SECCION ESPECTACULOS PAG. 50 BALAZO: J.M. COETZEE CABEZA: Dostoievsky, el maestro de San Petersburgo CREDITO: Jose Luis Duran King Lanzada en el otono de 1869, la novela de J.M. Coetzee rescata un episodio en la vida de un gran novelista ruso. Viajando con un pasaporte falso desde Dresden, su lugar de exilio, Fiedor Mikhailovich Dostoievsky llega a San Petersburgo para una mision puramente melancolica. Ahi recupera los papeles y los articulos personales de su hijastro muerto, Pavel. Al visitar el sordido apartamento donde Pavel ha estado alojado, el escritor se siente orillado a permanecer en ese lugar, abatido por la pena y confundido por las circunstancias que rodearon a la muerte de su amado hijastro. ¨Se suicido o fue asesinado por la policia zarista, que sospechaba de Pavel, con buenas razones, de conducta sediciosa? Coetzee plantea un misterio altamente seductor en las primeras 50 paginas, aunque posteriormente su ambiciosa propuesta da la apariencia de perderse en la cantidad de datos. El maestro de Petersburgo es un estudio sombrio sobre la responsabilidad moral y el impulso creativo, enfocado en la disyuntiva entre lo que un escritor puede ver y lo que puede retratar, o elige retratar. Dostoievsky es visto como un hombre vacilante, agotado, que lucha por no enfermarse cuando recorre las escualidas calles de San Petersburgo en busca de pistas. Algunas de esas pistas, el sospecha, estan enterradas en los corazones de la patrona de Pavel y su hija Matryona, quien considera al escritor como un intruso: frente a ella, "el sumamente cuidadoso de que sus ropas no empiecen a oler, que su piel se vea seca y escamosa, que sus placas dentales no chasqueen cuando habla". Tambien lo atribulan las hemo rroides. La puntillosidad de Coetzee para las emanaciones fisicas es sorprendente, particularmente cuando se refiere a los aromas: aromas de canos, de yeso humedo, de ladrillos mojados o, peor aun, olores a "pescados podridos", asi como a "basura amontonada en los retretes". Sin embargo, todas estas emanaciones parecen esconder algo mas siniestro, algo que puede resistir todo tipo de investigacion: el olor del alma corrompida. Aqui es donde Coetzee aplica un par de aguijonazos. Primero atestiguamos al famelico mariposon, que convence a Ana, la patrona, para llevarsela a la cama, traicionando, asi, a su joven esposa que lo espera en Dresden. Pero su conciencia es asaltada por un personaje mas piadoso que el. Es Nechaev, un activista revolucionario, ideologo y azote de las autoridades zaristas; fue su carismatico encanto el que orillo a Pavel a unirse a la lucha subterranea y, quiza, al sacrificio de su vida. Nechaev, descrito como el "lider de una tropa de cerdos", se mofa de Dostoievsky, al que describe como "un viejo caballerango en el fin de su vida", que vive como un parasito de las desgracias de otros. Coetzee dramatiza su propio conflicto en un largo intercambio de penas; conspirador y novelista lucha cada quien en sotanos oscuros atestiguando el ir y venir de San Petersburgo. ¨Como un escritor puede sentarse mientras una nacion sufre? Nechav le responde. "¨No es tiempo de que compartas la existencia de los oprimidos en lugar de quedarte en casa a escribir sobre ellos y a contar tu dinero?" Rechazando a lo que el considera un fanatismo juvenil, Dostoievsky presta oidos a otra voz detras de el: la voz de Pavel. Esta es la antipatia central en el El maestro de Petersburgo; no, como parece, el conflicto entre la anarquia y el gobierno, sino el conflicto entre padre e hijo. El padre de Dostoievsky fue, se transpira, un tirano odiado por sus trabajadores; ahora, hurgando en los papeles personales de su hijastro Pavel, es forzado a reconocer cuan separado estaba de Pavel. Sus propias parsimonia y melancolia fueron la chispa del resentimiento del muchacho. Fue necesaria la cruda demagogia politica de Nechaev para encend er la flama en Pavel. La odiosa imagen del padre canibalizante es dramaticamente revertida cuando Nechaev advierte: "Cuando ellos te miran, ¨sabes lo que esos ojos infantiles ven?". La novela de Coetzee es un desfile de imagenes de posesion, de medidas, de conceptos desesperados y finales violentos. Esta compuesta con gran elegacia y sentimiento, lo cual obliga al lector a preguntarse por que no la disfrutamos mas. La respuesta quiza pueda ser la siguiente: la escritura es impecable, pero actualmente se siente lenta. Asimismo, el libro en cuestion nunca cambia de tono, un tono siempre melancolico, mas apropiado para una novela preocupada por la muerte. Hay pocas oportunidades para la a legria. Es cierto que su contexto historico es el San Petersburgo del siglo XIX, pero de repente uno desea que Coetzee aceptara, aunque se trate del autor de Crimen y castigo, que Dostoievsky tambien sabia reir. .