SECCION INF. GRAL. PAG. 2 CABEZA: Carlos Fernandez del Real CREDITO: Raul Trejo Delarbre Hombre de principios, Carlos Fernandez del Real tambien lo era de afectos prodigados y compartidos. Las diferencias politicas no difuminaban las amistades construidas con los anos y en las vicisitudes. Esa, infrecuente en un clima politico en donde a menudo llega a suponerse que los distanciamientos en la militancia tienen que serlo en el aprecio de la gente, era una de las muchas cualidades que distinguian a Carlos Fernandez dentro y fuera de las izquierdas en las que, por decision y vocacion, se involucro desde hace decadas. Su paso tenaz, siempre acompanado de carinosa sabiduria, por numerosas organizaciones sociales y politicas, muchas de las cuales ayudo a construir y, en varios sentidos, a sobrevivir, ha sido recordado ahora, a su muerte ocurrida la semana pasada en Puebla. Habia tenido que irse a vivir alla, para demorar los efectos de un enfisema pero no para descansar, como el quiso suponer. En esa ciudad, primero un poco a su pesar pero tambien con inocultable gusto, Fernandez del Real se encargo de asesorar al sindicato de la Volkswagen cuando los dirigentes democraticos de esa agrupacion lo llamaron de emergencia hace un par de anos a uno de los momentos mas dificiles de una lucha que todavia no acaba. En Puebla tambien, participo en actividades del PRD, partido con el cual se identificaba aunque no dejara de reconocerle dificultades quiza incorregibles. Alguien ha senalado, con razon, que son incontables las organizaciones que se beneficiaron de la asesoria juridica, a veces inevitablemente gratuita, que hizo doblemente respetable a Fernandez del Real. Por un lado, ante una izquierda sindical o politica que buscaba hacer del desenfado en las maneras una de las divisas de su comportamiento publico y privado, el estilo riguroso de Carlos Fernandez fue tomado como extravagante simbolo de respetabilidad. La blanca barba y el acento hispano, que aun cuando llev aba seis decadas en Mexico nunca perdio, le conferian a Carlos una autoridad que desde luego no se quedaba en la forma. En el litigio, sobre todo legal, era implacable. Abogado, cuyo prestigio personal y tambien en buena medida politico descansaba en su habilidad para invocar las leyes y pelear por ellas, era sin embargo profundamente desconfiado de las normas juridicas, al menos tal y como han sido creadas y aplicadas en este pais. Todavia podemos recordar como, siendo nuestro asesor juridico cuando hace e xactamente veinte anos estabamos formando el Sindicato del Personal Academico de la UNAM, Fernandez del Real se empenaba en convencernos de que solicitar el registro legal era inadecuado porque, decia, esos reconocimientos suelen ser manipulados por las autoridades laborales. Finalmente el sindicato, fusionado con la organizacion de los trabajadores administrativos y despues de una penosa y reprimida huelga, obtuvo su registro y el fue un asesor juridico reconocidamente capaz para, con las leyes en la mano, participar por varios anos en una nueva etapa gremial. Sus contendientes del otro lado de la mesa de negociaciones, lo recuerdan con simpatia profesional y personal. Fue en aquellas lides en donde el autor de estas lineas, como muchos otros colegas y amigos, conocio a Fernandez del Real. Personalmente, su muerte me ha recordado numerosos momentos en los que tuve la fortuna de coincidir con el. Las agotadoras (a menudo absurdamente ensimismadas y largas pero entonces soportables) asambleas del SPAUNAM y el STUNAM, la creacion del efimero Movimiento de Accion Popular que luego se incorporaria al PSUM, la fundacion del PMS, contaron con su empecinada conviccion. En las men cionadas organizaciones politicas, y en otras mas, el en dirigentes. El aconsejaba; las decisiones, eran de los trabajadores. Esa, no por falso populismo sino por autentica conviccion democratica, era una costumbre que distinguio a Carlos de otros asesores en el sindicalismo independiente de los anos setenta y ochenta. Lo recuerdo especialmente en momentos como los de nuestros muchos viajes a Guanajuato en donde aprovechabamos la generosa hospitalidad de su hermano Virgilio, que fisicamente era casi su gemelo para asesorar la formacion del SITUG, que acabaria siendo despedazado por la intolerancia conservadora en aquella entidad. Tuve la fortuna de vivir con el, y otros companeros, la fundacion del Sindicato del Colegio de Bachilleres (en esas dos aventuras se involucro tambien Francisco Galvan Diaz, otro amigo muy querid o y que, como saben los lectores de este diario, fallecio hace poco mas de un ano). Me toco estar junto a Carlos en las dificiles horas de la huelga de 1977 en la UNAM, cuando la mayoria de nuestros camaradas academicos habian sido aprehendidos por el a, precisa y no casualmente, "Para Carlos Fernandez del Real". Pocos anos despues, en julio de 1981, fallecio otro abogado independiente, Guillermo Andrade Gressler, con quien Fernandez del Real habia participado en la defensa juridica de los estudiantes encarcelados en 1968. En esa ocasion, le pedi unas lineas para publicar en la revista Solidaridad. En un pequeno texto, Fernandez del Real recordaba como a raiz de la persecucion contra los estudiantes sesentayocheros, se creo un cuerpo de abogados para defender a los presos politicos. "Pasada la ola de represion masiva escribio Fernandez del Real en ese articulo poco a poco ese grupo de abogados tuvimos la necesidad de ocuparnos de otras tareas y paulatinamente fuimos cargandole el fardo de ella a Guillermo, quien no desmayo en la tarea y continuo en esa mision hasta su fallecimiento ocurrido hace unos cuantos dias. Guillermo tuvo la voluntad y las condiciones para poder dedicar una gran parte de su tiempo a esta sin percibir honorarios. En realidad siempre tuvo que trabajar en actividad es distintas a las de abogado, actividades que le permitian mantener a su familia y dedico las horas que podria haber dedicado al descanso, a la defensa de los presos politicos". Fernandez del Real escribia, hace trece anos, una despedida que en algunos de sus terminos ahora se le puede dedicar a el mismo: "La prematura muerte del Lic. Guillermo Andrade Gressler deja un vacio que sera dificil de reponer. Se necesitaria la presencia de jovenes inteligentes, batalladores, desinteresados y que de alguna manera pudieran trabajar sin cobrar. Resulta evidente que no es facil encontrar a alguien asi. Esperamos que a pesar de todo alguien aparezca. La esperanza es terca". Terquedad y esperanza: esas fueron dos de las cualidades que Carlos Fernandez del Real (ademas de todo, coqueto con las damas, implacable con sus rivales politicos y cocinero de celebres y epopeyicas paellas) supo desplegar, vivir y cumplir. .