GUIA: N3DEPAS SECCION: Espectaculos Pag. 24 CABEZA: DE PASO Muchas veces lo he dicho: los que vamos a los hoteles de paso, en el instante mismo que somos cobijados por el recinto, nos convertimos en una gran familia. Todos y cada uno de los que estamos ahi sabemos para que estamos, claro, pero tambien llegamos a preguntarnos que clase de maromas pegaran los familiares de al lado, de enfrente o de arriba. Todos vamos a ejercer, pero cada quien con su muy personal estilo. Bueno, hasta los encargados del mostrador se integran al fraternal nucleo, son t estigos de que parejas son de una sola visita sin vuelta y quienes, como en mi caso, somos asiduos clientes de una o dos veces por semana. La gran amistad del silencio y el secreto resguardado nos une, y esto me ha otorgado prebendas que a otros nomas no. Ya un ano hace que mi actual dama y yo, atrapados en la voragine del sexo, asistimos religiosamente sin ceder en ritmo ni periodicidad. Bueno, hasta habitacion fija y reservada tenemos, y a tal grado llegan ya los lazos que nos unen con el personal y clien tes mas o menos regulares del Hotel San Antonio (Diagonal San Antonio, entre Viaducto y Eje Central. N$ 50), que si ella llega sola a esperarme, impaciente, por cierto, no hay ningun problema, la llave del 204 y a esperar adentro. Y asi paso esta vez que decidimos celebrar nuestro primer aniversario a toda piel: cita concertada, ella llego sola, tal como acordamos, a eso de las 11 de la manana; yo la alcanzaria, esa era la intencion, unos 30 minutos despues, como para que el fuego de la impaciencia fuera ca lentando los frijoles. Pero, mas que eso, lo que queria era encontrar un trio, de esos romanticones, que se aventaran una serenata en pleno hotel y a la puerta de la habitacion. Pero a esas horas de la manana que trio iba yo a encontrar. La sorpresa que pensaba darle estaba a punto de irse por la borda, ya habia desistido y me encaminaba al hotel cuando a unas dos cuadras de distancia alcance a ver unos mariachis. "Ni modo -me dije-, ya recorri por casi dos horas la ciudad y ya me aferre, aunque sea a estos le llevo". Y ahi te voy con siete sombrerudos de negro, con ostensibles huellas y aliento de una larga noche de chamba y tragos. Entramos todos juntos al hotel, la cara del encargado no disimulo la sorpresa ni el pequeno disgusto. "Hermano -le dije- hoy cumplimos un ano, dales chance que se avienten unas cancioncitas y luego luego se van". "Orale, pero rapidito" -fue todo lo que me dijo, y sonrio-. Y pues pa/rriba con todo y tololoche hasta la 204. Que se arrancan a todo meter en el pasillo y frente a la p uerta: una cancion, y nada, la puerta cerrada; la segunda y ahora si se abrio, nada mas que en vez de mi dama se asomo un tipo malencarado, chaparron, lanzandonos 200 insultos por segundo. Sin duda -pense en ese momento- no habia sido la seleccion de la primera melodia, una que dice algo asi como "me he de comer esa tuna aunque me espine la mano", aunque pensandolo a la distancia hubiera cabido la posibilidad. Mas que equivocarnos nosotros, la culpa la habia tenido el encargado, quien revolcandose de la ris a subio y me dijo: "Una pequena broma mi hermano, el cuarto lo tienen ocupado desde anoche asi que le di a tu novia la 307. Jalense rapido pa/lla". Que le va uno a hacer, siempre hay un bromista en toda familia. Ella, con el barullo armado, ya nos esperaba en la puerta, y para que no fuera haber mas confusiones, todos pa/dentro. "Ora si muchachos, arranquense con unas calmadonas, romanticonas, como para agarrar calor, pero eso si, todos volteados deespaldas porque vamos a celebrar... ­ah!, al final se revie ntan la de (El chubasco/, me trae buenos y viejos recuerdos". .