SECCION ESPECTACULOS PAGINA 34 CABEZA: Canetti: el guardian de las palabras CREDITO: 1975. El inusual dato que referimos, la densidad de la exposicion y otros indicios que Broch va dejando caer en su escrito dan cuenta que la lectura debio haber sido sostenida a principios de los anos treinta ante un publico casi secreto, grupo de iniciados a quienes pudo haberles interesado simultaneamente la psicologia de las masas y la literatura; un publico en su temprana madurez, como el propio Canetti en aquello dias, con origen multicultural e intereses plurales. Un publico que experimento radicalmente un estado de animo crepuscular, un gran vacio espiritual, y que luego de la quiebra de la Republica de Weimar en Alemania y del orden socialdemocrata en Austria practicamente se extinguio. Para alcanzar la exitosa recepcion que los llevo a obtener el Premio Nobel de Literatura debieron pasar casi cinco decenios en la vida de Elias Canetti. Medio siglo en que la memoria del gran conglomerado cultural del imperio austrohungaro que a diferencia de paises, hombres e instituciones no desaparece se robustecio hasta hacer imprescindible una revaloracion historica que colocara en su justa dimension el papel decisivo de las culturas centroeuropeas en el origen de la modernidad occidental. Durante todo ese tiempo, autores como Canetti dejaron de ser propiedad secreta de germanistas e historiadores literarios para transformarse en depositarios simbolicos de una herencia que parecia irreparablemente destinada al olvido. Si algo se premio con el reconocimiento de la Academia Sueca a los libros de Canetti fue precisamente lo contrario: la beligerancia de su obra radica en la poderosa capacidad de interpelar a las lectoras y lectores contemporaneos con el mismo entusiasmo con el que Broch invitaba a un reducido auditorio de intelectuales y academicos a escucharlo. Junto con las novelas de Joseph Roth y los libros de memorias de Stefan Zweig, el ciclo autobiografico y la obra narrativa de Canetti son sin duda la via de entrada mas accesible a ese ente inasible llamado "cultura austriaca de fin de siglo". Como Roth, Canetti no era vienes; su distancia y capacidad de sorpresa respecto a la vida, a la cultura, los episodios intimos de la capital danubiana nos tocan de cerca porque el, como cualquier hombre de nuestros dias, estaba situado de repente frente a un aluvion de historia y de acontecimientos de los que intentaba participar y que pretendia interpretar. Como acerrimo guardian de las palabras, Canetti fue transformando paulatinamente su existencia cotidiana en autobiografia, a sabiendas que la extincion fisica de una civilizacion puede traducirse, si a la muerte y a la desmemoria se les permite avanzar, en una crisis de valores de la que nunca se sale a salvo. *Ensayista. .