SEC. INF. GRAL. PAG. 6 CINTILLO: Razones CABEZA: PRI-PAN: lejos del mundanal ruido CREDITO: JORGE FERNANDEZ MENENDEZ Existen tres o cuatro escenarios posibles para los dias posteriores al 21 de agosto cuyo desenlace marcara, sin duda, las posibilidades de evolucion de Mexico en los proximos anos. Pero incluso, en ese marco de posibilidades diversas, existe un componente que parece ineludible: la posibilidad de un acuerdo global entre el PRI y el PAN para avanzar en lo que ayer denominabamos la construccion de un nuevo sistema politico. Aclaremos. Ese componente basico de cualquier escenario futuro solo puede partir de una premisa: las elecciones del proximo dia 21 deben ser escrupulosamente limpias, de forma tal que por lo menos la gran mayoria de las fuerzas politicas acepte sus resultados. Sin esa premisa, el unico escenario posible para el futuro seria de crisis. Sin embargo, todo indica que la eleccion cumplira con esos principios: los diferentes pactos acordados entre los partidos y el gobierno, entre autoridades municipales y federales, pero sobre todo las reformas y la ciudadanizacion del proceso y los organismos electorales (sumado a la existencia de un padron confiable) permiten sostener expectativas muy favorables. Lo cierto es que dada esa condicion, se presenta, en forma casi automatica, la posibilidad de un amplio acuerdo entre el PRI y el PAN. Al respecto mucho se ha especulado: el punto contenido en el pacto de civilidad firmado por ocho de los partidos (y respaldado por sectores muy importantes de la sociedad civil) respecto a que cualquiera que sea el triunfador integrara a su gabinete a los mexicanos mas calificados sin hacer hincapie en su militancia politica, ha reabierto esas especulaciones. En los hechos la vision mas difundida es que si los resultados son como se espera, o sea con una mayoria cercana al 50 por ciento para Zedillo y con aproximadamente 30 por ciento de los votos para Diego, por primera vez un presidente priista integraria en su gabinete a miembros de un partido de la oposicion, en este caso el PAN y quizas otros. La solucion luce, sin lugar a dudas, espectacular, pero no parece la mas apropiada en terminos de un verdadero esfuerzo democratizador, especialmente si todo se limita a una division de cuotas de poder. Al contrario, muy probablemente seria contraproducente, porque se podria correr el serio riesgo de dividir en parcelas incomunicadas al gobierno federal. Imaginemonos, por ejemplo la posibilidad (bien real) de que el PAN acceda al mando de la PGR, como algunos panistas han propuesto en muchas oportunidades con el fin de garantizar, desde su punto de vista, una escrupulosa aplicacion de la justicia. No dudo, los conozco, que el PAN cuenta con un equipo de abogados de la mayor categoria, pero ello no implica que su desempeno en un gobierno de cohabitacion pueda ser satisfactorio: cualquier gobierno, mas cuando existe una cultura politica democratica no demasiado solida en varios segmentos sociales, estaria deseoso de entregarle a sus adversarios una de las posiciones mas complejas de la administracion publica. En este sexenio ha habido cinco procuradores generales de la Republica: es una posicion con un desgaste enorme. ¨Ayudaria a la profundizacion de nuestra vida democratica que ese desgaste lo sufra un representante de la oposicion en la administracion central y que su permanencia o salida de esa responsabilidad dependiera, por lo menos en la percepcion publica, de una negociacion politica y no de sus resultados? Lo mismo ocurriria incluso en otras posiciones y en otros ambitos: por ejemplo, una cosa es que determinados sindicatos estatales refrenen sus demandas por una bien o mal entendida lealtad a su partido y otra que lo hagan con un secretario de estado perteneciente a la oposicion. Pero todos estos pueden ser aspectos solucionables en los marcos de la negociacion politica. Lo que podria ser un costo mucho mas pesado, es la perdida de la diferenciacion de las opciones en una sociedad en la cual, deciamos, la cultura politica democratica aun no ha arraigado firmemente en todos sus sectores. Con una salida de ese tipo se corre el riesgo de que la sociedad termine por alejarse definitivamente de los partidos pensando que todos son uno y lo mismo, una idea que no es ajena a la percepcion de muchos sectores: de alli el exito parcial logrado por movimientos extrapartidarios como los zapatistas. En esta etapa de la transicion, ese costo seria francamente alto y en lugar de fortalecer la percepcion de que el acuerdo y la negociacion son la via para avanzar en la democratizacion, podria ocasionar el efecto contrario: que, ante la aparente uniformidad de los partidos las expresiones de descontento se canalicen por vias no partidarias. ¨Como desarrollar entonces esos acuerdos entrePRI y PAN e incluso entre cualquiera de los diferentes partidos y el que este en el poder? No descarto la adjudicacion de algunas posiciones en el gobierno central a las oposiciones o a ciudadanos independientes, pero el acuerdo interpartidario debe establecerse en tres niveles: el parlamentario, en el acceso imparcial y equilibrado a los medios de comunicacion y a otros entes publicos y en lo que podriamos llamar las reglas de juego. El punto central pudiera ser el ultimo: si bien hemos tenido una profunda reforma politica y electoral en estos anos y sobre todo en estos ultimos meses, aun falta mucho por hacer, sobre todo reformar en profundidad la legislacion y las practicas politicas y electorales en la mayoria de los estados. Hay estados, como Puebla, que al momento de la ultima eleccion estatal tenian, y creo que aun mantienen, leyes electorales que son anteriores a la reforma politica iniciada en 1979 por don Jesus Reyes Heroles. Preguntemonos si una legislacion de ese tipo, aunque la eleccion local se cinera estrictamente a la ley, puede garantizar unos comicios de verdad imparciales y justos. Alli es donde se debe avanzar sobre todo y, si nuestra informacion es correcta hacia donde se estan dirigiendo algunas de las platicas que, de partido a partido, estan sosteniendo dirigentes del PRI y el PAN y de algunos de los partidos menores de oposicion. En todo caso la disyuntiva es si se disputan espacios de poder como concesiones del propio poder (con lo cual los verdaderos contenidos democraticos se distorsionarian radicalmente) o si se privilegia la tesis, mucho mas sana social y politicamente, de establecer mas firmemente las condiciones para una disputa democratica de esos espacios en condiciones de plena equidad, especialmente en los mas alejados de las areas de control de gobierno central. Esta segunda opcion es la que estan explorando algunos di rigentes partidarios, lejos del mundanal ruido de las campanas electorales... pero con los ojos puestos en estas. .