SECCION CULTURA PAG. 11 BALAZO: CABEZA: CREDITO: El libro La opera en Guadalajara 1866-1993, que ahora se publica, es un indispensable material y un meritorio trabajo de investigacion consumado por Octavio Sosa, joven investigador que ya habia editado hace unos anos los volumenes titulados Dos siglos de opera en Mexico (SEP, 1988, en colaboracion con Monica Escobedo) y que tambien me toco en turno presentar con un breve prologo. El autor nos ofrece aqui un recuento que sera muy valioso para complementar los raros libros que sobre la opera en Guadalajara s e encuentran a la mano, contados desde luego el de don Aurelio Hidalgo o el de don Carlos Diaz Du-Pond (15 temporadas de opera en el Teatro Degollado, Gobierno de Jalisco, 1987), uno de nuestros mas memoriosos cronistas y conocedores del tema, que ha hecho armas como director de escena en todos los teatros de Mexico y que, a lo largo de mas de una decada, ha cumplido esa funcion profesional en temporadas jaliscienses en que participaran grandes cantantes nacionales e internacionales, como Irma Gonzalez, Enz o Mascherini, Rafael Arie, Cesare Berdelli, Roberto Silva, en 1954; igual que al iniciarse los anos 60 en brillantes sesiones en que participaran muchos de nuestros mejores cantantes o hicieran su debut en papeles menores futuras estrellas mundiales como Placido Domingo, que cantaba el Remendado en una Carmen (1961) con Belen Amparan y Franco Iglesias; el Goro en una Butterfly con Irma Gonzalez y Renato Sassola, o el Borsa y el Lord Arturo, en Rigoletto y Lucia, al lado de Manuel Ausensi, Rudolf Petrak, Nic ola Moscona y Ernestina Garfias. Ya en 1962, acompanado en la direccion musical por Anton Guadagno, don Carlos dirigia a Domingo en un Alfredo de La Traviata (con Irma Gonzalez y Ausensi), y en temporada en la que cantaron Margherite Roberti, Gianni Raimondi, Paolo Washington y otros. Mas tarde, en el propio Degollado, y ya en pleno estrellato internacional, volveria a aparecer varias veces Domingo, acompanado del baritono Sherril Milnes, como despues cantando un Cavaradossi en 1981. Toda esta historia, y todos estos mal conocidos curricula de notables cantantes, musicos y profesionales de nuestra opera, se hallan resumidos en el escueto registro de los elencos que el lector puede consultar en libros como el presente. Otro gran cantante formado en Mexico, como Domingo, y hoy retirado en Guadalajara, canto tambien innumerables veces en el Degollado y se ensayo como director de escena junto al maestro Guido Picco en temporadas del ano 1942. Me refiero naturalmente a Ramon Vinay, que entonces como baritono cantara el Rigoletto (con Evangelina Magana y Joaquin Alvarez), o la Aida junto al celebre y malogrado tenor mexicano Gil Mondragon, que murio a edad avanzadisima y despues de dejar grabados muy pobres discos y cintas. No podemos, en fin, en esta obligadamente reducida introduccion, sino invitar a los musicos y a los lectores a incursionar en las paginas del libro, donde se hallaran los nombres de grandes artistas de todos los continentes, desde los de la excelsa Tetrazzini al iniciarse el siglo, el de Manuel Salazar (otro notalbe y malogrado tenor dramatico costarricense, que sin embargo grabo notables discos y actuo con gloria en Mexico y en el mundo), hasta las moderns luminarias de la opera mexicnaa y de la mundial. El propio Octavio Sosa ha explicado que la investigacion adolece de muchas lagunas, debido al extravio de expedientes y la irregularidad de los materiales periodisticos existentes en las hemerotecas constituidas. Creo que su libro servira de aliciente a otros estudiosos, musicos y lectores para que, en una segunda edicion, se enriquezca la historia de la opera en Jalisco y se pongan en orden todos los registros hasta hoy a la mano. .