SECCION: CULTURA PAGINA: 13 CINTILLO: BAHNHOFF ZOO CABEZA: You are Number Six/II CREDITO: Ricardo Pohlenz misimo Julio, cuando aun era Cesar ordeno un censo general en Galilea, lugar bastante propicio para las revueltas, y como todos estos subditos forzados del imperio tuvieron que regresar a sus lugares de origen, nuestra era se inauguro en el poblado de Belen y no en Nazareth: algo tuvo que ver tambien la profecia y el linaje de David, las que son -a fin de cuentas- progresiones aritmeticas en el tiempo y en la memoria. Se tiene entendido que el orden es una apariencia. Como todo tiende a la entropia, debemos pasar la mayor parte del tiempo cuidando de que las cosas esten en su lugar y no corriendo por todas partes. A fin de cuentas uno acaba por resignarse y va a buscar la pluma, el tarro de mostaza o el recibo telefonico al mas improbable de los lugares; admitamoslo, es una ley que rige al cosmos (la etimologia de la palabra guarda toda su ambigua ironia). Pero no, siempre esta el paranoico que debe tener todo en orden: su escritorio, la empresa, el conglomerado de empresas, la industria, la nacion, las relaciones entre las naciones, el destino mediato e inmediato del mundo. Digamos que la guerra es la extension de la diplomacia y que esos suavos medievales que peleaban por el honor de una dama no tenian ni la mas remota idea de lo redituable que es trasmitir un enfrentamiento armado por television. Con todo esto entendido uno se pregunta por que siempre quedan cabos sin atar. Segun Koestler, desde el ano 1945 le cambio el panorama a la humanidad, y no porque el paisaje este sembrado de reactores nucleares o porque el planeta brille de noche, como Marie Curie en sus ultimos dias, sino porque entro a juego la certeza de que podiamos desaparecer como especie, no man no more. Pensemos en este universo que da vueltas sin proposito ni destino en el que como un tiovivo nos sentimos tan importantes, y tan desamparados: si cortamos todo lazo de trascendencia, ¨que no se queda? Baje el pe riodico y vea a su alrededor. Vayamonos entonces a lo dramatico e imaginemos una intelligentsia que sabe mejor que nosotros lo que nos conviene, que tolera valvulas de escape y nos vende desde el libre albedrio hasta la soberania, facilmente uno se puede topar con uno de ellos, a la salida de un restoran, en un aeropuerto, pero, ¨sobre quien pende la espada de Damocles? Le Carre te presenta a Smiley y no sabes si reir o llorar, apenas si se esta en la superficie de lo que supondria la Organizacion, ojo inme nso que vigila cada uno de nuestros movimientos, y no solo eso, que rige y propicia nuestras acciones y sus alcances. ¨Quien sabe? ¨Como saber si han sido ellos los que me han hecho escribir esto? ¨Como saber si la informacion que estaba a mi alcance por un golpe de suerte, por un estar en el lugar y en el momento adecuado, no habia sido puesta ahi a proposito? ¨Podria asegurar que ha llegado hasta este punto por mero azar o gusto? Si dejara de leer ahora, tal contingencia tambien habria sido prevista. Sume ahora lo que piensa. No hay salida. El Numero Seis -prisionero de esquemas que suponen la variacion infinita de un roman convencional clasico, con heroe, villano y dama en desgracia; que entrana como celda un baluarte etico y axiologico que se cierra a si mismo como un acertijo; que supone los preceptos esenciales de la anarquia tal y como fue sugerida por Lao Tse y que se nos presenta como un engranaje defectuoso en la gran maquinaria del poder- es un arquetipo, pero a la vez, podria ser un senuelo, o peor aun, una leccion ejemplar. El Numer o Dos es su verdugo, pero es a la vez un peon y ni el mismo sabe a quien responden sus acciones. ¨De quien es, por ejemplo, la mirada que siente en la nuca? .