SECCION CULTURA PAGINA 35 CABEZA: Butterfly, Portilla, Watanabe. CREDITO: ENESIMO NEMO En los tiempos que corren, un cantante que aborda en cualquier gran teatro el papel titular de una solicitada opera de repertorio, se enfrenta a un desafio mayor, pues la confrontacion del enorme material grabado de que hoy se dispone nos obliga a las tristes y odiosas comparaciones. ¨Como cantar Butterfly, Bohemia o Tosca y convertir su interpretacion en un nuevo hito de la historia vocal? Parece tarea imposible, cuando menos reservada para los superdotados (vocal y artisticamente), que continuan y continuaran naciendo. Pero las operas de repertorio tienen que seguir siendo cantadas por los profesionales en ejercicio, asi no logre un buen cantante y buen musico siquiera acercarse a los rangos de expresion excepcional que han alcanzado los interpretes clasicos de la opera grabada. Ese es el problema de una calificada y buena soprano como Yoko Watanabe, que canto y actuo dignamente su Butterfly, que posee una voz potente y nada desagradable (puede hallarse mas afortunada en otra sesion) y que, naturalmente, no logro sino el aplauso cortes, pero no el deslumbramiento del ya numeroso publico muy conocedor de estas obras. Ignoro el genero de interpretacion que en 1904 consiguio hacer la soprano Rosina Storchio en el estreno de la opera, que no gusto al publico ni a la critica, pero estoy seguro de que no habria sido aplaudida de igual manera en la segunda presentacion, si detras de ella se hubieran encontrado ya las grabaciones y las funciones vivas de las grandes sopranos que han llevado a la cima el papel de Cio-Cio-San, que solo cantar con decoro es encomiable hazana. La Watanabe es una buena cantante, con una respetable carrera en la escena internacional, en la cual no creo que pueda superar el nivel que hoy exhibe. En ocasiones, un cantante, por impredecibles circunstancias de suerte personal, relaciones artisticas o competencia desfavorable del medio que lo rodea, pierde en su mejor momento la oportunidad de dar el salto al autentico estrellato internacional, a las disqueras mas codiciadas y al favor de todos los publicos. El de Alfredo Portilla es un caso estimulante de sorprendente superacion tecnica y artistica. Lo vimos hace unos cuantos anos luchar perseverantemente (supongo que con la ayuda profesional de su padre el tenor David Portilla), contra las peculiares dificultades de su registro y su genero de voz. Logro muy pronto hallar el camino para dar a su emision un color parejo y brillante. Se desplaza en la escena y en la partitura con naturalidad, hace uso equilibrado de su excelente y bien timbrada voz, sin exagerar los volumenes bajo la presion de la orquesta y el conjunto. Portilla tiene una voz de tenor litico, de temple clasico, que lo llevara muy lejos si se mantiene y desarrolla en la forma actual. Esta situado ya entre nuestros mas prometedores jovenes tenores, y cantantes. Aparte de sus destacadas actuaciones en San Francisco, en Tel Aviv (y este mismo ano en la opera de Lyon, con el propio Pinkerton), lo esperan importantes compromisos para 1955: se anuncian entre sus seguros proyectos su debut en la opera de Sidney, Austalia, tambien con el Pinkerton, y en la parisina Opera de La Bastille, donde le espera el Cavaradossi que ya interpreto en Mexico. El baritono Oscar Samano avanza tambien, se comporta con mucha correccion vocal y, aunque "suelta" a veces el apoyo de sus parlamentos cuando emite "a capella", su voz litica hace lucir buenos armonicos. Bello sonido es siempre el de la voz de Ana Caridad Acosta, que no necesita entubar ni ahuecar la emision para que luzca el oscuro color de su registro de contralto. Canto muy bien el nada facil, ya lo hemos dicho, papel de Susuki, que puede aun limar y cantar mejor. Buena funcion musical a cargo del maestro Silipigni (aunque nos parecio algo carente de energia y acentos la orquesta del Teatro), y muy adecuada la escenografia de Laura Rode, no muy diferente a la puesta de Benjamin Kahn en que, como se consigna, esta basada. Aplaudo con todo el publico el notable papel del nino actor Jorge Luis Arciga en su "Dolore". .