Elias Canetti narraba en su autobiografia sus encuentros tempranos con los libros y casi simultaneamente nos contaba como su padre y su madre tenian un lenguaje Sigmund Freud, quien compartio algo de la misma Viena de Canetti y fue uno de los responsables en la difusion de tal idea, tambien habia dicho que un doble deseo lo llevo a aprender espanol: leer el Quijote en su original idiomatico y poseer una Segun recuerdo haber visto en un libro de texto en primaria, Juana de Asbaje era una lectora tan precoz como compulsiva, que se imponia metas, en numero de paginas y tiempo, y de no cumplirlas se castigaba cortandose el cabello; a pesar de que no sabemos si lo que le atraia era la lectura misma o solo aquel riesgo que implicaba el no cubrir sus objetivos, es seguro que algun placer sacaba de todo este ejercicio. Tiempo despues La Fontaine escribio sus Fabules, que estaban dedicadas (oficial y oficiosamente) al delfin, pero que, tanto por su popularidad como por su persistencia en el gusto del publico lector, parecian cumplir con la propia declaracion de La Fontaine, esa especie de manifiesto maravilloso que delineo en una sola frase: El filosofo espanol Fernando Savater, a quien le gustan las bromas intelectuales que se relacionan con Freud y lo contravienen, dijo en cierta ocasion que el habia aprendido ingles, en tan solo un verano, para leer los tres tomos completitos de The Lord of Rings. Alguna vez Gabriel Zaid recordo como uno de los placeres de su infancia y temprana juventud, la lectura, era constantemente saboteado por su madre que, al verlo con un libro ante los ojos, lo ponia de inmediato a Segun parece, el poeta aleman Goethe siempre penso que la lectura si era algo Escribir es desear Este registro o anecdotario incompleto de lo que puede considerarse una historia de la comunicacion entre el lector joven y el escritor, asi como del que narra historias y aquellos que lo leen, parece ser tambien, al menos parcialmente, un extracto azaroso tomado de un manual de autoproduccion: todos estos lectores precoces terminaron convirtiendose, de una u otra manera, en escritores. El tema sigue siendo, sin embargo, la afectividad, o el deseo, si se quiere. No porque crea que las personas mencionadas hayan sentido el impulso de emular a su autor favorito y, admirados ante su destreza literaria y el aura de su inteligencia, decidieran que al crecer iban a hacerse igualitos que su supuesto heroe intelectual, es decir transformarse en escritores, tal y como cuando ninos o jovenes deseamos ser Si acaso hubo un mecanismo tan inmediato de identificacion, no fue con el autor mismo sino con sus personajes, primariamente, o, tal vez, con algunas de sus ideas o formas de exponer los sentimientos y pasiones de tales pesonajes. Pero considerando el asunto a mas largo plazo, quizas la semilla habia germinado ya en esas mentes que estaban desarrollandose. El anhelo, sin embargo, no seria propiamente el de Me gustaria recordar aqui como en cierta ocasion Italo Calvino explico la forma en que germinaban sus hermosos libros: leer una obra literaria o acaso unas solas paginas y desear haberlas escrito el, de donde seguia el deleite intelectual de crear otras frases, otras paginas, una obra propia. O, como dijo Umberto Eco: Recrearse y comprender Casi todo escrito ha defendido el derecho a imaginar, y casi cualquier lector seria capaz de respaldarlo. Por todo ello, el innecesario enfasis Este esfuerzo, sin embargo, obedece sin duda a un loable fin: que la infancia y la juventud aprendan, a traves de sus lecturas, algo util, conocimientos que les sirvan en la vida... cualquier cosa que sea mas real que la simple Vemos al joven que, por ejemplo, cambia de canal a la television cuando aparece el espacio de partidos politicos, o troca el radio por el audio-casette cuando sale al aire el noticiero, y nos desesperamos. Sin embargo, no es solo falta de conciencia politica o simple desinteres por lo real lo que impulsa al joven a rechazar estos mensajes. Al contrario, podria pensarse incluso que lo Espacios de transicion que constituyen parte de su ambito cultural, en el que el joven no solo es un consumidor Es tambien una mayoria de jovenes la que consume los tirajes millonarios de historietas, de revistas de divulgacion, de publicaciones para aficionados a la moda, el chisme televisivo, la distraccion y el Comprender esto es ubicar en otra historia del deseo el supuesto vacio de lecturas -y por ello cultural- de los jovenes que no leen libros. Ver e ignorar Teleadicciones, videoadicciones vemos en la actualidad: ninos y jovenes que juegan compulsivamente en sus computadoras o en los salones con Pero tambien hay y habra, aunque tal vez en menor grado, ninos biblioadictos, lectores compulsivos de libros, como ha habido fanaticos religiosos o aficionados al juego que se pierden en su aficion. El problema del mal uso de los espacios de transicion, del quedarse enganchado en ellos, no es necesariamente generado por los propios espacios, aunque a veces si puede ser... Justamente se trata de respetar la calidad transicional de esos ambitos culturales, y la literatura, tanto en su creacion por parte del escritor como en su recreacion por obra de los lectores, es uno de estos espacios, y quizas si uno de los mas ricos desde el punto de vista emocional e intelectual: es esa vida que no acaba de serlo pero que no esta muerta porque late, se desarrolla, forma parte de nuestra interioridad y al tiempo nos contacta con la vida misma. Si la literatura ofrece tales perspectivas e intensidades, entonces por que los jovenes optan cada vez mas por espacios transicionales que los alejan de ella. No ahondare en lo que parece obvio: cada espacio genera sus propias estrategias para captar a su publico. La television, que puede ser vista como un dispositivo que crea un espacio transicional -limitado desde el punto de vista intelectual pero mas basico y eficaz desde lo emocional- ha desarrollado, ademas de su propio atractivo, estrategias invasoras en otros medios, como el cine, la farandula y las revistas, pero estas solo hablan de la television y sus artistas, los cuales al cantar o al presentarse en la pantalla grande, remiten de nuevo al espectador hacia la television. Hay un saber en estos ambitos culturales, pero es este un saber cerrado, que a quien se inserta en sus propuestas lo condena a morderse la cola una y otra vez, en un intento inutil por alcanzar algo. Esta es la historia del deseo enganchado en la circularidad televisiva, historia que nos gustaria romper a todos los que genuinamente nos interesamos por los jovenes. Pero es a la television, en gran parte, a quien toca la responsabilidad de deshacerse de esta tendencia a crear jonkies visuales y afectivos, y entonces aceptar otra responsabilidad alternativa, mas ludica: impulsar desde sus posibilidades la relacion -no invasora y si genuina- con otros espacios. Con ello abriria sus propias perspectivas de crecimiento y por lo tanto ampliaria su ambito cultural, su espacio efectivo de vida. Decir es hacer Llorar el desconsuelo que nos causa nuestra vulnerabilidad ante el empecinamiento televisivo actual, o esperanzarnos en la idea de que tal vez algun dia la television comprenda plenamente al libro, resulta estremecedoramente inutil si, ademas, dejamos de escribir y publicar. Narrar historias para ser escuchadas, para gozarse, divertimientos abiertos a la comprension del lector: crear y recrear ese ambito de transicion que toca la vida en un punto y el deseo y el pensamiento del lector en el otro, para que quien nos escuche tambien desee, anhele incorporarse a ese espacio y sienta el impulso de recrearlo el por si mismo. Creo que es esto lo mas No hay mas: abrir el libro al mundo y voltear sus historias sobre el, expander el espacio de expresion, el ambito cultural del libro y desencajarlo, desencuadernarlo si es preciso, brindarlo por entregas y reconquistar los apreciables sitios decimononicos de aquellos Misterios de Paris, de aquel Zarco y que el lector, joven o viejo, nino o adulto, escuche nuestro deseo y conteste expresando el suyo, reinventandolo, desbaratando el limite imaginario entre su espacio cultural y el devenir del libro... e expresando el suyo, reinventandolo, desbaratando el limite imaginario entre su espacio cultural y el devenir del li .