SECCION: CULTURA PAG. 9 CINTILLO: UNA ELECCION METAFISICA CABEZA: LA MANSEDUMBRE, ANTITESIS DE LA POLITICA CREDITO: Norberto Bobbio espeto a las reglas democraticas, es decir, en una lucha por el poder sin el uso de la violencia, para la gente mansa no existe cabida alguna. Dos animales, simbolos de un politico -recordemos el capitulo XVIII de El principe- son el leon y la raposa. El cordero, un e la politica, en tanto que princeps principi lupus es su continuacion en las relaciones internacionales. La mansedumbre es mas que nada lo contrario de la arrogancia, entendida como un concepto exagerado acerca de sus propios meritos, cosa que justifica la opresion respecto a los demas. Un hombre manso no se sobreestima en exceso, no porque no se respete a si mismo, sino por la razon de que esta dispuesto a creer mas bien en la pequenez, mas que en la grandeza, del hombre, siendo que el mismo es un hombre igual que los demas. La mansedumbre constituye, en aun mayor medida, lo contrario de la insolencia y la so berbia, las cuales son a su vez una arrogancia ostentativa. El hombre manso no hace alarde de nada, ni siquiera de su propia mansedumbre: la ostentacion, o el hecho de exhibir sus supuestas virtudes, es por si sola un defecto. Una virtud ostentativa se torna en su reverso. Aquel que anda haciendo alardes de su misericordia, no tiene en si una pizca de misericordia. Aquel que anda presumiendo de su inteligencia, es por lo regular un mentecato. La mansedumbre constituye con mayor razon lo contrario del despotismo. Digo riedades, e incluso -siempre y cuando lo considere necesario- actos de crueldad. Un hombre manso, en cambio, es aquel que permite a otro ser tal como es, aun si ese otro resulte arrogante, despotico. Un hombre manso no entabla relaciones con los demas con el unico fin de poder competir con ellos, superarlos y al final vencerlos. Le es totalmente ajeno el espiritu de competencia, competitividad, rivalizacion y, por consiguiente, la aspiracion a la victoria. En la lucha por la vida, por la existencia, lleva por tanto siempre la de perder. Su concepcion acerca del mundo y la historia, el u nico mundo y la unica historia, en las que le gustaria vivir, es el mundo y la historia, en los cuales no hay vencedores ni vencidos, debido a que no existe una lucha por la primacia, por el poder, no hay lucha por la riqueza, por tanto no existen condiciones que permitan dividir a la gente entre vencedores y vencidos. No quisiera, sin embargo, que se confundiera la mansedumbre con la sumision. El sumiso es aquel que renuncia a la lucha a causa de su debilidad, resignacion, miedo. Un hombre manso no se guia por lo que acabo de mencionar: rechaza una competencia destructiva, ya que esta resulta para el desagradable, ve la nulidad de objetivos de tal competitividad, ya que guarda una gran distancia respecto a los bienes codiciosamente ansiados por otros, le falta esa pasion, que a juicio de Hobbes es una de las causas de la guera de todos contra todos: carece de la altivez o la jactancia, misma que inclina a la gente a sentirse superior a cualquiera; le falta esa obstinacion, que lo unico que hace es alargar a lo infinito las disputas por cualquier tonteria ( ue haya aceptado la logica de la competencia, la regla del juego, la cual conduce a que mientras uno haya triunfado, el otro ha quedado derrotado (un juego con suma de cero, segun reza la teoria de juegos). Un hombre manso no guarda por mucho tiempo el rencor, no es vengativo ni envidioso. Pasa por alto los insultos, que le han sido lanzados, no aviva en si el odio, no encona las heridas. Para estar en armonia consigo mismo, tiene que estar antes que nada en concordia con los demas. No abre nunca fuego cont ra otros, y cuando estos otros abren fuego, el no se deja consumir por las llamas a pesar de que no sabe apagar ese fuego. Pasa por encima de el, sin sufrir quemaduras, traspasa la tempestad de los sentimientos sin permutase, mantiene su propia medida, el decoro. Un hombre manso es apacible, mas no sumiso, repito, ni bonachon. En la bonachoneria hay cierta simpleza, falta de refinamiento en las relaciones con los demas. Un hombre bonachon es credulo o, por lo menos, no hay en el la suficiente malicia como para concebir sospechas de que otros la tengan. El que la mansedumbre sea una virtud, de eso no cabe la menor duda. En cambio, de lo que dudo es que esta sea tambien, al mismo tiempo, un sinonimo de la bonachoneria, dado que un bonachon no guarda una debida relacio n respecto a los demas (es por lo que en caso de que la bonachoneria se considere una virtud, no lo es mas que tan solo de caracter pasivo). Tampoco se debe confundir la mansedumbre con la sumision, o humildad (a la que el cristianismo ha elevado al rango de la virtud). Spinoza define la humildad como una mansedumbre no es una forma de tristeza, sino mas bien de su reverso, de una alegria entendida como transicion de una menor a una mayor perfeccion. Un hombre manso es alegre, ya que abriga una profunda conviccion acerca de que su mundo es mejor y esto es algo que comprueba a traves de su conducta diaria, al practicar precisamente la virtud de la mansedumbre, de la benignidad, a pesar de que sabe que ese mundo suyo no existe realmente aqui y ahora, y es probable que nunca habra de existir. El antonimo de la humildad es una excesiva satisfaccion de si mismo, en breves palabras, la altaneria. La cara opuesta de la mansedumbre es, como ya he dicho, el abuso del poder en el sentido textual. El hombre benigno puede ser heraldo de un mundo mejor, mientras que el hombre sumiso solo un noble -pero falto de esperanza- testigo de un mundo existente. Tampoco hay que confundir la mansedumbre con la modestia. La modestia equivale a la subestimacion -no siempre sincera, sino incluso a menudo mustia e hipocrita- de si mismo. La mansedumbre no es ni subestimacion, ni sobreestimacion de uno mismo, puesto que no es una actitud frente a si mismo, sino siempre una postura en relacion a los demas. No se debe descartar el que un hombre benigno pueda ser humilde y modesto. Sin embargo, estas caracteristicas nunca se unen, o reunen, en una sola actitud homogenea. So mos humildes y modestos ante nosotros mismos, y mansos frente a los demas. Me gustaria tener rasgos de un hombre benigno, de un hombre manso. Mas no los tengo. Con demasiada frecuencia me dejo llevar por la ira, como para considerarme un hombre apacible, sino que la sociedad ideal es aquella en la que la benignidad de las costumbres ha llegado a convertirse en una practica cotidiana (como en la China idealizada por los escritores dieciochescos). Es probable que la mansedumbre, la beniginidad, tal como la que he presentado, les parezca una cualidad femenina. Estoy de acuerdo con ustedes. Se que estoy causando un disgusto a las mujeres que se rebelan en contra de la secular dominacion del hombre, cuando digo que la mansedumbre siempre me ha parecido deseable precisamente por razon de su naturaleza femenina. Creo que ella acabara por triunfar el dia en que llegue a convertirse en realidad la La eleccion de la mansedumbre no es, por tanto, una eleccion curricular. Es por su naturaleza una eleccion metafisica (es decir, una eleccion que se desprende de la concepcion del mundo, a la cual de otra manera yo no sabria fundamentar). Sin embargo, desde el punto de vista de las circunstancias que esa eleccion provocaron, esta viene siendo una eleccion historica. Se debe considerarla como una reaccion ante la sociedad de violencia, en la que nos ha tocado vivir. No soy hasta tal grado ingenuo, como para crear que la historia de la humanidad ha sido siempre un idilio. Hegel la habia denominado en su tiempo como un ca -aseveran los expertos-, la Tierra no quedaria destruida en su totalidad. Piensen ustedes, sin embargo, en todo el trabajo que costaria empezar todo desde el principio. Espero que hayan entendido: a un hombre benigno lo asocio e identifico con aquel que rechaza la violencia dirigida en contra de cualquiera. La benignidad, la mansedumbre, no es por tanto una cualidad politica. E incluso en un mundo banado en sangre por grandes (y pequenos) soberanos -llenos de odio- la mensedumbre es una antitesis de la politica. .