SECCION CULTURA PAGINA 29 CABEZA: La Marton en Turandot CREDITO: ENESIMO NEMO dotada garganta hacen posible para ella enfrentar esa temible partitura de Puccini con garbo, sentido y volumen que solo son dados a las grandes sopranos de su tesitura. Es placentero escucharla viva, en excelentes condiciones fisicas, interpretando ese papel que le ha dado fama entre otros de semejante dificultad (Salome, Tosca, etcetera). Hecho el merecido elogio debo anotar, en honor a la justicia estetica, que no eran completamente infundados los temores mios y los de otros melomanos que han oido y visto algunas recientes grabaciones de la Marton en esta misma opera (haremos la cronica en su momento), donde se le escucha en mala condicion vocal, y lejos de la forma esplendida en que se hallaba hace diez anos, cuando se grabo en Viena esa Turandot con Jose Carreras, que todos conocemos. Gran intranquilidad nos produjo la cantante al iniciar con un tremolo excesivo y amenazador su La aplaudimos como debe ser, sabedores de que no somos eternos ni los hombres ni los cantantes, que lavorare stanca, como decia el poeta, y que aun las naturalezas privilegiadas de cantores que no se exponen a esfuerzos inmoderados, que no cantan obras inadecuadas para su tesitura o no incurren en vicios tecnicos deformantes, dan en algun momento signos de agotamiento. Las tablas, la experiencia, tambien a veces el mas refinado arte interpretativo de un cantante maduro suele coincidir con el incipien te deterioro, o la final disminucion, de sus facultades fisicas. Larga existencia artistica, y larga vida vocal han alcanzado sin embargo, como la Marton podria hacerlo, muchas sopranos del pasado y del presente, y muchas interpretes de la imposible princesa Turandot. Grabaciones practicamente contemporaneas de las de la Marton son las de la Dimitrova (1989) y la Caballe (1977), y unos anos antes las de Joan Sutherland, cantante de inmensas facultades y de longevidad musical impresionante, como antes lo fue la Nilsson. El que no esta acabado, sino mas bien no ha empezado a ser siquiera un aceptable Calaf, es el tenor Vladimir Popov, cuya incierta diccion y emision y mediano entendimiento del La voz de Rosendo Flores, muy bien en el breve pero no sencillo papel de Timur, sono muy por encima, en calidad y volumen, de la voz de Calaf. La soprano Diana Soviero, a la que hemos escuchado en multiples grabaciones no estuvo tampoco afortunada en el papel de Liu (aunque tengo noticia de que se supero en funciones subsiguientes). Se le vio insegura, emitiendo muy timida y debilmente sus notas, e impedida para dar presencia armonica a la nota extrema de su aria, que apenas toco. Otros aspectos de la obra (Ping, Pang y Pong, el Mandarin, el coro y la orquesta) ameritarian comentario aparte, lo mismo que la tristona direccion escenica del senor Bernard Uzan, comprometido a emplear los elementos de la vieja escenografia de Antonio Lopez Mancera. En fin, como decia con entusiasmo el activo y culto amigo Kleinburg, Director de la Opera de Bellas Artes, esta podria ser una funcion decorosa para abrir la temporada de cualquier teatro del mundo. Si, podria serlo, con una sola verdadera estrella en el reparto, pero con todo respeto, no como la mejor funcion que pueda abrir la temporada en ningun teatro. Por mi parte, yo me quedaria con el Calaf que aqui canto hace unos anos el tenor Stephen OMara, aunque tampoco fuera el ideal, ni a nadie pareciera grandioso (no se dan los grandiosos Calaf en maceta). .