SEC. INF. GRAL. PAG. 3 CINTILLO: Ecologia CABEZA: Energia y medio ambiente (II) CREDITO: GABRIEL QUADRI DE LA TORRE Para muchos, todavia, la energia sigue siendo un concepto abstracto (para algunos fundamentalistas del ecologismo, incluso es algo esoterico), sin nexos palpables con la vida cotidiana, el desarrollo, la eficiencia de la economia o el medio ambiente. En contraste y por fortuna, para otros, la energia comienza a asumirse como plano ordendor de la vida economica de la nacion, y como la clave para encontrar caminos de sustentabilidad ecologica a largo plazo. Esto se dice facil pero significa un reto formidable de reflexion, de actitud institucional y de diseno de politicas publicas. Ya hemos comentado en nuestra colaboracion anterior las implicaciones que para el medio ambiente y para las posibilidades del desarrollo sustentable tiene el sumistro y utilizacion de la energia, especialmente, de los energeticos fosiles. No esta por demas reiterarlas en sus tres expresiones: a) los problemas de saturacion de las capacidades de carga de la atmosfera como resumidero de contaminantes, b) el agotamiento, y, c) los impactos ambientales directos asociados a la extraccion, transporte, almacenamie nto, distribucion y procesamiento. Cabe admitir que, independientemente de los instrumentos tecnicos accesibles y aplicables para mitigar los problemas, el control de la demanda de energia debe ser una via fundamental de politica, incrementando la eficiencia energetica de la economia, al producirse un mayor volumen de satisfactores en la agricultura, la industria y los servicios con una relacion menor de energia consumida. Un concepto cardinal en estas reflexiones es la intensidad energetica, que representa la cantidad de energia utilizada por unidad de proceso o actividad economica (como reciproco de la eficiencia). La evolucion de la intensidad energetica depende de factores como: cambios intersectoriales (por ejemplo, en la composicion de la actividad industrial); cambios dentro de ramas de actividad economica (intrasectoriales), por ejemplo predominio del transporte automotor o del ferrocarril en el sector transporte; y, cambios en las propias empresas, procesos o actividades por modificaciones de la tecnologia y equipos, mantenimiento y tipo de energeticos. Aunque estos cambios dependen de variaciones en la estructura de precios relativos, progreso tecnologico a largo plazo, y, programas y politicas explicitas de conservacion energetica, se sabe que los precios relativos representan la fuerza mas poderosa para inducir modificaciones en la intensidad energetica de la economia en su conjunto o de sectores especificos. Estas politicas de cambios en los precios relativos, u otras orientadas a lograr una mayor eficiencia energetica, pueden aplicarse en diferentes puntos o momentos de la cadena que va desde la extraccion o explotacion y transformacion de energeticos hasta su utilizacion final. En otras palabras, puede hablarse de politicas corriente arriba aplicadas en los productores y generadores; intermedias, aplicadas en los productores de equipo y disenadores de tecnologias; y, corriente abajo en el consumo o utilizacio n final de los energeticos (usuarios domesticos, usuarios industriales, automovilistas, etcetera.) La experiencia en otras naciones nos habla de que existe un amplio margen para lograr niveles de eficiencia energetica cada vez mas elevados. Por ejemplo, el consumo final de energia per capita declino mas del 15 por ciento en Estados Unidos entre 1973 y 1988. En este mismo pais y en Europa Occidental la intensidad energetica de la economia se abatio 28 por ciento, mientras que en le Japon lo hizo el 15 por ciento; por su lado, la intensidad en el uso de combustibles se redujo entre 36 y 43 por ciento en es tos mismos paises. Cabe senalar que estos logros se han obtenido a pesar de un incremento significativo en la utilizacion de vehiculos automotores en el sector transporte. La demanda de movilizacion, medida por pasajero-kilometro crecio mas del 40 por ciento en ese mismo periodo en Europa, Japon y Estados Unidos. El aumento en las distancias recorridas, y en el numero de vehiculos, y el abatamiento en los indices de ocupacion, neutralizaron y compensaron con creces las tendencias hacia una menor intensidad energetica por vehiculo, que resulto de la elevacion en los precios reales de los combustibles a partir de 1973. Esto debe de representar una ensenanza insoslayable para Mexico, sobre todo en lo que respecta al combate a la contaminacion atmosferica: aunque aumente la eficiencia energetica y se reduzca la emision de contaminantes en cada automovil, el incremento de movilizacion privada en vehiculos automotores tiende a compensar con creces tales logros. En todos los casos queda bastante claro que los paises en que se han observado los mayores saltos en favor de la eficiencia energetica (menor intensidad), han sido aquellos en donde los precios reales de los energeticos se han incrementado de manera mas acentuada. Incluso, se comenta, no sin ironia, que los grandes logros en materia de control de emisiones y calidad del aire en Estados Unidos, a finales de los 70 y principios de los 80, pueden adjudicarse mas a la OPEP que a la EPA (en referencia al embargo petrolero que hizo dispararse a los precios del crudo). La variacion brusca y permanente al alza en los precios de los combustibles en ciertos paises industrializados ha traido como consecuencia afortunada, como cualquier libro de texto elemental de economia lo podria preveer (no sin cierta histeria transitoria), respuestas profundas de ajuste tecnologico y estructural en las economias en favor de una menor intensidad energetica y una mayor eficiencia. Los paises que en los 70 y 80 optaron por aislarse rel ativamente del choque petrolero y del alza descomunal de los precios de energeticos (como Mexico), han pagado a largo plazo una cuota mucho mayor por ineficiencia, baja competitividad e impactos ambientales. Siempre es oportuno acompanar este comentario en favor de precios golpe, lo que evitaria una presion alcista permanente. Quedarian, obviamente, por superarse los problemas de expectativas inflacionarias subjetivas, y conflictos de opinion publica, mismos que podrian atenderse a traves de una discusion colectiva informada y racional. .