SECCION ESPECTACULOS PAGINA 37 BALAZO: ANTROS CABEZA: El blues de los corazones desempleados CREDITO: XAVIER VELASCO Casi todos hemos visto sus huellas. Son solitarios, son nocturnos y viven sedientos de la estamina pasional que otros, mas jovenes, derrochan sin conciencia. Llevan vidas intrincadas y hermeticas, pero cuando se describen a si mismos lo hacen de una manera poco menos que serial: casi todos son maduros, no feos, sinceros, catolicos, de buenos sentimientos, con fines serios y posicion economica estable. Aunque muchos no se anuncian en el buzon sentimental del Rutas de pasion, ni en la seccion amigos de los avisos clasificados, todos ellos comparten una tribulacion similar: por cosas de la vida que, ni hablar, es canija sus galopantes corazones han quedado sin empleo. Mas esta noche, unidos al amparo de la mas dificil de las honestidades, los corazones desempleados estan encontrando chamba. ¨Conoces el camino a San Mateo? ¨Viuda? ¨Divorciado? ¨Soltera? ¨Que mas da? Lo importante del exilio sentimental no es saber como llego, sino por donde se ira. Y hoy, que gracias al Diablo y la Providencia es sabado, algunos corazones desempleados han decidido tomar cartas en el asunto: sus coches saltan hacia afuera del Periferico, escapan por un costado del Vips de Echegaray y toman el camino a San Mateo. Unos metros mas adelante se topan con la pancarta que, si el Diablo y la Providencia se ponen de acuerdo, podra conducirlos hasta las puertas mismas del amor correspondido. La pancarta, colgada justo a la entrada del club Sarao, nos dice que todos los sabados o sea: hoy! el reventon se arma solo entre solitarios. Lo de menos son los 35 pesos del cover. Antes de siquiera pensar en pagarlos, quien se detiene por primera vez en el Sarao debe renunciar al secreto de su enfermedad y reconocerse como un corazon desempleado mas: opcion sin duda preferible a la de emboscarse detras de un apartado postal y recibir en cada sobre una foto de cuerpo entero que igual pudo haber sido tomada durante las olimpiadas del 68. Pero si bien la entrada una escalera y un pasillo que a los ojos de un timido deben parecer infinitos resulta desconcertante para el primerizo, la situacion se aliviana una vez que sus temerarios pies cruzan la puerta del reventon. ¨Que corazon desempleado no se siente confortado, y hasta vigoroso, cuando de repente se encuentra con cien, doscientas almas en condiciones identicas a la suya? Cuando menos lo piensa, el recien llegado se topa con que la musa Soledad se ha marchado, igual que la bruja malvada del Mago de Oz. El Sarao antro confortable, dotado de sillones mullidos y un escenario que a la primera provocacion se vuelve pista de baile conserva el aire de esas residencias modernistas donde durante los anos sesenta brillo la estrella del galan Mauricio Garces, y ya en los setenta fueron semillero de los travoltas tenochcas que amaron y lloraron a traves de un radio de banda civil. Pero mientras otras construcciones de la epoca, como el Castillo de Yorsy (siempre hay una tia que lo recuerda), cayeron e n un irreversible abandono, este sitio conserva la pulcritud de los hogares decentes. Lo cual es poco menos que perfecto para una noche como la de hoy, cuando la sensacion de confianza e intimidad es tan urgente como las sonrisas. Y las sonrisas amplias, faciles, prontas, querendonas abundan, porque lo que afuera, en las gelidas banquetas, es motivo de vergenza, en el interior de esta enorme sala resulta sena elemental de identidad, milagro del azar, noticia de primera plana, condecoracion compartida: estamos solos, y por lo tanto libres, y por lo tanto disponibles. Puede ser tu gran noche... Se engana como un cojo en Patinerama quien piense que la de los sabados en el Sarao es noche de ligue. Con seguridad, todos los aqui presentes practicaron en mas de una ocasion ese fanfarron deporte donde la belleza y la galanura eran estado de gracia, y ya se ve que de tan falsarias lides volvieron insatisfechos. Es por ello que ahora, cuando la lozania es recuerdo estorboso y la galanura se ha quedado arrumbada en el desvan, los corazones desempleados vuelven al ataque con armas de mas alto pode r, como el honesto e intenso deseo de pasar ya no una vida, ni un ano de frenesi amoroso sino, como bien decia Raphael cuando todo era primavera, su gran noche. No hay noche que se caliente sola. Menos cuando sus habitantes han conocido el frio suficiente para que los otros, aquellos argenderos que se dicen perpetuamente felices, los reprendan con el injusto calificativo de solteros manosos. Es decir: huranos, inseguros, esquivos; condiciones inherentes a cualquier ser humano, pero mas facilmente achacables a quienes no cuentan con las caretas del exito social. Contradiciendo el jactancioso menosprecio de sus eternos jueces, hoy los corazones desempleados s e calientan con carcajadas: en el escenario, un showman les canta, les cuenta chistes de tonos magenta y, con la nada despreciable colaboracion de unos cumplidores alcoholes, los va poniendo flojitos, contentos y, cuando menos lo esperan, euforicos. A diferencia de los antros-de-ligue, donde las palabras importan menos que las miradas, aqui el acercamiento entre los cuerpos sucede con la naturalidad propia de quien poco a poquito se va pegando a la chimenea. (Bueno, la verdad es que hay unos que de volada se arriman al fogon, pero esa no es mas que la confirmacion de una garantia mas que saludable: aqui-hay-de-todo.) El espectaculo largo, desenfadado, casi artesanal pero eso si: muy proximo transcurre con las risotadas al alza y las vergenzas a la baja. En un momento, la cordialidad en las mesas se parece a la que impera en una boda cuando ya se acabo el pastel, pero la diferencia es que aqui vale justamente gorro el que diran. ¨Que dira quien, si ni familia somos? Cuando el showman y su orquesta se retiran, a muchos de los presentes, si no es que a todos, ya se les queman las habas por invadir la pista, cambiar de mesa, tomar el camino luminoso de una nueva conversacion y confirmar que aqui, entre unas mesas que minuto a minuto cobran magia y encanto, han decidido renunciar a toda hipocresia. O por lo menos haran suya la honestidad suficiente para vivir lo que a estas alturas parecia caduco afan: una gran noche mas. ¨Que significa eso de a estas alturas ? Mas que la edad o el tamano de la soledad, ello tiene que ver con las cimas de la desesperanza. Pero, de nuevo, esas son paranoias de primerizo. Quienes ya cuentan con el meritorio titulo de habitues saben perfectamente a lo que vienen; por eso no pierden un instante para, en cuanto ven la pista vacia, tomarla por asalto con todo y pareja. Juntos y felices ¨Las edades? Hay treinta y cuarenta, pero tambien cincuenta, y hasta veinte y sesenta. Desdenosas del fuego fatuo de la belleza fisica que a la hora del sincero reventon puede llegar a ser odioso estorbo, las parejas llegan hasta la pista sin miedo a nada. Si Zutana se mueve como Celia Cruz, o si Perengano trastabilla como Jerry Lewis, ello solo puede ser pretexto para divertirse mas, porque aqui nadie parece haber venido a ostentar lo que le sobra, ni a lamentar lo que le falta. Quien cruza la entrada del Sarao en sabado lo hace con un desparpajo que bien podria confundirse con el orgullo: Si, estoy solo, ¨y? Con semejante consigna, lo menos que un corazon como estos lograra en una noche sera pasar del desempleo al subempleo, y quien sabe si no a una chamba de alta remuneracion. Como en las fiestas caseras, en el Sarao hay pocas reglamentaciones. Es mas: una mujer rubia, que a decir de un par asiduos es la duena del local, no ha cesado de bailar sobre un territorio que, en otros antros, suele estar estrictamente vedado a los saltimbanquis: la alfombra. En medio de una decena de parejas que no ha querido apretujarse sobre la pista, la gera goza del doble privilegio de reventarse y asegurar la buena marcha del negocio, asi sea llevandose literalmente al baile a su propia alfombra. M as alla, donde las mesas se acaban, hay dos puertas muy visitadas: bailaores y bailaoras. La segunda, a medio abrir, delata los empenos de dos mujeres que recien escaparon de su mesa para ir a compartir espejo y frente a el darse la reglamentaria manita de gato. Instantes despues, ambas volveran a la mesa, duenas de la situacion. Y no pasara mucho tiempo para que una, dos siluetas masculinas invadan sus espacios y se las lleven a donde se merecen: la pista de baile, por supuesto. Hace un rato, cuando los musicos se discutian con un popurri nada menos que de Creedence Clearwater Revival, era posible suponer que las noches de solteros, viudos y divorciados en el Sarao no son sino sobredosis de nostalgia compartida. Pero ahora, cuando las edades se han borrado y hasta ciertas gorduras parecen tener su cache, los cuerpos se mueven a cualquier ritmo y aqui los ritmos, tanto como las maneras de danzarlos, proliferan. Mientras en los antros convencionales el reventado tiende a comportars e, bailar y hasta vestirse ahora si que como todo el mundo, en la noche de los corazones desempleados nadie sigue modelos y todos se revientan como mas y mejor les late. La razon es facil de adivinar: entre los solitarios que se han reconocido afines, mucho queda por vivir y poco por demostrar como no sea el gusto de hallarse alli, al igual que Las Tortugas en Radio Universal, so happy together. Las ninas grandes nunca lloran Dice Norman Mailer que uno jamas conoce a una mujer hasta que la enfrenta en un juicio de divorcio. Puede ser, pero... ¨y luego que? Una vez que la mujer se dio a conocer, cuando finalmente prefirio bailar sola el Hanky-Panky que seguir jugando al solitario en compania, solo le queda prestar oidos al sabihondo Frankie Valli cuando afirma, con el firme respaldo de una cohorte de angelitos amotinados contra el desamor, que las ninas grandes no lloran. Una vez que la princesa Galanura hizo el favor de marcharse con todo y su corte de apariencias, la realidad esta mas adentro que afuera. Quienes han aprendido a cantar el Blues de los corazones desempleados ya se acostumbraron a mirar hacia el interior, y a dejar para el exterior solamente las expresiones que merecen quedarse a flor de piel: la sonrisa, el guino, la insinuacion de que adentro, en los pasillos penumbrosos que conducen hasta un alma palpitante y plena, se halla una forma de belleza que podra permanecer oculta para un cosmetologo, pero sera siempre deslumbrante a los ojos de un corazon desempleado. En un momento de la noche, cuando menos lo imaginan, el viudo y la divorciada desafian a los momios y se hace la chica: los apostadores se van a la quiebra, el blues se vuelve samba y a la Providencia que esta irreconocible le da por preguntarle al Diablo donde aprendio a bailar lambada. ¨Desempleo? ¨Que es eso? .