SECCION: ESPECTACULOS PAG. 20 CINTILLO: CABEZA: CREDITO: Uno, dos conciertos y Aerosmith se elevo sobre competidores, descendientes y aspirantes a su cetro para debutar en Mexico, durables mosqueteros, reivindicando sus maximos lauros 20 anos despues de su primer hit. Calidad y diversidad musical, espectacularidad escenica de primer nivel, un repertorio acorde a su larga experiencia y una solvencia artistica -lo que cuenta, suma de los factores- absolutamente impecable, hacen de esta corrida la primera que se remonta por encima de la capacidad de respuesta del p ublico mexicano. 20:30 en punto, como dice en el boleto, y se oye un alarido que apaga de golpe las luces. La logica dicta que sea el (in)famoso Jose Fors, recien rapado cantante del cuarteto tapatio Cuca, que toma el escenario con sutileza de transgresor suroriental. Llamando la atencion a redobles de bateria y con la (in) familiar promesa "Aun hay mas, amigos!" los cuatro blatidofilos plantan nombre y bandera firmemente en el enorme escenario que a otros connacionales ha quedado grande. Con mas watts detras que ningun pai sano telonero hasta ahora, hacen lo mejor de su media hora de dji-el-ou-ar-ai-ei, retacando en ella dilectos personajes y agraciadas actitudes de la fauna regional: "El mamon de la pistola", "El hijo del lechero", "Todo con exceso" -con des/controladora cita Flanera-; Galileo el guitarrista, tan sin embargo, la mueve mientras declaran necesidades analgesicas, etilicas, antisepticas ("Deja ver tu certificado, no sea que tengas La Pucha Asesina") y astringentes ("Cara de Pizza") cuya absoluta carencia de escr upulos hace de su gozosa vulgaridad moneda de curso legal para comprar aplausos entusiastas entre este publico que mayoritariamente, como quien escribe, no habia tenido oportunidad de hacer su conocencia. Cuca no claudica, emboruca, acuca e hila ovaciones en su rueca (que sarta tan mamuca). Salen avante de una prueba que marchitaria a otros. Sobreviene luego larguisima espera de 40 y + minutos, unico indicio de poco profesionalismo en la primera noche. Raro que aun suenen martillazos en escena cuando ya debiera oirse musica, pero por lo visto al mejor pesador se la va la libra. Por fin, 21:38, empiezan a sonar los tambores selvaticos de la "Intro" que inicia "Get A Grip", se oscurece la casa y bailan sobre el escenario luces multicolores intermitentes. Un reflector dorsal lanza sobre una cortina de onduladas rayas negras la familiar silueta ema ciada del Boca Senior, el vanguardista Moto Perpetuo, su bajeza Movidisima, el-hombre-que-para-su-fortuna-ignoran-sus-mas-ardientes-fans-femeninas-se-apellida-originalmente-Tallarico Steven Tyler!. Su pelvis bombea, su espalda se pandea, su torax deja escapar un ululante grito de guerra indio, y la banda estalla -como en el album- en seductora llamada a rancho a los desposeidos de la tierra: "Eat the Rich". A micras del glam: Tyler, gafado y tocado por algo que le quedo grande al Sombrerero Loco; el requintista Joe Perry con una deslumbrante Les Paul de dorado Metalflake; su 2 de a sordo Brad Whitmore acunando una Music Man modelo Van Halen de purpura eclesial; el enorme (unos 2 metros) bajista Tom Ha milton con el nuevo bajo Les Paul que promueve y no cambia en toda la noche, a diferencia de sus volubles companeros. En alto y hasta atras, Joey Kramer domina la accion desde una primorosa bateria monocromatica (herrajes blancos, platillos y tambores negros) que ostenta prominente en el bombo su propia efigie en la cachetelastica actitud del fenomeno retratado dentro de la portadilla del ultimo album. Que escena. Aerosmith luce como el arquetipo toposuranico del que se copiaron todos los grupos de rock duro que les sucedieron mientras viajan en el tiempo rescatando inolvidables "Toys In The Attic", "Sweet Emotion", "Dream On". La excitacion que provocan predata las insidias troqueladoras de MTV, y el colmillo les saca chispas a estos viejos lobos del rock de estadio. Hasta los empleados del coso estan bailando. La hermosa Strato igual de chispeante y aurea conque Perry -otro incansable contorsionista a la par que brillante instrumentista nos vuelve al presente con "Fever" es apenas la primera de una larga serie de joyas con cuerdas que, con los timbres autoritarios que les prestan una bateria de ocho! amplificadores distintos de variada indole e identica aneja prosapia que obedecen fielmente la precision timbrica que obsesiona al mas aventajado discipulo del Jeff Beck Yardbird: Fenders Concert y Super, Vox AC-30, colosales Super Beatles (que tiempos aquellos, senor don Dug Dug!) y un moderno y fino Matchless se suceden obedeciendo invisibles comandos del guitarrista para hacernos oir las peculiaridades de la transparente Ampeg Dan Armstrong con que nos receta un blues deltico y el mismisimo "Manish Boy" de Muddy Waters, su predilecta Les Paul negra con vivos plateados para las piezas recientes; la Travis Bean chocolate que desata apocalipsis sonoros cuando asi lo requiere la ocasion; la inapreciable Gretsch Falcon d e chispeante plata de los anos del cisma; una Telecaster viejita y evidentemente "calentada", la vetusta lap steel hawaiana conque ornamenta con comentarios sinuosos "Rag Doll"... todo habla, no de ostentacion hueca, sino de su amorosa obsesion por el detalle sonoro, asi la sonorizacion de la casa traicione a veces sus esfuerzos. Brad Whitmore no se queda atras, ni en la variedad de sus cambiantes joyas lirarias (Les Paul tapa dorada cincuentera, idem Strato roja, otra Les de rayada tapa de maple ojo de pajaro), ni en su inesperada facilidad y sentimiento para requintear con fuego y pasion que borran de golpe su erroneo encasillamiento como guitarrista ritmico; el trabajo conjunto de los cuatro instrumentistas (Hamilton y Kramer con discretos solos) acumula una riqueza sonora que emula sin dificultad sobre el escenario la imponente produccion de sus albumes recientes. Pero el hombre espectaculo, claro, es el aranento Mr. Tyler. Con resistencia y movilidad que rompen esquemas a sus tiernos 45 anos de adolescencia, el hombre que le enmendo la plana a Mick Jagger encarna al rock mismo, incita, arenga, seduce, salta, repta, copula, patalea, manotea, se deja poseer por la musica y vive cada una de las letras, lleva al publico al frenesi y lo hace todo como si tal cosa, como si fuera facil, como si... Las dos noches corren casi igual, pero sin esa precision fascistoide de los grupos plasticos o tecnocratas (como el cuarteto que recientemente hizo impune playback ante la adoracion delirante de sus incautos fans), salvo por la bienvenida adicion en la segunda de su confesion antidroga "Monkey On My Back", y del "Train Kepk-a-Rollin" que del olvidado rockabillyoso Johnny Burnett electrificaran los Yardbirds, tan progenitores de Aerosmith como los tan implicitos Stones. Las ocasionales alusiones musicales y verbales a Hendrix ("Aint No Life Nowhere!"), el viejo Fleetwood Mac bluesero ("Oh Well") y otros pioneros (el "I Thank You" de Sam & Dave) son chistes privados que delatan su cepa. El rock de Aerosmith es ilusion de libertad, de supervivencia ante la realidad gris, y sus buenos interpretes, como los superhombres que los espectadores quisieramos ser. "Home Sweet Home", "The Other Side", "Crazy", "Shut Up and Dance", "Janies Got a Gun", "Love In an Elevator", "Dude Looks Like a Lady", "Sweet Emotion", "Dream On" desfilan una tras otra, exito radial tras despliegue interpretativo hasta que dan las 23:16 y los extenuados Aerotesanos hacen como que se van, como que se van... pero no se han ido pese a que el publico no los reclame con aplausos, sino con moderado pataleo para que nos impartan "Living On The Edge" y un postrer "Waltk this Way" que es la unica rola que les sale como nomas por salir del paso. Todo lo bueno tiene que acabar, etc, etc. Pero la fuerza y el talento de Aerosmith no se han agotado en 23 anos. Son uno de los mejores grupos de rock, y punto. A ver, ¨quien dice yo doy mas? .