SECCION CIUDAD PAG. 16 BALAZO: SIETE MIL PEPENADORES EN EL TIRADERO DE SANTA CATARINA CABEZA: Dona Guille, duena y senora de la basura, al mes gana N$22,500 por solo vender botes viejos CREDITOS: Descalzo y sentado sobre un carrito tipo avalancha construido artesanalmente con pedazos de madera, Abundio Gutierrez, levanto la mirada para observar dos cuerpos que enfoca en contrapicada y que parecen enormes. Para responder alza la cabeza protegida por un sombrero cafe de fieltro, sus ojos se disparan hacia grandes montes de latas y fierro e insiste. -Toda la lata que llega en los trailers, camiones y carretas es para dona Guille. Se refiere a Guillermina de la Torre. Ama, duena y senora del Basurero de Santa Catarina. Todo lo que ahi pasa, ella y sus hermanos: Carlos, Eduardo y Enrique, lo deciden. Duenos de almas, cuerpos y vida de sus pepenadores. Pues si estos no guardan la disciplina, simplemente caen de su gracia y tienen que buscar lugar en otro lado. La maxima ganancia que genera la basura es para ellos; como siempre ha sido. El corporativismo que no cesa. El hedor que produce la basura putrefacta sube al cielo azul. Se mete a la nariz, al estomago, a la lengua. Solo los pepenadores no lo sienten. La basura pestilente. Son los desechos de la ciudad. Aqui en Santa Catarina se localiza la cuarta parte de las casi 19 mil toneladas que diarimente se generan en la Zona Metropolitana de la Ciudad de Mexico. La entrada al basurero esta vedada. -Aqui ningun extrano puede pasar!, es la orden de Carlos de la Torre. Lastima. Es una orden ex temporanea. Los extranos ya han recorrido todo el basurero. Y entraron por lapuerta principal. Segun el estudioso del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM, Hector Castillo Berthier, en el Distrito Federal se localizan tres sitios de disposicion final ubicados en el nororiente, poniente y oriente de la ciudad donde se concentran el 86 por ciento de los residuos generados. El primero, considerado como relleno sanitario denominado tambien Bordo Poniente, se localiza en la zona federal del ex-Lago de Texcoco con una superficie de 150 hectareas y una recepcion de basura de 4 mil 950 toneladas al dia. Mismo que esta dividido en cinco fracciones, o mejor, bajo control de cinco lideres. El otro, Prados de la Montana, ubicado en la zona Poniente, tiene una superficie de 30 hectareas y recibe 2 mil 100 toneladas al dia de residuos solidos. Sin embargo, la vida util de este esta casi por terminar. El ultimo, el de Santa Catarina, ubicado en la zona oriente, tiene una recepcion de 2 mil 700 toneladas al dia. La caracteristica de este es que al lugar llega basura tanto de las delegaciones cercanas como de los municipios del Estado de Mexico, entre ellos Los Reyes, la Paz; Ixtapaluca, Chalco y Chimalhuacan. Al igual que el anterior su fase de extincion esta muy cerca. Santa Catarina es un reflejo de la actividad consumista que se desarrolla en la gran ciudad. Lo que no sirve o que se cree que es asi, va a parar ahi y a los otros tiraderos existentes; tan solo en el Estado de Mexico existen otros 17 basureros. Pero no, la basura es fuente de riqueza para muchos, principalmente para los lideres que los controlan. Para ellos la basura no es basura, es dinero, mucho dinero. El tiradero es una planicie hedionda. Un sabor amargo se clava en la punta de la lengua y no lo abandona a uno ni despues de haber salido del lugar. Los pies pisan la basura revuelta con tierra, con excremento, con comida putrefacta, con animales muertos, con lodo. Atravesamos el basurero, unas maquinas trabajan en la pesada actividad de lograr la horizontalidad del suelo. La pestilencia esta de placemes, no cesa. La tierra tiene una especie de surcos, son las huellas que van dejando las llantas de la maquina que revuelve todo. Aqui y alla se observan algunos montones de basura casi recien llegada; en uno de esos encontramos a Abel y Jose, son dos ninos de 10 y 12 anos que se dedican, segun dicen, a buscar relojes en la basura. Abajo de ellos y de nosotros corre la autopista Mexico-Puebla; enfrente se ven formaditas las aproximadamente 200 casas de concreto de los pepenadores, aunque es algo mas digno que en otros tiempos, las mismas tienen apariencia de celdas o de internado; abajo de estas y hacia el sur estan la escuela primaria y los juegos infantiles. Solos. Pareciera ser que no hay ninos. Pero si, ellos estan trabajando. En este pais nuestro donde aun existen derechos para los ninos, pero como si no los hubiera. Atras de nosotros se alza el Cerro La Caldera. A nuesto alrededor, los pepenadores hunden sus cuerpos en la basura; en una mano cargan la bolsa y con la otra escarban y escarban. La riqueza de la basura o la basura con su riqueza se da asi. Solo es una muestra. Sin embargo, esa muestra no debe ser conocida por los demas: los intrusos. -¨Que buscan aqui, que se les ofrece, que no saben que no pueden estar aqui?, nos interrogan dos empleados que dicen servir al DDF. -Vayanse de aqui y agradezcan que los vimos nosotros, porque si hubiera sido la gente de dona Guille, ellos no los hubieran sacado de buena manera, amenazan los dos trabajadores, mientras nos escoltan hacia abajo. Un empleado lanza silvidos a otros companeros, quienes nos observan y vigilan nuestro caminar hacia el exterior del basurero. En dicho basurero de caracter federal laboran permanentemente unidades de recoleccion de basura del DDF y de algunos ayuntamientos del Estado de Mexico. No obstante, estas son utilizadas para el negocio particular de la familia De la Torre, ya que entregan los desechos seleccionados y previamente pesados a las diferentes empresas compradoras de los mismos. O tambien, todos los dias llegan unidades de limpia y transporte, trailers, camiones de volteo y camionetas donde los compradores se llevan la basura sel eccionada. El kilo de bote y bronce vale 2.5 nuevos pesos y diariamente salen toneladas de lata separadas en pacas de 300 kilos. Otros precios son el kilo de cobre a cinco nuevos pesos y el de fierro lo pagan a l.80. El producto economico de este ultimo es para Carlos, el hermano de Guille. En una bodega se reunen todos los pepenadores. En sus rostros de mejillas resecas y quemadas por el sol del mediodia, corre el sudor. Cada uno de ellos trata de separar sus bultos, pacas y montones de desechos listos para vender. En forma ordenada van pesando sus productos y cada uno muestra un rostro diferente al verificar el peso. Parece que algunos pretendian ganar un poco mas, tal vez calcularon mal. Otros mas parecen satisfechos. Todos reciben su dinero y uno a uno se van hacia lo alto del basurero o h acia su casa. La familia De la Torre emplea trabajadores a quienes les pagan 120 a 150 nuevos pesos semanales por separar, comprimir y transportar desechos como vidrio, carton, bote, fierro, cobre, bronce y plastico. Atras de Abundio se observan los muros de piedra negra que conforman cuartos sin ventanas, por lo tanto sin ventilacion. Solo una pequena puerta de fierro permite la entrada de un poco de luz y aire. Son algunas viviendas de empleados que trabajan para Carlos, Eduardo, Enrique y Guillermina de La Torre. Aqui vivimos bien, no pagamos luz, ni renta, ni nada. Los que pepenamos sacamos de 500 a 600 nuevos pesos a la semana y los trabajadores de Carlos y Guillermina algunos centavos mas porque los dejan escoger desechos despues de su faena. ¨Y les gusta vivir aqui? Si. Aqui no hay marihuanos, algunos pasan, pero los guardias los agarran, les pegan y luego los banan para que no anden haciendo desmanes. Dentro del basurero hay miscelaneas, fonda, escuela primaria, consultorio medico, juegos infantiles, parque de diversiones y hasta una pista de baile en donde realizan tocadas de rock. Segun el mismo Castillo Berthier es en Santa Catarina y Prados de la Montana donde mas se realiza la pepena Afirma el investigador Hipolito Ventura es un pepenador de toda la vida. Vamos, de herencia. El ha visto pasar frente a sus narices la basura de toda la ciudad. Desde la cuna. Esos desechos como pegados a su ser son su segunda piel. "Comer entre la basura es una costumbre que traemos desde ninos, pues nunca hubo forma de hacerlo de otra manera, siempre asi, seleccionando el hueso, el plastico, la ropa y comiendo lo que hubiera: los tacos que ahi mismo en el basurero llevan a vender o alguna comidita traida de la casa. Bueno!, las moscas no le aunque, ya las tenemos bajo control, pues si, son muy molestas ¨pero que le vamos a hacer?, nosotros nacimos en la basura, crecimos en la basura, aqui estamos en la basura ¨a donde mas podemos ir? Aqui yo vi nacer a dos de mis dos hijos, he visto morir a mis companeros, a mi lider cuando lo mataron; nuestras pocas cositas las hemos encontrado en la basura. Pues si, le digo que la basura es nuestro unico tesoro, seguro que aqui habremos de morir". Ahora si pareciera que los rayos del sol acompanados de mil demonios perforaran las entranas de la basura, de los cientos de desperdicios que tiran los camiones recolectores de la ciudad aqui en Santa Catarina, y soltaran a todos los vientos ese olor pesado, agrio, a petate, a echado a perder que emana del tiradero, llamado de unos 10 anos para aca relleno sanitario. De ese tesoro, como lo llama Hipolito Ventura, sale un hedor que revienta todo: olfato, lengua, estomago; sale uno del lugar con las tripas hechas bolas. "Afortunadamente", como lo celebra el, su vida en el basurero solo es en el dia Aqui, como el le llama, es una casa levantada con material muy precario por alla en las inmediaciones de San Miguel Teotongo. Asi, enmedio de piedras y una tierra muy negra que raspa las manos al pasarsela uno por estas, esta la choza de Hipolito Ventura y de sus siete hijos que nunca lo visitan En una de sus paredes de carton luce una ventana de madera con cuadritos de plastico, parada junto a esta se alza una antena oxidada de television que en la punta lleva dos ganchos de ropa que se alzan en espiral apuntando al cielo. Abajo de la ventana permanece un tanque de gas de donde sale un tubo de cobre que se mete al cuartucho por uno de esos cuadritos de plastico; rodeando al tanque hay plantas, muchas plantas silvestres y de las otras, si hasta pareciera que la casa emerge tambien de la tierra. Con su voz seca, Hipolito Ventura afirmo senalando hacia el cerro de La Caldera, ubicado en los limites del municipio Los Reyes y la delegacion Iztapalapa. Ahi siempre hemos seleccionado la basura, desde que yo me acuerdo antes el oficio era libre, pero no habia seguridad de que nos la dieran a nosotros, ahora nos dicen que estamos afiliados al PRI, y por eso es mas segura, aunque nos dan poco dinero, pero no importa, hay la vamos pasando. Toda la casa esta rodeada del verdor silvestre. Por todas partes salen yerbas: abajo del tanque, del lavadero, de la llave de agua, de tanto trique que tiene en la tierra y hasta de abajo de sus pies. Hipolito Ventura es un hombre con las raices metidas en los pies. La puerta de entrada a su cuarto esta cubierta tambien por yerbas y florecitas amarillas; casi enfrente de esta hay un pino que ofrece su sombra del mediodia. El tronco es como la piel de Hipolito Ventura: surcos y tierra, tierra y surcos. El tiempo. Hipolito Ventura, sentado junto a la puerta de su domicilio se agarra ambas manos y se las aprieta. Sus venas saltan y estas casi revientan su piel vetusta. Miles de moscas se alzan conforme cruzamos el tiradero de Santa Catarina. Su sonido se torna coro. Sus patas en el rostro o en las manos se tornan pesadilla. El olor. Ese olor que daria panico sonar. .