SECCION CULTURA PAGINA 33 CABEZA: CREDITO: stante desabrido. Las excepciones se reducen a un punado de titulos. En estricto orden patriotero, estos son: El callejon de los milagros, de Jorge Fons, que arranco una de las ovaciones mas prolongadas del festival, tras su exhibicion verpertina en el Zoo Palast; la hongkonesa Hong meigui, bei meigui (Rosa roja, rosa blanca), de Stanley Kwan, Nobodys fool, de Robert Benton... y ya estuvo. Lo ironico es que una de las participantes mas penosas de la competencia ha sido Les cent et une nuits (Las cien y una noches), de la francesa Agnes Varda, una cinta que se supone conmemorativa de dicho centenario. En ese carnaval de vergenza ajena, un anciano llamado Mr. Cinema (Michel Piccoli, en el unico papel patetico de su carrera) contrata los servicios de una chica para que le platique de su cinefilia, y asi pueda revitalizarse para su cumpleanos numero 100. La premisa da pie a un sinf in de lugares comunes, sangrones juegos de palabras, despliegues de narcisismo de la propia directora, apariciones efimeras y, a veces, lastimosas de estrella y has-beens, todo al servicio de una decantada cursileria que solo los franceses parecen capaces de conseguir. Uno estaba tentado a salirse de la sala, pero un morbo similar al que suscitan los accidentes de transito, movia a quedarse a ver hasta donde podia llegar la senora en su falta de pudor. Les cent et une nuits le hace un flaco favor a la cinefilia autentica, al equiparla a esa odiosa pose de quienes dicen "amar al cine". En comparacion, Die nacht des regisseure (La noche de los realizadores), de Edgar Reitz, es un prodigio de rigor y seriedad. Sobre la idea de una ficticia cinemateca ideal de Munich, Reitz ha reunido el testimonio de varios cineastas alemanes como Werner Herzog, Volker Schl”ndorff, Margarethe von Trotta, Leni Riefenstahl y Wim Wenders, entre otros, para hacer un recuento de la historia de su cine, subrayando temas y autores decisivos. Aunque hay omisiones gordas no se menciona a Lubitsch, ni a Pabst y los textos se pasan de solemnes (bueno, son alemanes), el trabajo si hace una revision ilustrativa de una cinematografia notable. Algunas escenas de clasicos de los 70 como Fata Morgana, Todos los demas se llaman Ali, En el transcurso del tiempo y Alicia en las ciudades, sirvieron incluso para hacer nostalgia. Imposible olvidar que en esa epoca el llamado nuevo cine aleman da la sensacion de estar reinventando el cine. Desde entonces no ha vuelto a darse un movimiento similar. La pelicula de Reitz cumple al menos para recordarnos que el cine ha podido ser grandioso. Lo triste es comprobar que eso es cada vez menos frecuente. *Critico de cine. .