SECCION CULTURA PAG. 9 BALAZO: Siglo de Caudillos (Biografia Politica de Mexico 1810-1910) Premio Comillas CREDITO: n y paz. Los caudillos conservadores que han vuelto, Miramon y Marquez, terminan por persuadirlo. El bravo cacique de los indios de San Luis Potosi, Tomas Mejia, seguia a su emperador. Con el levantarian ejercitos, revertirian el destino, Maximiliano vuelve a la capital: ahora es el ultimo caudillo del ultimo encore de un drama concluido: el de la Reforma. El 5 de febrero, el dia del decimo aniversario de la Constitucion de 1857, salen de Mexico los ultimos soldados franceses. Desde Puebla, Bazaine pide a Maximiliano que lo acompane. El emperador se niega. Pesa en su animo una carta de su madre en la que esta aprobaba El fin de Maximiliano tuvo todos los elementos de la tragedia. sejo de Estado integrado por cinco letras por alegrias pasajeras y aparentes victorias, pero la inaccion de Marquez lo quebro. Entonces busca desesperadamente el encuentro de Desde San Luis Potosi, Juarez ordena un proceso militar contra Miramon, Mejia y Maximiliano. (Mendez habia sido muerto.) Todos los reos cuentan con abogados de primera linea, abogados liberales. Maximiliano no acude al juicio. Le niega jurisdiccion. En un momento considero la fuga: regresaria a Miramar, escribiria la historia de su reinado. Pero luego pensaba en Mejia, en Miramon, en el ultraje al honor que cometia y hasta en la simple y llana imposibilidad de ocultarse: ¨quien en Mexico no reconoceria sus doradas barbas? Prefiere escribir varias cartas y telegramas a Juarez: Su desprendimiento era sincero, pero confiaba aun en la clemencia de Juarez. A ella apelarian gobiernos europeos, el representante norteamericano y hasta el propio campeon del liberalismo italiano: Garibaldi. No falto la seductora princesa que se echara a sus pies. Tampoco la suplica de la mujer de Miramon: s el pueblo. de junio de 1867, en el Cerro de las Campanas que mira a la ciuda de Queretaro, el emperador de treinta y cinco anos alcanzo la mas mexicana de las muertes: cayo ante un peloton de fusilamiento., Mientras en Miramar Carlota hablaba sin cesar del * La tragedia de Carlota y Maximiliano alimentaria la imaginacion literaria de varias generaciones de dramaturgos, novelistas, poetas y cineastas en Europa y America. Un contemporaneo, Franz Werfel, escribiria una pieza teatral; el cine de Hollywood le dedicaria una pelicula; Malcolm Lowry conjuraria a los espiritus de Carlota y Maximiliano en su maravillosa novela, Bajo el volcan, escrita en el mismo paraiso de Cuernavaca donde, meciendose en su hamaca, el emperador tejia sus suenos. Paradojicamente, ambos l ograron al morir lo que tanto desearon en vida: hacerse mexicanos. En ningun lugar como en Mexico persistiria el mito de la desdichada pareja imperial. Y el halo casi onirico de su leyenda los ligaria, en la fragil memoria occidental, a la historia mexicana, dandoles un sitio y un recuerdo que muchos de sus contemporaneos europeos principes, duques, archiduques y emperadores no tendrian. .