SECCION INF. GRAL. PAG. 2 CABEZA: DISTINTOS TIEMPOS DE UNA MISMA AGENDA CREDITO: Jacqueline Peschard En dias pasados, la Comision Legislativa para el estado de Chiapas, que fuera formada en enero pasado para contribuir a buscar un acuerdo de paz en aquella entidad, hizo publico lo que denomino a amplitud obliga a reconocer la distinta profundidad de los problemas, asi como los ritmos diversos con los que pueden abordarse y pueden disenarse las reformas pertinentes. No cabe duda de que es un buen avance que una comision plural de legisladores se haya puesto de acuerdo sobre los temas que deben formar parte de la reforma del Estado, tambien lo es que hayan tomado la iniciativa que generalmente es gubernamental de convocar a una extensa consulta que, a diferencia de otras anteriores, no esta pensada desde el centro, y en el mejor de los casos, volteaba despues hacia los estados, sino a partir de los 300 distritos electorales, para de ahi subir al nivel estatal y finalm ente al federal. Ademas, sera el propio Poder Legislativo local y federal el responsable de la organizacion de las reuniones y encuentros de discusion. Todo esto es una senal de la voluntad de los miembros del Legislativo para asumir una de las tareas que constitucionalmente le competen: la de ser el espacio deliberativo por excelencia del pais. Dificilmente alguien podria oponerse a los propositos que animaron esta convocatoria al dialogo nacional, en la medida que se pretende debatir todo lo que "debe y puede cambiar" en aras de la nueva democracia que se busca, aunque el epiteto de nuevas bien podria eliminarse en aras de la precision. Existe tambien un consenso generalizado alrededor de la necesidad de que en el estado de emergencia economica por el que atravesamos, se construya "un pacto de unidad republicana" para eliminar los riesgos de la g uerra y procesar un acuerdo de paz, asi como para realizar un nuevo proyecto nacional de desarrollo con justicia. Empero, estos son objetivos que si bien deben de ir de la mano, no deben ponerse en un mismo paquete, so pena de subordinar la realizacion de uno a la solucion de otro, o peor aun, de dejar a merced de uno la posible atencion del otro. Y es que hay asuntos que requieren de una atencion urgente y que de no resolverse seguiran empanando el panorama politico, pero ello no los hace necesariamente mas medulares que otros, desde la perspectiva de la construccion de un nuevo entendimiento politico que sirva de cimiento para edificar estructuras democraticas, ni tampoco desde la optica de las profundas carencias sociales tan largamente desatendidas. Ya en el propio Acuerdo Politico Nacional, se reconocia que el primer punto a desahogar era el relativo a la reforma electoral definitiva, no solamente porque persisten conflictos poselectorales que ya muy frecuentemente alcanzan dimension nacional, sino porque es un terreno en el que se ha venido invirtiendo muchas horas de debate e intercambio, y porque cada vez parece mas clara la pertinencia de avanzar hacia una organizacion electoral autonoma. Cabe recordar que durante todo el sexenio pasado, la reform a electoral estuvo en el centro del debate, pero la insistencia en ella no logro desbrozar el camino para tener elecciones fuera de toda sospecha. Lo que si logro fue desenredar la complicada madeja de la organizacion electoral para identificar sus nudos problematicos. Pero, el hecho de que lo electoral este muy discutido no implica que cada uno de los apartados particulares de la sola agenda electoral tenga el mismo nivel de complejidad, ni pueda atacarse en tiempos semejantes. El rubro de la creacion de un nuevo sistema de partidos es un objetivo que no depende solamente de un nuevo diseno juridico, a diferencia de aquel que habla de las nuevas reglas para las coaliciones. En todo caso, hay asuntos que reclaman basicamente modificaciones en los marcos juridicos, junto a otros que tienen que ver con cambios en las estructuras basicas del quehacer publico en nuestro pais. Este grado diferenciado de complejidad en el rubro electoral se hace mas hondo si se toma en cuenta el apartado completo, relativo a la reforma politica que contempla desde la busqueda de un regimen presidencial democratico hasta la de un nuevo pacto federal, que son, de entrada asuntos que involucran a una cantidad mayor de actores y relaciones. La Agenda del Dialogo contempla cuatro apartados: la reforma politica, nueva gobernabilidad democratica; Mexico, pais de leyes, la reforma legal; la reforma economica y la reforma social. Cada uno de ellos abarca, a su vez, una serie de subtemas que en buena medida responden a las inquietudes y preocupaciones que han estado presentes en el debate nacional actual, lo cual da cuenta de que no todo ha sido inutil. No obstante, parece necesario que la organizacion de la discusion de todos los problemas plantee temporalmente distintas, a fin de que no se sobresature un campo con debates que se prestan mas a lo espectacular, en detrimento de otros, quiza de mayor sustancia tecnica. Hay ejemplos en la historia reciente que muestran ese riesgo. Cuando hace mas de dos anos se abrio la consulta para reforma politica del Distrito Federal, se organizaron diferentes mesas para abordar problemas relativos tanto al desarrollo urbano y la administracion de la justicia, como el de la ampliacion de los derechos ciudadanos de l os capitalinos. El tema de la reforma politica de la ciudad acaparo el debate y la difusion del mismo, y aunque seguramente quedo un aprendizaje importante sobre los otros rubros, lo espectacular opaco cuando menos la atencion de la opinion publica sobre los demas asuntos. La sola presentacion de esta agenda para la reforma del Estado ya denota actitudes y nuevos compromisos de parte de los legisladores, lo cual, sin duda alguna tiene que ver con la presencia en el Congreso de un mayor pluralismo, y constituye, ademas, un ingrediente indispensable para abocarse a la tarea de la reforma del poder en un sentido republicano y democratico. .