SECCION ESPECTACULOS PAG. 40 BALAZO: DEL CONTINENTE DEL TEATRO CABEZA: El papel de la critica teatral CREDITO: BRUNO BERT En lo personal entiendo a la critica como algo parangonable con un hongo. La veo como aquel fenomeno que debe nacer en lo oscuro, en esa penumbra que se halla donde la materia organica se descompone para transformarse en otra cosa, en el nutriente de los grandes arboles. Ni intenta confundirse con ellos ni treparse a la cima, a las copas. Ni siquiera utiliza el oxigeno ni le preocupa la fotosintesis que a los otros les resulta indispensable. No pretende jugar roles protagonicos y vedetistas. No se avergenz a de ser hongo y nadie diria de el que es un arbol frustrado. Tiene una identidad y no juega a las confusiones, a las presiones ni a los chantajes. La critica que me interesa se ubica justamente en esta zona. Es experta en el proceso vital y sabe detectar el fenomeno de una vida vigorosa en el momento que nace: confundida aun con los deshechos, las hojas secas y las ramas caidas que la rodean. No es testimonio tautologico y servil de los grandes ejemplares del bosque sino mas bien el senalizador de como estos comienzan a descomponerse. Son hongos a los que se puede ubicar en su materia en putrefaccion. Es decir, que este tipo de criticos esta justo en los procesos limites, senalando el fin y el comienzo de las etapas. Naturalmente es un especialista, un ser especializado, pero profundamente vinculado con su entorno, condicionado y condicionador en la tarea especifica que asume. Testimoniante, si, pero en primer termino de su propia relatividad, evitando la ocultacion ideologica de sus juicios, demarcando la zona desde donde mira, lo que explica la forma en que es leido por el el fenomeno en cuestion. Utilizando rigurosamente un bagaje tecnico, pero sin ocultarse tras la falsa apariencia de un ser objetivo. Indudablemente un critico debe tener una posicion explicita sobre el teatro en su significacion tanto artistica como social, para pivotar desde alli su labor. Pero no es conveniente que se vuelva el "guia de ciegos caminantes" hacia los artistas, como con frecuencia ocurre, porque asi se desplaza hacia el potestador de verdades, hacia el hongo vergonzante que quiso ser arbol y le indica a aquel como crecer derecho hacia la luz de la verdad. El critico debe ser para el creador teatral un complice simbiotico; cohabitan el mismo ambito pero no tienen los mismos objetivos ni usan las mismas herramientas. En todo caso los dos se hallan interesados por el fenomeno de la representacion y lo abordan desde sus especificidades. En donde la clara prioridad -por supuesto- esta del lado del hacedor del hecho que el otro aprehende, analiza y socializa con sus herramientas concretas. En este sentido, el critico olvida con mucha frecuencia lo que significa un a posibilidad de igualdad relativa en el dialogo y pasa sin transiciones de lacayo de las "estrellas" intelectuales o comerciales del momento, a senor feudal intransigente y despotico de la infinidad de pequenos "subditos" que lo halagan con sus solicitudes. Complicidad simbiotica entre creador y critico que -como dicen los franceses acerca del amor- solo la presencia de un tercero hace verdaderamente eficaz. Dado que en definitiva es este tercero -el publico, claro- el destinatario que, en definitiva, legi tima y da sentido a la funcion de ambos. .