SECCION CULTURA PAGINA 36 CABEZA: EL ORACULO DE DELFOS CREDITO: Sin embargo, en la cultura grecolatina la interpretacion de oraculos llego a tener una importancia fundamental, pues era considerada como el mejor metodo, si no el unico, para conocer la voluntad de los dioses, dentro de una tradicion segun la cual el dios brindaba una proteccion generosa a los mortales que sabian agradarlo y, en cambio, descargaba su ira sobre la ciudad y la destruia sin misericordia cuando era ofendido por error o por maldad. No me atrevo a asegurar que Euripides compartiera esta creencia popular, sobre todo porque sus tragedias nos revelan nitidamente que a los dioses solo podemos entenderlos por sus efectos; que los mensajes de los dioses siempre son malinterpretados por los mortales, con efectos catastroficos, y que en todos los casos el mensaje verbal del dios solo resulta comprensible dentro del contexto mas amplio que definen sus acciones. En este sentido, lo que Euripides nos ensena en Medea sobre los oraculos es altamente significativo. Egeo, rey de Atenas, fue al famoso santuario de Febo Apolo en Delfos a preguntar al dios como podia tener hijos, y el dios le mando que no desate el pie que sale del odre... antes de regresar al hogar paterno. De camino a Trecen, donde piensa someter el oraculo a la sabia interpretacion del rey Piteo, pasa por Tebas donde se topa con Medea de forma aparentemente accidental. Mas por cortesia que por otra cosa, ella pregunta que le dijo el dios y Egeo le transmite el oraculo; Medea coincide con el en q ue Piteo es un hombre sabio y experto en tales cuestiones y no se habla mas del asunto. Aprovechando el encuentro, que para ella es muy afortunado, Medea le pide a Egeo que le de refugio en Atenas y a cambio le ofrece curar su esterilidad, ya que, dice, tales son los remedios que conozco. El rey desde luego acepta, le jura solemnemente por la Tierra y por la brillante luz del Sol que no la abandonara, y se va muy contento porque quiere creer, y realmente cree, que la nieta de Helios puede ser la solucion a su problema, y nosotros, si aceptamos la funcion y naturaleza divina de Me dea, tampoco podemos dudarlo. Como un caso relevante en los anales del teatro antiguo, asistiriamos al cumplimiento del oraculo si consideramos que Medea es el pie que sale del odre, que el odre del que sale Medea es Corinto en cuanto situacion dada o microcosmos y que el juramento de Egeo equivale a no desatar el pie que sale del odre, es decir, a no desamparar a Medea en su critica situacion antes de retornar al hogar paterno, Atenas, con la cual asegura su descendencia. Si esta escena es el cumplimiento del oraculo, podemos considerar a Egeo como un enviado de la divinidad, y por los efectos de su visita podriamos afirmar que fue enviado especificamente para rescatar a Medea de su desamparo y ofrecerle un refugio seguro. El que esta decision concuerda con la voluntad divina queda demostrado por el hecho de que Egeo a cambio recibe un don. Esta escena es, pues, la primera manifestacion de la divinidad que se esta moviendo detras del escenario estrictamente humano, y revela el sentido de lo que los dioses estan haciendo con respecto al asunto que es evidente. No comprenderlo asi, equivale a mantenerse en el drama pasional, o bien en la tragedia de corte sofocleano en la que Jason sigue siendo el personaje principal, el heroe tragico que ofende a la divinidad inherente a Medea. La aparicion de Egeo revela, sin embargo, que la divinidad, que rebasa a Medea y rebasa el marco del escenario estrictamente humano, tiene el verdadero papel protagonico del drama. A partir de esta escena podemos aceptar que Medea es el personaje principal, pero no como mujer sino como divinidad, es decir, que Medea-mujer es el parapeto detras del cual la divinidad esta desempenando el papel protagonico. De esta manera, valiendose de un oraculo del que no se dice cual es su sentido lato sino que se muestra, Euripides nos trasporta a un plano superior de interpretacion del drama, en el que las cosas no son lo que parecen, y nos obliga a ver dos dramas en uno: un drama aparente y otro que solo podemos seguir, valiendonos de la metafora de Platon, por el juego de sombras que proyecta sobre el fondo del escenario. Literato y dramaturgo, autor de Tlaxcalcingo. .