SECCION ESPECTACULOS PAG. 40 BALAZO: Sacudiendo Texas. CABEZA: Soundgarden en concierto: un ciclon venido de Seattle. CREDITO: OSCAR SARQUIZ F. Houston, Texas.- No hay duda: solo la antes tradicionalista PolyGram esta militantemente dispuesta a jugarsela con las cartas nuevas del rock noventero. Mientras las otras trasnacionales continuan apostandole frijolitos a los monstruos sagrados no por jurasicos menos valedores, pero -afrontemoslo- magros en sorpresas y el peligro que (Perry Farrell dixit) amenaza desaparecer de la comercializadisima escena rockera. Tal es la razon de los largos periplos que en la interminable area urbana de Houston venimos describiendo en un camion repleto de abigarrado contingente de medieros mexicanos convocados a la envidiable oportunidad de atestiguar un concierto de Soundgarden, el ultimo de los pioneros del tal cacareado grunge de Seattle en llegar a las ligas mayores, y el mas espectacular con el debut de su reciente album Superunknown en el No. 1 de las listas. Presumible trabajo de marketing aparte, la grabacion en cuestion es un disfrutablemente amplio testimonio de madurez de una banda que lleva una decada en gesta cion cuyos tres ultimos fonogramas en la antano independiente etiqueta A&M (que los adquirio a su celebre alma mater Sub Pop, la mas caliente de Seattle) han sido progresivamente grandes zancadas hacia la cima desde donde hoy contemplan con explicito disgusto el estado de la musica, la industria y el mundo en general. No han invertido, pues, mucha de la energia que luego rebosaran en escena en seducir la prensa de nuestro pais vecino al que ni por asomo han planeado visitar, para gran desaire de algunos colegas; pero si uno contaba de antemano con los perfiles del guitarrista Kim Thayil (paranoico confeso, y elocuente vituperador de los escribas rockeros cuarentones como yo), el bajista Ben Shepherd (un punk hostil que aprendio a tocar el bajo tras ingresar al grupo, y preferiria no ser mencionado en resena alguna), el c antante y guitarrista Chris Cornell (figura fontal empachada de la adulacion e incomprension de los medios que a fuerza de insistir en su parecido fisico con la etiqueta del ron Capitan Morgan ha optado por tuzarse la rizada melena y ostentar su profundo tedio con los ritos promocionales) y el baterista Matt Cameron (chavo esencialmente buena onda harto de ser descrito asi), no habia mucho que esperar de la entrevista (que a la postre resulto mas cooperativa, interesante y hasta soprendente de lo que la sum a de los factores anteriores arrojaba por saldo). En cambio, su primer concierto en dos anos en la hoy celebrante cuna del programa espacial gringo (paso pequeno para la humanidad, taxi carisimo para cualquiera que intente desplazarse por ella) tenia que estar a la altura de la enorme atencion que este cuarteto de reticentes ermitanos ha estado recibiendo de los medios internacionales a los que indiscriminadamente han frustrado por anos. Reticentes monarcas del rock actual, incomodos con el tratamiento de producto al que han visto sometidos a sus cuates Ni rvana y Pearl Jam, son muy reacios a admitir a nadie a su hermetico e inescrutable circulo; sin embargo -los ultimos seran los sinceros- se han mostrado mucho mas accesibles con quienes mas tardamos en entrevistarlos apenas una hora antes de encarar publico del estado de la Estrella Solitaria por primera vez en dos anos. El enorme coso rectangular, sede de hockey y basquet cuando no rock, no esta repleto, pero la etiqueta sartoria "alternativa" (i.e. todo se vale) del numeroso publico, aunada a la generosidad carnal de las texanas es suficientemente espectacular para mantener a la mayoria del contingente periodistico/ televisivo/ radial mexica felizmente apoyado en los muros exteriores mientras tocan los australianos You Am I y los furibundos representantes de casa, Reverend Horton Heat un delirante trio de Psychobilly que merece comentario aparte. El arribo de los estelares al escenario se anuncia al fin entre alaridos de expectacion con un video sicodeliconirico donde un nino en bicicleta recorre peligros y maravillas igualmente fantasmagoricos mientra se agotan las arenas de una clepsidra que un demonio sonriente habilita, cuenta regresiva para el grupo que tomo su nombre de una escultura tubular que se yergue aun en la ciudad que los vio confluir y decantarse en sucesivos cambios de seccion ritmica hasta la presente y exitosa alineacion. Soundgarden abre la noche arrojando el guante iconoclasta "Jesus Christ Pose": frente a tangenciales proyecciones que los acompanaran toda la noche entre iluminacion moderadamente fluroscente y solo complementaria a su musica, Cornell se autocrucifica pitorreandose de los falsos Mesias que confirman nuestra era preapocaliptica. No en balde comparado con el inimitable Robert Plant: su caudalosa voz sube y baja las octavas sin asomo del vertigo ni la fatiga sobre la que poco antes le interrogabamos, y Cameron redobla speed con facilidad de uno entre muchos recursos desarrollados desde que debuto como mero marcapasos. Cornell, perfecto antiheroe rockero con su atuendo cholo de pelo corto, pantalon negro informe, camiseta blanca de tirantes y paliacate rojo colgandole del bolsillo trasero, acabara asombrandonos con su inesperadamente vasto talento conforme van corriendo las intensas dos horas y media que el cuarteto mantuvo enloquecidos a los 5 o 6 mil texanos felizmente humillados por estos triunfantes nortenos. Mucho mas que otro potente chillon ante musicos, alterna una envidiable coleccion de anejas liras Gretsch Falc on de coleccion que ocasionalmente deja caer al piso como bachichas y un par de Fender Jazzmasters -en afinacion abierta que no alcanzamos a descifrar-, tan apto y potente que sostiene la tension por si solo, rasgueandolas mientras ruge melancolico, lejos los dias de baterista de donde salto al frente a convertirse en motivo de que en el turbulento (no violento) slam de la fosa de mosh frente al escenario hay abundantes chavas dejandose manipular golosamente por quienes las pasan de mano en mano, alguna con el brassiere amarrado en el pantalon "para no perderlo". (Irresistible atractivo de lo inalcanzable: Chris esta felizmente casado con la manager Susan Silver, y el grupo es famoso por su esquivez con groupies a las que inteligentemente desprecian). El esquivo indoamericano Kim Thayil (cuya grena patilluda evoca en algunos al enterrador del rock Victor Roura, aunque recuerde mas su mirada tiroidea al "Ojon" Jaso) esta harto de comparaciones con Black Sabbath, pero su inventiva pulcritud y sus deliberadas actitudes heroicas remiten a Tony Jommi y a sus idolos infantiles Kiss; sin embargo, la destreza con que produce escalas vagamente remitentes a sus ancestros orientales con su admirable coleccion de Guilds S-1 y la ocasional Les Paul Custom o Firebird carmesi es totalmente suya, encrucijada entre metal y sicodelia que ha logrado delimitar como suya. Tomando el cornilargo por los apendices, los Jardineros Sonoros le revientan de inmediato el sencillo "Spoonman" a los fans incidentales, y tras desbordar las ansias con el ritmico requisito recatalogan poco material de sus previos Louder than Love y Badmotorfinger. El enfasis es sobre su nuevo material: el decidido abandono fatal de "Let Me Drown", los ecos sicodelicos y Sabbathiano largo funebre de "Limo Wr eck", el contraste entre los armonicos con que Chris inicia "The Day I Tried to Live" en lo mas alto del diapason de su Fender Jazzmaster y el reptante bajo Precision que Ben arrastra por el escenario al mejor reptiliano estilo punk/Simonon/Clash mientras navegan 5/4 en "My Wave", el efectivamente sorprendente riff inicial disonante de "She Likes Surprises" y el ocasional trio instrumental cuando Cornell se desarma de su lira para presidir con raida melodia Vedderiana -evidentemente mas sello regional que c reacion propia del popular vocalista Eddie de Pearl Jam- el trio instrumental en la veterana "Uncovered". Irresistiblemente hipnotizante, "Black Hole Sun", actual sencillo y delirante video, suena ya clasico de la sicodelia reciclada. Soundgarden esta muy lejos ya de emular servilmente a sus influencias formativas; merece y reclama su lugar propio, y la banda enardecida de sus fans que se agita frente al escenario emitiendo gritos surenos tras cada rola parece dispuesta a abrirselos por la fuerza. En el vertice final de la invitacion a saltar afectuosamente al arcano, "Superunknown", Shepherd se entrega kamikaz e a la fuerza centrifuga, giratorio derviche que arroja su bajo rojo con ejemplar y alarmante abandono mientras la pantalla trasera proyecta un mudo articulo de fe: solo manos ¨divinas? protegen al pequeno y nuboso planeta azul. Lejos del aburrido troquel esterotipico que troco en instantaneos fosiles a los metaleros con que antes se les confundia, Soundgarden juegan imaginativamente con los ritmos cuasitelepaticamente solidificados por anos de ruta. La voz de Cornell es un verdadero prodigio que no desmerece -oid, oid!- ante la absurda comparacion con tres tenores que oi la semana pasada. Sus constantes (no ocasionales) do de pecho trascienden hasta las comparaciones con Plant en pieza tan orientalmente evocativa como "Half", y su talento musical brilla tambien cuando rasguea solo en escena una Hamer anaranjada de misteriosa afinacion al principio de la onirica pieza. Y sigue la banda dando: la funebre "Fell On Black Days", otra viejita no identificada cuyos 6/8 evocan a Grand Funk; el ominoso himno a la violenta crisis explosiva de un homicida trabajador postal "Mailman"; el furiosamente veloz pedido de apoyo "Kickstand", que Shepherd toca parcialmente con el bajo tras la cabeza mientras Cornell arenga al torbellino slamero desde arriba de los monitores. Como lo vienen haciendo desde el suicidio de su amigo Chris Cobain, concluyen oficialmente a las dos horas con "Like A Suicide", pero mas tardan en meterse que en volver a salir. Esta es una banda automotivada, y el publico, feliz con la media hora de energia adicional que recibe. Tras el postrer solo de Cameron, ha quedado indeleblemente claro que Soundgarden es mucho mas que un importante proyecto fonografico internacional. Son por mucho una de las mejores bandas de la actualidad .