SECCION: CIUDAD PAGINA: 24 CABEZA: Los mercados: historia y devenir CREDITO: VICTOR M. NAVARRO* ENTRETEXTO: Frutos, plantas, semillas, granos, hierbas, animales; comestibles y productos esenciales del hacer y quehacer diarios, dan un ritmo particular a nuestros mercados Los mercados, el tianguis, el pequeno comercio al igual que muchas otras esferas de nuestra economia nacional se ven en la necesidad de restructurarse y buscar nuevos impulsos para salir adelante. Parte sustancial de la evolucion del pueblo mexicano, organizacion mercantil que subsiste hasta la fecha, folclor, colorido, cuna de los surtidos y el marchanteo, el mercado es un bastion comercial en la vida familiar y tambien una forma de vida. Ahora que estos inmuebles comerciales populares han sido avasallados por centros comerciales, en esta epoca que la corrupcion y la crisis desmantelan nuestra pinge economia, vale la pena recopilar algunos de los textos clasicos sobre nuestros mercados mexicanos. Desde la fundacion de Tenochtitlan hasta la era moderna el comercio tiene mucha historia de donde cortar. Todo pueblo posee una cultura alimenticia particular, la de nuestro continente y en especial la de Mexico presume de exuberancia en variedad de colores y sabores. Y si hablamos de comida y antojitos es indispensable pensar en el mercado, sitio de reunion por excelencia. Este puede ser de diferentes tamanos y apariencias, "van desde el tianguis prehispanico, las trajineras, los parianes, ferias, plazas, baratillos, alhondigas... hasta los mas modernos asumidos como centrales de abasto. Los mercados dan cuent a del uso y costumbre reiterados por permutar, comprar, abastecerse, en fin, por participar colectivamente en una actividad sustantiva y cotidiana. Frutos, plantas, semillas, granos, hierbas, animales; comestibles y productos esenciales del hacer INFORMACION y quehacer diarios, dan un ritmo parros mercados. La actividad comercial en corto entre el marchante y el comprador, el dialogo que permite regatear. Fray Bartolome de las Casas, cronista y evangelizador, escribe en sus memorias Los Indios de Mexico y Nueva Espana: "En todas las ciudades y lugares tienen sus plazas o lugares grandes, publicos, donde hacen sus mercados cada dia. Ordinariamente se hallan en ellos las cosas necesarias, al menos las del mantenimiento, y de cinco a cinco dias son mas generales y mas solemnes en las poblaciones grandes, donde hay de todas las cosas vendibles mayor abundancia. Es tanta la gente que concurre a vender y a comprar que no puede facilmente declararse. Digo que a todas las demas regiones y tierras de estas Indias que yo he visto y oido excedian en muy mas solemnes y generales y comunes mercados y mas concurso y mayor numero de mercaderes los de la Nueva Espana, pero sobre todo los de la ciudad de Mexico..." Y basta una paseada por La Merced, Jamaica, Tepito, Mixcalco, La Lagunilla, Granaditas, para constatar que esta herencia del tianguis y el mercado sigue viva, incandescente. La plaza dominguera con sus alharacas y fiestas, estribillos y cantaletas es muy comun en cualquiera de los barrios urbanos, toda colonia tiene su mercadito para ir a hacer las compras. Tambien Hernan Cortes quedo maravillado y en las Cartas de Relacion habla de esta sorpresa: "Hay en esta ciudad un mercado en que casi cotidianam ente todos los dias hay en el de 30 mil animas arriba, vendiendo y comprando, sin otros muchos mercadillos que hay por la ciudad en partes. En este mercado hay todas cuantas cosas, asi de mantenimiento como de vestido y calzado, que ellos traen y puede haber. Hay joyerias de oro y plata y piedras y de otras joyas de plumaje, tan bien concertado como puede ser en todas las plazas y mercados del mundo. Hay mucha loza de muchas maneras y muy buena y tal como la mejor de Espana. Venden mucha lena y carbon y hie rbas de comer y medicinales. "Hay casas donde lavan las cabezas como barberos y las rapan; hay banos. Finalmente, que entre ellos hay toda manera de buen orden y policia, y es gente de toda razon y concierto, y tal que lo mejor de Africa no se le iguala". La maravilla que han causado los mercados mexicanos entre conquistadores, visitantes y turistas, se ha expresado de diversas formas: lo mismo en la pintura, la fotografia que la literatura y el periodismo. El historiador Mayer Brantz escribio lo siguiente: "Es costumbre entre la mayoria de los vendedores al menudeo el poner sus mercancias en la calle, con lo cual puede uno procurarse alli todo lo necesario para la vida. El aguador os trae agua. El carnicero manda su burro cargado de carne. El indio trae mantequilla, huevos, frutas y verduras; los boteros pescados frescos del lago; y a diario os llegan en bandejas a la puerta dulces y pasteles". Por su parte Mathieu de Fossey escribe para el Paris del siglo pasado: "El mercado en la ciudad de Mexico es verdaderamente esplendido. Alli se ve el mango de carnes amarillo-blanquecinas; la chirimoya que contiene una crema perfumada; los zapotes blancos, negros, amarillos; los chicozapotes, las pasionarias de la hica, los aguacates, las naranjas, los limones, los platanos, los mameyes, las guayabas, las pitayas, los membrillos dulces, las manzanas reineta, las peras gambusinas, los chabacanos, los durazno s, las uvas y las cerezas negras... la magia de la naturaleza se aposenta en los mercados". Sin duda mucha historia y vida tienen nuestros mercados, larga existencia mas le concedan autoridades, delegados, sociedad civil y el dador de la vida que en el comercio florecio y formo imperio. * Periodista. .