SECCION ESPECTACULOS PAGINA 38 BALAZO: JOSE CARRERAS CABEZA: El embrujo de una voz calida CREDITO: XAVIER QUIRARTE Es la noche del jueves y mientras las acomodadoras conducen a sus butacas a los privilegiados que alcanzaron entradas para su concierto a beneficio de una fundacion internacional para la lucha contra la leucemia, en el camerino del Palacio de Bellas Artes Jose Carreras probablemente recuerde su primer encuentro con el publico. Todavia era nino cuando en la peluqueria en la que trabajaba su madre organizaba recitales de opera y zarzuela, para beneplacito de los clientes que premiaban sus esfuerzos con sonrisas, aplausos y algunas monedas. Cuatro decadas despues las ganancias cuantiosas de uno de los tres tenores mas exitosos de nuestros dias llegan a traves de sus agentes, pero los aplausos sigue recibiendolos sin intermediarios, de cara al publico. Esta noche, con la barba crecida y una mirada liquida de romantico decimononico que inevitablemente arranca algunos suspiros entre las mujeres, Carreras sonrie discreto y se inclina levemente para agradecer los aplausos que desde su entrada lo acompanan hasta que se acomoda frente al piano de gran cola y espera a que se haga el silencio. Enrique Ricci desliza sus manos por el teclado y la voz de Carreras surge arrobadora desde las primeras notas de "Gia il sole dal Gange" de Alessandro Scarlatti. La magia se ha instalado en el escenario: en Ricci el cantante ha encontrado no solo al acompanante preciso, sino sobre todo al complice requerido para conducirse con seguridad por los vericuetos del bel canto. Voz y piano funden sus virtudes para dar forma a una serie de breves obras maestras, obras decantadas por dos talentos que hacen de la musica un juego de identificaciones. La empatia entre ambos musicos alcanza momentos sublimes, como en los pianissimos de "Per la gloria dadorarvi" o la pasion compartida en "Lu cardillo" de Saverio Mercadante. No hay modo de evadir la emocion profunda que provoca esta forma de arte universal, al grado que en un pasaje de "La tua stella" de Pietro Mascagni se percibe que el publico contiene la respiracion, como si temiera interrumpir el proceso creativo que se gesta sobre el escenario. Mistico, pasional, romantico, Jose Carreras ofrece sus versiones de cinco obras de Paolo Tosti para cerrar la primera parte del recital. Luego del intermedio, tras dos piezas de Mascagni, se regodea con el preciocismo de una miniatura de Fernando Obradors, "Del cabello mas sutil" y luego nos regala dos canciones de nuestro Tata Nacho, "Tengo nostalgia de ti" e "Intima". "Terra e mare" de Giacomo Puccini es el vehiculo para que la pasion se desborde y el publico permanezca en un estado de arrobamiento. Carreras y Ricci han cumplido con creces su travesia y el publico pide un encore y luego otro. Tal vez se trato de un acto de condecendencia, que a nuestro juicio le resto brillo al concierto, pero para el gran finale, el tenor reservo "Granada" y el Palacio se vino abajo con aplausos. En los pasillos, rumbo al estacionamiento, algunos cuerpos efundados en pieles y fragancias exclusivas, trajes a la medida y joyas relucientes, silban las notas de la cancion de Agustin Lara. .