SECCION ESPECTACULOS PAG. 41 BALAZO: PRIMERA Y REVERSA CABEZA: Rollo e imagen: el rock en la fotografia/I CREDITO: SERGIO MONSALVO C. La situacion actual de los fotografos del rock es patetica. Cada vez mas. Escoltados por los intimidantes gestos y maneras de los esbirros de la "seguridad", penetran hasta las primeras filas de los foros. Ahi se plantan, tapando la vision a un publico molesto, que pago por entrar. Todos apuntan la lente hacia el mismo blanco y con el mismo angulo, en forma inclinada hacia arriba, para retratar a un artista aun frio. Cuando las cosas apenas comienzan a ponerse emocionantes, mas o menos despues de la tercera pieza, llegan los de seguridad y los sacan de nueva cuenta. El publico y el artista quedan nuevamente a solas. Antes era distinto. Entonces los fotografos estorbaban durante todo el concierto. Ahora cualquier grupo musical de aficionados cuida su imagen a rajatabla. En los conciertos de estadio, si tiene suerte, se le permite al fotografo colocar su telefoto a 50 metros de distancia. Patetico. Solo algunos han hablado de estas cortapisas a la creatividad, aunque el hecho contradiga la imagen deseada por la estrella. Misma que sabe del poder transformador del medio. La fotografia es una especie de automatizacion que elimina los procedimientos sintacticos de la escritura y alinea el mundo pictorico reflejando de manera automatica, como en un espejo, una imagen exactamente repetible. Decir que "la camara no miente" es subrayar los multiples enganos que hoy se practican en su nombre. El universo de la fotografia ha pasado a ser sinonimo de ilusion y fantasia, convirtiendolo todo en lo que James Joyce llamo "sustitucion de la realidad con un rollo". Cuando una luminaria internacional llega a cualquier parte del mundo convoca a la prensa grafica y le dan cinco minutos. Apenas el tiempo suficiente para acomodar el instrumental y apretar una vez el obturador. Luego a guardar todo y fuera. ĻUn reto? Quiza. Ello habla de la fugacidad de un instante que puede ser captado unicamente en ese momento; si no, se pierde. Es la impotencia de todo fotografo en su carrera sin esperanzas detras de lo real. El elemento central del trabajo fotografico es la fraccion de segundo durante la cual se produce la colision entre el flujo de la realidad y la experiencia de quien lleva a cabo este oficio, acumulada tal vez durante anos para poder, en ese instante de confrontacion directa, dominar, controlar y ordenar esa realidad: el momento decisivo. Seria increible pensar que con todos estos obstaculos una coleccion de fotografias pueda resultar placentera. Las fotos de artistas del medio rockero son hasta la fecha las fotos de consumo por excelencia. La camara tiende a convertir a las personas en cosas, y la fotografia prolonga y multiplica la imagen hasta darle las proporciones de una mercancia producida en serie. Las estrellas del rock, como idolos populares, llegan al dominio publico por conducto de la fotografia. Se les puede comprar, estrechar y manosear facilmente. Se publican en un periodico o en una revista al entrar el artista en cuestion a sus "quin ce minutos de fama", y con el desaparecen. El caracter incidental de la mayoria de los retratos, sobre todo de los tomados en serie durante los conciertos, es evidente. Sin embargo, el medio guarda muchas sorpresas y variaciones. Es cierto que la mayoria de las fotos de este tipo son superficiales, serviles ante la imagen del artista, de la mania o la moda del momento, para satisfacer solo las expectativas. La fotografia y su consecuencia devuelven el gesto a la memoria humana para registrar experiencias, tanto de caracter fisico como del psiquico, individual o colectivo. Sin embargo, tambien hay otras imagenes, las que con base en impresiones efimeras invitan a un viaje a traves del tiempo. Para seleccionarlas hay que atender a tres consideraciones: la calidad de la foto, la importancia del artista retratado y la representatividad de la obra con respecto a su epoca. Es raro encontrar retratos reveladores, pero existen las excepciones. Arrojando luz sobre un momento importante o sobre un aleteo casi imperceptible del alma humana, el fotografo debe mantener la realidad a dist ancia, evitando enredarse en sus accidentes para, a la larga, zambullirse en brazos de lo real. En eso consiste su tarea. Tal es el caso de la fotografa Linda Eastman, ahora casi olvidada, injustamente, en este oficio debido a la pesima decision de convertirse en tecladista y corista de su esposo Paul McCartney. Sus imagenes de los anos sesenta en el libro Sixties, Portait of an Era (Reed International Books Ltd., 1992; distribuido en Mexico por la Feria del Disco), se contemplan como un reportaje sobre la escena musical que en muchos casos ha resultado tragica y victimaria. .