SECCION: ESPECTACULOS PAG. 17 CINTILLO: CABEZA: CREDITO: Para Jaime Lopez la poesia se nutre de la calle, de la mugre, de las esquinas en las que reunen los chompiras para echarse unas chelas bien helodias. En la calle se planea el ligue, se sufre el amor perdido al amparo de un pomo y unas pegadoras canciones de la Santanera. En la calle se ama y se odia, se rie y se llora: se vive. "Lo que no sucede en la calle es falso", escribe Henry Miller en su Primera negra, "es decir, literatura". Traducir las vivencias de la calle en canciones es un reto en el que muchos se pierden: lo real pierde su esencia y se transforma en algo hueco, falso. Y lo que es peor, ni siquiera se vuelve literatura. Si alguien tiene tablas en esto de revivir en canciones el sabor agridulce de la calle, ese es Jaime Lopez. Seco, terroso, duro, hilarante, desmadroso, Lopez es la calle. Esto se palpa en cada verso de su Odio fonky, una declaracion de amor y odio a la ciudad de parte de un trovador callejero que tuvo el t ino de embarcar en su proyecto -de igual a igual- a Jose Manuel Aguilera. Guitarrista poseedor de altas dosis de virtuosismo, entranas y rastros de sangre azteca en el organismo, Aguilera es la fuerza motriz que impulsa las canciones de Lopez a terrenos mas desafiantes. El sax solitario de Steven Brown abre este muestrario de Odio fonky con la pieza instrumental "En el principio fue el kiosko". Entran el bajo, la guitara y las percusiones, y Aguilera establece la tonica instrumental del disco: armonias construidas con inteligencia que saben medir el tereno que pisan. Por momentos la guitarra es el sonido de unos tacones que resuenan en una callejuela, para luego convertirse en un trote primero ritmico y luego desbocado. La tecnica y la tecnologia en manos del guitarrista s e ponene alservicio del cantante, le construyen puentes para que transite y lo alimentan con descargas electrizantes. La poesia callejera de Lopez se desborda en "Chilanga banda" con el humor y la conviccion de que mas vale volante de taxi en mano que resulmbrosa y efimera charola: "Ya chole, chango chilango/ que chafa chamba te chutas./ No checa andar de tacuche,/ mas chueco que la fayuca,/ con fusca y con cachiporra,/ te pasa andar de guarura./ Mejor yo mecho una chela/ y chance enchufe una chava/ chambeando de chafirete me sobra chupe y pachanga". En Odio Fonky los personajes de Lopez y Aguilera no saben que hacer con "La misma vieja cancion" y llegan a la triste conviccion de que el amor "es ese gato negro muerto en el baldio". La medula se escurre, el corazon se fermenta y se desangra la venganza. Si Jim Morrison cantaba en "Indian Summer" una bella melodia de amor a la mujer que conocio en el verano indio, Jose Joaquin Blanco le presta a Lopez su "Indian Summer", donde la mujer defiende su espacio: "En la juventud me esmeraba por agradar a mis ama ntes y cambiar,/ conforme cambiaba de hombres,/ de gusto y de semblante./ Pero ahora que se lo que se y que hago lo que me agrada,/ si no te gusta como soy,/ te me vas, mi amor, a la chingada". El disco es el transito por una ciudad en la que deambulan "Moros con tranchete" y flota en el ambiente "Materia Toxica". A la vuelta de la esquina estan la "Fama fatal", "El suicida" y "El cara de memorandum o cutis de curriculum". Cualquier semejanza con hechos y personas de la vida real, es simple y sencillamente la intencion de Jaime Lopez (voz y bajo) y Jose Manuel Aguilera (guitarra y percusiones), quienes comparten su Odio Fonky con Rosaura Cadena (teclados y voz), Steven Brown (sax) y Daniel Soberan es (bajo). Por cortesia de Lejos del Paraiso, esta seccion ofrece un cassette con su respectiva dosis de Odio fonky a los primeros diez lectores que llamen al 535-73-48 (10:00 a 15:00 hrs. con la senorita Josefina Moreno). .