PAG. 17 SECCION: Espectaculos CINTILLO: Del continente del teatro CABEZA: Danza y teatro vuelven a fusionarse CREDITO: BRUNO BERT La nuestra es una cultura que se alimenta de las contradicciones, y asi como intenta la expansion y la universalidad, tambien juega a dividir hasta el infinito cada campo especifico de conocimiento. A veces se vuelve arduo advertir que los terrenos creativos colindantes tienen en comun fronteras tan fluidas que resulta no solo dificil sino incluso arido establecer claras delimitaciones. Sobre todo si se trata de fenomenos que, como el teatro, a lo largo de este siglo han ido como recuperando pertene ncias sobre una serie de espacios que resultaban alternativos. Hoy la periferia del teatro se adentra profundamente en fenomenos de la antropologia, colindando con manifestaciones "primitivas" cercanas a los rituales, y se halla tambien directamente relacionado a una serie de actitudes de cultura urbana de masas con perfiles novedosos y sumamente atractivos; posibles constituyentes de nuevos ritos multitudinarios que involucran sobre todo a los jovenes. Y es en este tipo de espacios donde una vieja division queda de pronto cuestionada seriamente: aquella fisura que separa el teatro de la danza. Aqui, en la frontera con el pasado en las viejas culturas o en el alucinar frenetico y cercano que tiende su mano a las vanguardias mas combativas dentro de los guetos ciudadanos, las divisiones se hacen imperceptibles y de variadas maneras emergen fragmentos de la unidad primitiva, en donde una expresion y la otra estaban intimamente ligadas. Asi, si en el Oriente anterior a la masiva influencia del mercado de modas de Occidente, hasta los terminos mismos de danzante y actor hacian parte de un solo vocablo; o la danza pura y la danza teatro no eran mas que variaciones de un mismo nucleo expresivo; tambien en America asistimos a confluencias similares, que pasan ademas por el origen mismo de ambas artes, en estrecha comunicacion con lo cosmico y lo religioso. Porque en un principio, lo que se encuentra realmente de base es el movimiento y el grit o; signos de vida, en oposicion al estatismo y el silencio de la piedra y de la muerte. La voz y el movimiento que hallamos en los textos mas antiguos. Desde la Biblia, que declara que en un principio era el verbo, es decir, la voz hecha magia en la palabra: hasta Shiva, que en la mitologia hindu inventa el universo mediante la danza. Energias ambas que ponen en movimiento al mundo. Y alli esta la raiz del gesto significativo -esbozo del que posteriormente seria el teatro- y del movimiento en circulo que vincula el cuerpo humano con la perfeccion ciclica de lo divino, semilla de la danza. Por supuesto que no importa el orden de precedencia, aunque seguramente la danza tenga el honor de un nacimiento mas temprano a lo ritual y ceremonial que en tiempos posteriores ira haciendose espectaculo y teatro. En las culturas mesoamericanas no existio el teatro propiamente dicho, aunque el grado de desarrollo, complejidad y variedad de las distintas danzas empleadas, indica que el paso hacia el nacimiento del mismo fue truncado por la invasion europea cuando estaba a punto de producirse. Sobre este aspecto hay un interesante estudio que la doctora Maria Sten publicara en nuestro idioma hace unos tres o cuatro anos. Lo llamo, invocando una antigua poesia indigena, Ponte a bailar, tu que reinas y constituye un pormenorizado analisis de esas danzas que se hallaban imbricadas en cada una de las actividades cotidianas y festivas de la civilizacion azteca. Alli vemos como los principales dioses del panteon local: Huitzilopochtli, Quetzalcoatl y Tezcatlipoca otorgaban tanta importancia a estas manifestaciones como pudieron haberlas tenido para las divinidades griegas al estilo de Dionisos, Pan o el mismo Apolo. Y no es casual que del culto de estos ultimas nazca justamente el ditirambo, y de alli el teatro a traves de Tespis o Frinico, protoactores en la larga historia de este arte. Hoy la danza y el teatro vuelven a fusionarse festivamente en multiples intentos de superar esa artificial dicotomia, y se nutren de mutuas influencias, prestandose codificaciones, intercambiandose planteos y reconociendose en el otro como una parte muy cerca de si mismo. Naturalmente que la unidad perdida en aras de nuestra fragmentaria y especifista civilizacion dificilmente habra de retornar. Ni tampoco hay por que. Pero nuevas formas escenicas nacen echando conscientemente mano al acervo comun; y mas al la de las diferencias intentan reconocer en el cuerpo del actor-bailarin aquel impulso y aquel grito que pone en acto la vida en comunicacion con sus semejantes. ocer en el cuerpo del actor-bailarin aquel impu .