PAGINA: 2 BALAZO: Cuento de realidad? CABEZA: La casa al final de los suenos CREDITO: MIGUEL ALBERTO RUIZ Era un cinco de enero a eso de la noche. Tal vez mas oscura nada mas por ocultar sus rostros, sus diferencias, sus dedos de los pies y de las manos, calludos, frios y desesperados por aparecer eso que para muchos nunca aparecio, y que se fue con el siguiente amanecer entre ilusiones mutiladas, calladas. Y quiza todo fue por ocultar sus apariencias de reyes y magos a la vez, con la barba maltrecha, el ceno castano claro y arrugas de la vida. Era un rancho como muchos otros, arido con caballos y bueyes, algunos sordos al castigo y otros bebiendose el agua de ayer. Era Acapulco, el de las noches interminables, bienvenido y de textura suave. Aquella vez el portero del rancho cuidaba la llegada de los Tres Reyes Magos, apretaba los ojos y se resistia desde su habitacion a conocer a Melchor, Gaspar y Baltazar. Reia y sonaba con sus posibles regalos. Jorge Campos, entonces, era un nino que gustaba de los carros chocadores, las pelotas sin mucho aire y las camisas de colores, que gozaba de sus abuelos y de buena posicion economica. Le pasaba jugar metita y dos que tres inventos con los cuates. Creia en los santos reyes y a la hora de la hora ahi estaba el, junto al dia esperado. Ponia la carta con todos sus deseos y las faltas de ortografia, las quejas y las travesuras que, segun el, nunca mas volveria a cometer, sus intenciones de compartir todo con todos y, lo de cada ano, poder ir al rancho y regresar con las rodillas tan sucias como sus manos. El tiempo se reducia ecuanime. Jorge Campos se frotaba los ojos en el rincon de su espera, aprovechaba los minutos para imaginar dominar la bola y parar los disparos justo al angulo...le temblaban los labios. Los Reyes Magos acomodaban unos sobre otros los regalos. Campos seguia sonando con la seleccion nacional, con los goles y con llegar a ser el mejor portero del mundo.Todo se disolvia en la imaginacion y la noche se juntaba con el dia, poco a poco, sin mas prisa que el mero destino. El nino de piel morena comenzo a ver desde la ventana la puesta del dia. Toco la chapa de la puerta y la giro hasta ver el espacio por donde bajo las escaleras, como quien presiente en mezcla con los suenos. Vio el arbol de navidad y abajo no estaban los regalos, ni los balones. No estaba la camisa de colores, ni los tenis Nike de piel...las lagrimas comenzaron a banar su cara, se habia roto una ilusion de tanto tiempo. Acerco cuerpo y manos al zapato viejo. Con ternura toco la carta arrugada, fria. Y, de pronto, entre la oscuridad, pudo leer aquel extrano mensaje que hoy, a tantos anos, es una realidad que le ha traido aquella fama que tanto sono...los logros, la gloria de ser el portero y el delantero que desde entonces ocupaban un lugar en su intimidad. .