SECCION CULTURA PAGINA 36 BALAZO: NUEVO LIBRO CABEZA: Perez-Reverte, en Territorio comanche CREDITO: Alejandro Ortiz Gonzalez Como decenas de periodistas y escritores, Arturo Perez-Reverte (Cartagena, 1951) ha tenido que decidir y construir su destino sobre todos los que vamos a cubrir guerras Cierto o no, Perez-Reverte ha sabido administrar su adrenalina entre la literatura una forma de acometer la vida real desde otra optica y el periodismo activo, es decir, el que se nutre en las calles y de las calles, el que se aventura a penetrar la fina tela que separa la verdad de la mentira, y lo ha hecho tan bien que sus libros El husar, El maestro de esgrima, La tabla de Flandes, El Club Dumas, La sombra del aguila, y ahora este se vendan por cientos de miles. Con Territorio comanche (Seix Barral Mexico/Planeta), Arturo Perez-Reverte alcanza, al fin, a concretar en papel sus impresiones sobre la guerra de Los Balcanes, y lo mas importante es, quiza, el hecho de que la mayor parte de los reportajes se han escrito in situ, desde el lugar de los hechos, en Sarajevo y Mostar, entre 1993 y 1994, en plenos combates. De tal modo esta presente la muerte y la guerra en la tinta que utiliza Perez-Reverte, que lo mismo da leer el libro de ida o de regreso. La vida se consuma y se muestra como una situacion circunstancial, el azar y la suerte, mezclados con un poco de sudor y primeros instintos son la unica base para la sobrevivencia. Se alternan en el ametrallados, cronicas de cuatro o cinco lineas sobre el bombardeo a un puente o una ciudad, rafagas de instantaneas fotograficas e ideas que huyen con la misma rapidez con que han llegado. La maestria si acaso pueda llamarse asi, con que el autor de La tabla de Flandes centra sus objetivos opticos, emocionales y literarios recuerda las mejores cronicas de Constantin Feltman (El Potempkin en Odesa), Ewin Egon Kisch (El caso Redl), Larissa Reisner (Kazan-Sarapul), John Dos Passos (Torpe juego de palabras), Arthur Koestler (La historia de Koestler), Andre Malraux (Esta es la guerra) y John Steinbeck (Ventotene). No puede verse a la guerra como un medio para que el que escribe se luzca, no es esa la intencion ni la voluntad que empujan a Perez-Reverte. Se antoja mas bien como una necesidad por pelear tambien, por convocar a todos los muertos y darles la oportunidad de sobrevivir a la desaparicion. Es, mucho mas alla de un simple recuento o retrato, la metralla de palabras que quieren dar cuenta del absurdo mayor, el aniquilamiento. Por si fuera poco, Perez-Reverte enfatiza la necesidad del que narra de ser amoral en una guerra, pues como senala el epigrafe inicial, de Tim OBrian, "Una autentica historia de guerra nunca es moral. No instruye, ni alienta la virtud, ni sugiere modelos de comportamiento, ni impide que los hombres hagan las cosas que siempre hicieron. Si una historia de guerra parece moral, no la creais". .