SECCION ESPECTACULOS PAGINA 36 BALAZO: GARGANTA PROFUNDA CABEZA: La pornografia es la libertad/ II CREDITO: NAIEF YEHYA En la entrega anterior reprodujimos la primera parte del texto de Camille Paglia, publicado en su nuevo libro Vamps and Tramps. A continuacion presentamos la parte final. [Catherine MacKinnon y Andrea Dworkin] serian perfectas para estelarizar papeles en un docudrama televisivo acerca del melindroso y reprimido J. Edgar Hoover y su companero Clyde Tholson, poniendo microfono en cuartos del hotel y metiendo sus narices en los asuntos de los demas. MacKinnon y Dworkin odian la pornografia, porque simboliza todo lo que no comprenden y no pueden controlar acerca de sus propios cuerpos. El feminismo actual, con su anticiencia y sus prejuicios construccionistas sociales, nunca piensa en la naturaleza. Por lo tanto, no puede lidiar con el sexo, que comienza en el cuerpo y obtiene su energia en los deseos instintivos. El error basico de MacKinnon y Dworkin es que identifican pornografia y sociedad, que entonces definen simplonamente como patriarcal y opresiva. De hecho la pornografia, que brota al exterior en periodos de libertad personal, muestra la oscura verdad de la naturaleza, que permanece oculta por los artificios de la civilizacion. La pornografia trata acerca del deseo carnal, de nuestra realidad animal que nunca estara completamente domesticada por el amor. La lujuria es elemental, agresiva, antisocial. La pornografia nos permite explorar nuestro mas profundo y prohibido interior. La linea partidaria de MacKinnon-Dworkin al respecto de la porno es absurda. "La pornografia es discriminacion sexual", declararon en su ordenanza de Minneapolis. En un manifiesto llaman a la pornografia literatura del odio". "La mayoria de las mujeres odian la pornografia; toda la pornografia odia a las mujeres". MacKinnon y Dworkin muestran una increible ignorancia de la antigua y sagrada tradicion pornografica de sociedades no occidentales, asi como de nuestra propia cultura gay. La condena amplia de Dworkin contra la felacion, por considerarla repugnante y violenta, deberia poner furioso a cualquier hombre. MacKinnon y Dworkin son traficantes de victimas, cazadoras de ambulancias, adictas a la atrocidad. MacKinnon comienza todos sus argumentos a partir de grandes y fallidas premisas como "supremacia masculina" o "misoginia", mientras que Dworkin declama verbosas metaforas de Auschwitz a la menor provocacion. He aqui una de sus tipicas maximas: "Los pornografos se encasillan con los nazis y los miembros del Ku Kux Klan al promover odio y violencia". Cualquiera que pueda escribir una frase semejante no sabe nada ni de nazismo ni de pornografia. La porno no produce violaciones ni violencia, que son anteriores a la pornografia por miles de anos. La violacion y la violencia no tienen lugar debido al condicionamiento patriarcal sino debido a lo contrario, a un colapso de los controles sociales. MacKinnon y Dworkin, como muchas feministas de ahora, carecen de un conocimiento general de criminologia o psicopatologia y por lo tanto no tienen perspectiva ni agudeza para entender la espeluznante y sangrienta c ondicion humana, con sus desastres y sus triunfos. En este mundo mecanizado y tecnologico de acero y vidrio, los fuegos del sexo deben ser atizados. Es por esto que la pornografia debe seguir ocupando un lugar central en nuestra vida cultural. La pornografia es la arena pagana de la belleza, la vitalidad y la brutalidad, del vigor arcaico de la naturaleza. Debe romper todas las reglas, ofender toda moral. La pornografia representa la absoluta libertad de la imaginacion, como fue imaginada por los poetas romanticos. Al argumentar que una hipotetica seguridad fisica en las calles debe tener prioridad sobre el principio democratico de la libertad de expresion, MacKinnon se alinea con los autoritarios comisarios sovieticos. Ella lobotomizaria una aldea para salvarla. Una feminista iluminada del siglo XXI debera aceptar toda sexualidad y se alejara del engano, la santurroneria, la mojigateria y el odio contra los hombres de la brigada MacKinnon-Dworkin. Las mujeres nunca sabran quienes son hasta que dejen a los hombres ser hombres. Desechemos el feminismo de enfermeria con su jaleo de quejumbrosas, anorexicas, bulimicas, depresivas victimas de violaciones y sobrevivientes de incesto. El feminismo se ha vuelto un cajon de vegetales donde manojos de hermanas lloronas pueden guardar sus neurosis podridas. La pornografia deja que el cuerpo viva en la gloria pagana, la lujuria y la plenitud desordenada de la carne. Cuando define al hombre como el enemigo, el feminismo esta enajenando a la mujer de su propio cuerpo. MacKinnon nunca enfoca a la mujer como madre, amante o puta. Los snuff films (las peliculas donde supuestamente se asesina en verdad a una mujer) son sus alucinaciones puritanas del fuego del infierno. Ella trafica con relatos de terror, fantasias histericas de muerte y mutilaciones, que muestran que no comprenden al gran dios Dionisio, con su terrible dualidad. Los demonios estan dentro de nosotros. MacKinnon y Dworkin, al mercadear su retorica enferma, se encuentran en estado de negacion, y lo que estan bloqueando es la vida misma, con todo su desorden y su grandeza. Mandemos un mensaje a la odiadora enloquecida y su liron rechoncho para que dejen de gobernar las fiestas del te de los demas. El texto anterior es definitivamente provocador y una caricatura desternillante de dos de las personalidades mas solemnes y antihumoristicas del feminismo. En eso radica el talento de Paglia: en partir de una gran variedad de elementos de la cultura para desenmascarar a los demagogos y los ignorantes que se escudan detras de los ropajes academicos para defender sus programas politicos. Paglia es un fenomeno cultural que no oculta su inmensa egolatria, por lo que no sorprende que en otro de sus textos, N o Law in the Arena, se vuelque sobre otras dos feministas lesbicas radicales que la han cuestionado, Suzie Bright y Pat Califia, y las denuncie por no haberla apoyado al respecto de ciertos comentarios en torno al tema del acoso sexual. De paso ataca el convencionalismo, la mojigateria y la torpeza de las feministas prosexo, quienes no fueron capaces de hacer frente a MacKinnon, que las logro vencer sin demasiado esfuerzo. En ese mismo texto hace una breve pero fulminante defensa de la pornografia: " La pornografia es arte, a veces armonioso a veces disonante... Lejos de envenenar las mentes, la pornografia muestra la verdad profunda acerca de la sexualidad, despojada de maquillaje romantico". La escritora compara la vision masculina del desnudo con la femenina: "Los hombres, gay o hetero, pueden capturar la belleza y la lujuria en una sola imagen. Las mujeres estan siempre suavizando, censurando y politizando... Las feministas que ven el close-up vaginal como un paradigma de la historica opresion femenina han sido maldecidas con el peso de sus propios prejuicios pedestres...". Pero la superradical autora de Sexual Personae de pronto se torna un poco moderada: "Dado que el paganismo debe respetar al judeocristianismo, debemos respetar el deseo de los religiosos de no ser acosados con imagenes de desnudos en espacios publicos". Pero pone bien claro que "nadie puede proclamarse un experto en estudios sexuales si se siente incomodo con la pornografia, la cual se enfoca en nuestra identidad primaria, nuestra brutal y cruda animalidad. La porno suena con suenos eternos de deseo, sin fatiga, incapacidad, envejecimiento o muerte. Lo que las feministas denuncian como la humillante accesibilidad total de la mujer en la porno es de hecho su elevacion al nivel de alta sacerdotisa del jardin paradisiaco pagano, donde el cuerpo se ha vuelto un arbol de frutos abundantes, y la siembra y la cosecha suceden simultaneamente". .