SEC. INF. GRAL. PAG. 4 CABEZA: Las elecciones y Estados Unidos CREDITO: FRANCISCO CORREA VILLALOBOS El proceso electoral ha subrayado la peculiar insercion de Mexico en los intereses de seguridad nacional de Estados Unidos y ha traido a un primer plano el futuro de la relacion bilateral. Durante toda la guerra fria, el predominio de un solo partido en Mexico con fuerte arraigo popular, no era unicamente para Estados Unidos una garantia de estabilidad que alejaba fantasmas de migraciones incontroladas, sino de certeza de que la frontera sur no caeria bajo el dominio de sus enemigos ideologicos. La confluencia de esos intereses estrategicos con el delicado equilibrio que los gobiernos mexicanos trazaron entre su debilidad ante el vecino del norte y los objetivos de un peculiar proyecto de nacion, dio lugar a un "trato especial" que los gobiernos norteamericanos dispersaron a los de Mexico, sobre todo en lo que se referia a sus credenciales democraticas. En la actualidad Mexico juega un papel distinto en los intereses de seguridad norteamericanos. Es una pieza clave en la estrategia de Estados Unidos para devolver el impetu a su economia y para mantener su liderazgo mundial en el incierto y competido mundo de la post-guerra fria. Pero tambien constituye un riesgo de inestabilidad politica e ingobernabilidad y, por ende, de migraciones y narcotrafico masivos e incontrolados. En otras palabras, el gobierno norteamericano tiene un interes vital en la continuid ad del proyecto economico mexicano y en la estabilidad politica del pais. Por desgracia, ambos no son necesariamente compatibles y mucho menos cuando se les combina con la continuidad politica. El proceso de la sucesion presidencial ha planteado pues la importancia de la definicion de los nexos entre estos tres conceptos claves a los ojos de Estados Unidos. Hasta el momento, la administracion del presidente Clinton no parece haber establecido diferencia alguna entre ellos. Asi parecio demostrarlo tanto el apoyo apresurado a la candidatura de Luis Donaldo Colosio, como el generoso apoyo financiero que extendio inmediatamente despues del asesinato de este para impedir el derrumbe del peso, evitar la catastrofe financiera y apuntalar al gobierno y al PRI en un momento critico. Pero las elecciones necesariamente plantean dilemas para la administracion de William Clinton, sobre todo porque no es muy probable que cualquiera de los tres pincipales candidatos obtenga una clara ventaja sobre los otros dos y porque, de darse esa ventaja, podria quedar manchada por la ausencia de mecanismos para verificar la limpieza de los comicios en un importante porcentaje de casillas. Uno de esos dilemas tiene su origen en la insercion de la sucesion presidencial mexicana en el proceso politico norteamericano. El triunfo del presidente Clinton respecto del Tratado de Libre Comercio, no elimino la oposicion que sigue manteniendo la poderosa central obrera AFL-CIO y que fundamenta no solo en los efectos del tratado en el nivel de empleo en Estados Unidos, sino en el record democratico del gobierno de Mexico. Por otro lado, el deslucido desempeno del presidente Clinton en mas de 18 meses de gestion, ha mantenido viva la amenaza de un regreso triunfal de Ross Perot, otro fuerte critico del TLC y del sistema politico mexicano. En otras palabras, las presiones podrian ser muy fuertes para que la administracion del presidente Clinton mantuviese una neutralidad ostensible ante los candidatos y un compromiso con la limpieza del proceso. Pero al igual que en el dilema a que se enfrento Clinton entre promover el respeto a los derechos humanos en China y otorgar el trato de nacion mas favorecida a ese pais, los intereses estrategicos a largo plazo pueden ser decisivos para una accion politica que pretenda inclinar la balanza de unas ele cciones con margenes de victoria estrechos o dudosos a favor del PRI o del PAN. Si esa victoria fuese del PRD, el gobierno norteamericano posiblemente percibiria mayores ventajas tratando de obtener las mayores garantias de continuidad economica, que hostilizandolo y corriendo el riesgo de despertar un antiyanquismo, si no superado al menos soterrado. Otro escenario previsible con incidencia en los intereses de seguridad de Estados Unidos es la erupcion de violencia en diferents puntos del pais, no tanto por designio de los dirigentes de los partidos perdedores, como por la perdida de control sobre militantes a nivel local. En tal caso, no es muy probable que Estados Unidos recurriera a una accion armada intervencionista. Los costos politicos y economicos, a corto y largo plazo, tanto internos de Estados Unidos como en las relaciones bilaterales serian demasiado altos. Si tomamos como indicio los cambios en la actitud del gobierno norteamericano en el caso del fundamentalismo islamico en Argelia y, en general, respecto de ese movimiento, lo mas probable es que, ante una situacion de violencia post-electoral, asumiria una posicion muy cautelosa para no crear hostilidades en su vecindad inmediata y que se apoyaria en la promocion de soluciones estilo Chiapas y en mantener una alta capacidad de fuego y movilidad de las fuerzas armadas de Mexico. En la actual coyuntura, la unica opcion ante una influencia desmesurada del gobierno norteamericano sobre el de Mexico como tal vez no la ha tenido desde el presidente Madero, es un resultado claro y limpio a favor de uno de los candidatos en las elecciones de agosto proximo. Solo de esta manera el candidato ganador podria enfrentar con cierto margen de exito el reto de recuperar espacios de independencia, sin sacrificar los aspectos positivos de nuestra relacion con Estados Unidos. .