, Carlos ¨que haces con el hambre?" Frente al formidable entusiasmo del joven, Guillermo Haro terminaba sonriendo porque la de Fuentes era una leccion de vida. Haro lo quiso mucho simplemente por s u infinita capacidad de gozo, por ver su expresion al llevarse una cucharada a la boca de un dulce poblano y sonreir y relamerse: "Este postre es un prodigio" ordenarle: "Tomate una horchata de almendras, limpia tu cuerpo y tu alma de todas las impurezas", por mirarlo comerse un taco de hongos silvestres en Tonantzintla en tiempo de aguas y deshacerse en su delicia. Su paladar resulto tan intenso como su capacidad creadora. Lo quiso, claro, por sus libros pero era su persona, su esplendida fertilidad humana la que lo conmovia. A mi tambien me produjo un gran azoro el que Fuentes brincara obstaculos como un pura sangre. Para el los obstaculos eran certeza absoluta del triunfo final, siempre, siempre tendriamos una segunda oportunidad, para mi las desgracias dejan marcas demasiado profundas y lo escuchaba incredula deseando sin embargo que su vehemencia fuera la puritita verdad. Su prosa, leida a veces en voz alta, tenia el vigor contagioso de una sinfonia desde los primeros compases que arrancaban al rojo vivo . Proseguia insolente, sabrosa, impudica, grosera con acentos percusivos que se volvian pura musica y en el momento mas algido de las percusiones tropicales de tambor y de giro, los ritmos tropicales cedian al lirismo y los sonidos incisivos de Fuentes se ponian de fiesta. Leer a Fuentes era en cierto modo, salir de la prision de nuestros impedimentos religiosos, morales y sexuales. Debido a la virtud del arte de nuestro amigo, viviamos sus circunstancias, podiamos verlas, olerlas y oirlas. Dedujimos, al l eerlo y al escucharlo discurrir, que Fuentes domina una gran variedad de tecnicas literarias, estratagemas y dispositivos y pasa del uno al otro con maestria. Sus dialogos siempre suenan a verdad. Es particularmente eficaz al describir escenas de coctailes y reuniones literarias y Guillermo y yo llegamos a la conclusion que esta tan a gusto en la sala de su casa como en el burdel. A Guillermo a veces le parecia excesivo su uso del lenguaje grosero y la escatologia de sus escenas amorosas pero siempre recono cio que a Fuentes lo desbordaba su propia elocuencia y lo conducia a regiones que no eran las mas transparentes del aire sino a otras aun mas dificiles de alcanzar ya que Fuentes podia ser tan mistico como realista, una explosiva mezcla de fuegos pasionales, intelectuales y fatuos. Tambien los vimos leer. Todas las tardes se encerraba a leer mientras Victor Flores Olea en otro lugar del bungalow preparaba su gran libro sobre China en un escritorio atiborrado de papeles. Todas las tardes, sin falta, sin distraccion alguna, Fuentes se instalaba frente al ventanal junto a la luz mas clara, a leer, Gide, Pirandello, D-H. Lawrence, Bernal Diaz del Castillo, Borges pero sobre todo Cervantes sobre quien haria un libro mas tarde. Leia de politica y de literatura y sus entusiasmos y sus rechaz os estallaban a la hora de la comida. Decia que la lengua de Cervantes era lengua de quijotes y que la invitacion del Quijote era una invitacion a salir de nosotros mismos. "Trescientos cincuenta millones de hombres y mujeres hablan el castellano ¨se imaginan ustedes? Esa es America! La del sur, la del centro y la del norte. Hemos reconquistado los territorios perdidos", a lo cual Guillermo Haro respondia que jamas regresaria a Estados Unidos a menos que nosotros, los mexicanos, invadieramos Texas. Fuentes afirmaba que no progresabamos porque nuestra imaginacion politica, moral y economica nunca habia estado a la altura de nuestra imaginacion verbal. Guillermo reia y Fernando Benitez peroraba y le contaba historias de Puebla que Fuentes utilizaria despues en Cristobal Nonato. Con un caudal de relatos encantadores, Benitez deleitaba a Fuentes que tomaba un sinfin de notas mentales. Lector lucido, apasionado volvia a sentarse a leer hasta la hora de dormir cuando no salia a Puebla a ver que habia con su cuatito del alma, Victor Flores Olea a quien llamabamos: Negrito Cucurumbe. (A Fuentes yo lo llamaba un poco tontamente: Charlie Fountain pen o tigre petrificado porque de repente en vez de sonreir se quedaba tieso, como esos tigres amarillos y pintitos de juguete con pelos en la nariz). En esos anos hablabamos mucho de Estados Unidos, Guillermo se lamentaba de la ceguera de los politicos mexicanos que no creian que teniamos que hacer nuestra propia ciencia y preferian importarlo todo de Esta dos Unidos, al cabo alla estaba la tecnologia y el know how. Fuentes comprendia su rabia y su angustia y pretendia tranquilizarlo. "No te preocupes, nos necesitan. El mundo del futuro necesita a la America espanola". Hablaba del vigor y de la fecundidad de nuestra cultura, de la tradicion, de la grandeza de las letras, de Octavio Paz, de Mariano Azuela, de Martin Luis Guzman, de Juan Rulfo, de Agustin Yanez, de Rafael F. Munoz, de Alfonso Reyes, de Jose Vasconcelos, de Ramon Lopez Velarde (toda la vi da Fuentes ha sido un gran lector de poesia) a lo que Guillermo Haro respondia con sana: "Todos ustedes pinches literatos, salvo Jose Revueltas, son unas vedettes". .