SECCION ESPECTACULOS PAG. 35 BALAZO: EUGENIA LEON CABEZA: Morir de amor en la Sala Nezahualcoyotl CREDITO: FERNANDO FIGUEROA El escenario de la Sala Nezahualcoyotl se convirtio en un bar costeno con todo y pez vela en las alturas. Los musicos aparecieron con pantalon blanco y camisa floreada, como de grupo jarocho, y de tiempo en tiempo se daban sus vueltecitas a la barra donde un cantinero los tenia bien servidos. En ese ambiente -donde solo faltaba la brisa marina- Eugenia Leon interpreto La mujer del puerto, haciendonos recordar aquella escena en que una prosti canta desde su portal "vendo placer a los hombres que vienen del m ar", mientras Domingo Soler -recien desembarcado- se dirige a un congal. Eugenia surgio tras bambalinas con un vestido ampon de raso blanco hasta los tobillos, con generosa abertura al frente que permitia ver buena parte de sus bronceadas piernas; arriba, sin escote al frente, pero bastante entallado como para hacer lucir sus mejores armas. Con tres cuartas partes de butacas ocupadas, la Sala Nezahualcoyotl se impregno de evocaciones surgidas de una veintena de contundentes boleros. Arranco con Lo mismo que a usted, de Jose Feliciano, y siguio en plan de venas tasajeadas con Verdugo eres tu. Antes de llegar al suicidio Eugenia Leon se alegro con Mazatlan, que inevitablemente nos remitio a la version pegajosisima de Mike Laure. Dentro del ciclo La gloria del piano, organizado por la UNAM, Eugenia se presento acompanada de Carlos Garcia en las percusiones, Iram Gomez en el bajo y tres pianistas de grandes ligas: Tito Enriquez, Rosino Serrano y Omar Guzman, este ultimo director musical de la cantante mexiquense desde 1981. A pesar de que Eugenia Leon se enfrento a varios imprevistos (lampara que no enciende, hojas que se caen, textos que no estan en su lugar), quedo de manifiesto que es una gran interprete; sus presentaciones se basan en una voz excelente, mucho sentimiento, buenos musicos y minima pero suficiente ambientacion. Pudimos constatar que ella tiene un publico que le es fiel hasta el punto de realizar una excursion a Cultisur, con amenaza de lluvia a media tarde y aguacero a la salida. Entre una cancion y otra Eugenia leyo simpaticos textos de Malu Huacuja en los que basicamente se aborda con humor el tema de los amores incomprendidos. El ambiente cabaretero se agudizo con el tema Santa, de Agustin Lara, y el azote llego a su climax con los poemas Fuensanta -"tu conoces el mar... es menos hondo que el pesar"- y Piano de Genoveva, ambos de Lopez Velarde. El amor y el desamor alternaron su presencia en un recinto maravilloso para cualquier genero musical. Recostada en un sillon, Eugenia le dijo a un amante invisible No fumes en la cama; y ya de pie, Me vuelves loca y Como yo te ame. En pleno clasicismo boleril, la Negra consentida interpreto con mucha jiribilla Perfidia-Frenesi, de Alberto Dominguez y Bonita, de Luis Arcaraz. Afuera del recinto, un frescor que llega hasta el alma nos remitio a epocas estudiantiles cuando nuestras vidas aun no podian convertirse en letra de un bolero, como ahora. .