SECCION CULTURA PAGINA 37 CABEZA: CREDITO: Pero como al calor de un nuevo periodo de elecciones presidenciales, todos, incluidos los candidatos en campana, nos vemos envueltos en el rescate, la discusion y la remodelacion de lo expresado a lo largo de varias decadas sobre educacion, cultura, derechos autorales, etcetera, no hay mas remedio que volver a la carga. Tratare de resumir lo relacionado con algunos aspectos, creo que agotados, de la cuestion: En lo que toca al empleo de los grandes medios de difusion contemporaneos (la television como el mas poderoso), ya sabemos que el Estado ha emprendido costosas y grandes aventuras, que no ha logrado levantar empresas capaces de enfrentarse en eficacia comunicativa a las de la iniciativa privada, que tampoco ha conseguido hacer de ellas instrumentos de convincente poderio educativo y cultural y, finalmente, se ha visto en la obligacion de liquidar esos sistemas, burocratizados, ruinosos y a todas luces ineficientes. ¨Puede, tras esa abrumadora realidad, plantearse el proyecto de convertir a pequenos canales de VHS y UHF en grandes aparatos de produccion y transmision que requeririan gigantescas inversiones? Ni siquiera en el terreno, tambien agotado, de la telesecundaria (que termino por ser transmitida a lo largo del pais durante tiempos oficiales de la TV privada), consiguio la SEP (hemos andado en eso, y lo hemos advertido desde hace mas de quince anos), sino una audiencia imaginariamente grande , a costo muy alto, y con bajisimos niveles academicos. En realidad nos hallamos viendo crecer al monstruo educacional como un arbol cuyas raices derrumban los muros de la casa, y trabajando en el estilo de educacion formal y primitiva que era explicable en tiempos porfirianos y juaristas. Ademas, los maestros se mueren de hambre y el sindicato expande inutilmente sus tentaculos demagogicos, politiqueros y burocraticos. La mayor difusion de la cultura puede hacerse, si, pero no por la ruta probadamente erronea, y seguramente ruinosa, de recurrir al genero de inversiones e incursiones teoricas antes anotadas. La educacion y la difusion de la cultura no pueden ser, claro es, empresas rentables, pero hay que tentarse el corazon del erario, y el del pueblo, antes de proceder al dispendio de recursos y energia humana valiosa en faraonicos programas destinados al fracaso. La promocion y el apoyo a la creacion artistica, la ciencia y la cultura, en los que han dado pasos positivos el CNCA y el FONCA, pese a los gratuitos maledicentes de siempre, puede continuarse ampliando, y no es posible sino aplaudir la voluntad de quienes proponen que asi se haga, en este y en el proximo sexenio (como lo ha dicho el candidato del PRI). Se avanza en ese campo y, por supuesto, puede avanzarse mucho mas. Por lo que corresponde al impulso de la educacion artistica y la difusion de la lectura en el infinito universo de la educacion media y elemental, debe afirmarse que la tarea es urgente, y que el propio desconocimiento que de nuestro mundo cultural tienen a todas luces los lideres educativos, los funcionarios del partido oficial y de los otros, los profesionales y el pueblo entero, hacen ver el caracter titanico de ese loable proposito. Cultos no seremos de un dia para otro, pero menos lo seremos si no hacemos el inteligente y viable uso de los inmensos recursos y medios de comunicacion que se hallan a la vista y alcance de todos. Otro punto que resplandece entre los mas debatidos por escritores, artistas e intelectuales es el de los derechos autorales, sobre los que el doctor Zedillo, en el reciente Foro Nacional de Cultura (18 de julio-94), ha dicho: conjuntamente una formula que apoye a los creadores pero que impida a otras personas, fisicas o morales, escudarse en estas normas para evadir impuestos Estamos de acuerdo con el doctor Zedillo, busquemos las formas, pero lo que las autoridades hacendarias del pais hicieron (por eso hemos protestado) fue abolir la antigua Ley de Derechos de Autor, con perjuicio inmediato de todos los escritores y creadores, antes de encontrar las formulas para impedir los abusos de los falsos autores. Aunque no se requiere una Ley moderna de Derechos de Autor. La buena es la antigua. .