PAG. 2 SECCION: INF. GRAL. CREDITO: GILBERTO GUEVARA NIEBLA* CABEZA: ¨Que ensenar para el futuro? En 1967, la antropologa Margaret Mead regreso despues de 30 anos a la remota aldea de Tanbunam, sobre el rio Sepik, en Nueva Guinea. Su sorpresa fue mayuscula cuando comprobo el cambio cultural que durante su ausencia habia sufrido la aldea. Las ceremonias habian disminuido, las guerras estaban suprimidas y la casa de los grandes hombres habia sido eliminada. Es cierto que en varios aspectos se conservaba la cultura primitiva: mantenian sus casas de palma originales, pescaban y trabajaban el sagu, pero en otros aquel mundo parecia irreconocible. Cuando los visitantes blancos desembarcaron, lo primero que les dijeron los aborigenes fue: _¨Traen grabadoras o radios? En un instante a Mead se le revelo el fenomeno cultural que identifica a nuestra epoca: en el tiempo transcurrido habia surgido una cultura mundial a traves de la difusion de los medios electronicos de comunicacion; tal cultura se afirmaria mas tarde con la expansion de las redes de television y correo electronico. La nueva cultura mundial circunscribe un entorno comun para todos los hombres, crea una base compartida de intercambio simbolico entre ellos, por ejemplo, entre los aborigenes de Nueva Guinea, los empleados de Nueva York y los trabajadores mexicanos. Su efecto es, tendencialmente, unificador: interrelaciones a seres humanos de distinta cultura, disminuye diferencias entre el campo y la ciudad, atraviesa fronteras nacionales, integra a grupos humanos con distinto nivel de desarrollo economico y pone en igual dad de circunstancias (informativas) a hombres de diversas clases sociales. A traves de los medios de comunicacion modernos, dice Macluhan, el mas aldeano salta a la modernidad y la modernidad, a su vez, entra a la aldea mas alejada. Aunque la globalizacion es, en primer lugar, integracion, en segundo, implica cambio. Los viejos moldes culturales se modifican bajo el impacto decisivo de las nuevas relaciones de intercambio simbolico: los esquemas que guian nuestra accion se derrumban, el pasado deja de ser referencia obligada y en esta vertiginosa mutacion se plantean nuevas interrogantes respecto al futuro. En particular, emergen problemas inopinados para la educacion de las nuevas generaciones. ¨Como educar bajo estas circunstancias cambiantes a nuestros hijos? ¨Que conocimientos debemos transmitirles? ¨Que valores? En su obra Cultura y compromiso. Estudios sobre la ruptura generacional (Gedisa, 1990), Mead dice: "Debemos crear nuevos modelos para que los adultos puedan ensenar a sus hijos no lo que deben aprender sino como deben hacerlo, y no con que deben comprometerse, sino cual es el valor del compromiso? Apenas comenzamos a conocer, dice la autora, los procesos circulares mediante los cuales se desarrolla y transmite la cultura y hoy reconocemos que lo caracteristico del hombre no es tanto el aprendizaje _facultad que comparte con otras especies_ sino la capacidad para ensenar lo que otros hombres han creado y perfeccionado. La antigua educacion, basada en la transmision de padres (o sus delegados, los maestros) a hijos de una cultura que se concebia como inmutable, ha llegado a su ocaso. Ante nosotros surg e la necesidad de que los jovenes aprendan de los jovenes y, junto a esto, que se cultive la parte mas flexible del sistema. Se trata de preparar a los hombres adultos para el autoaprendizaje y para lo que ella llama la trasmision lateral en donde cada miembro de la sociedad transmite hacia los demas lo que acaba de descubrir o inventar, crear o manufacturar. Asi, cada quien aprendera de sus pares y desaparecera la antigua continuidad jerarquica padres-maestros-hijos. Las soluciones, dice Mead, no vendran con mas de lo que ya tenemos: mas ninos en las escuelas, mas horas de estudio, mas matematicas, mas maestros, mas evaluacion, mas inversiones, etcetera. Lo que se requiere es una formula educativa nueva, de otra manera nuestros descendientes se veran desconcertados e indefensos ante un mundo cambiante que les parecera sin sentido. Los aborigenes de Nueva Guinea, los empleados de Nueva York o los trabajadores mexicanos, todos reclaman para el futuro un mundo habitable y coherente para sus hijos. *Profesor e investigador en educacion. .