SECCION: CULTURA PAGINA: 13 CINTILLO: CABEZA: Orlando, florida obra CREDITO: Leonardo Garcia Tsao Fiel a la tendencia revisionista mostrada en su musical The Gold Diggers (1983), Potter aprovecha su caprichoso relato para referirse a una gran variedad de temas, como una mirada ironica de la historia inglesa y una apreciacion del peso de las clases sociales. Sin embargo, su enfoque central es sobre los roles sexuales. Una narracion en off nos informa al inicio de la pelicula que no podia haber duda sobre el sexo de Orlando, un joven noble que, interpretado por la sorprendente Tilda Swinton, resulta perf ectamente dudoso. Para reforzar el equivoco, esta el detalle de que la reina Isabel I, quien favorece a su cortesano con las escrituras a varias propiedades y la recomendacion a ser inmortal, es interpretada por el escritor gay Quentin Crisp (curiosamente, Swinton no pierde nunca su delicadeza femenina, cosa que no afecta -sino refuerza- la intencion del discurso). Orlando inicia su busqueda de identidad como hombre, y a medio relato -por ahi del siglo XVIII- se transforma en mujer. Lo que no debe interpretarse literalmente como un caso de transexualidad, sino como metafora politica: los avatares del personaje representan la evolucion de la conciencia femenina en la historia. Asi, durante la epoca isabelina, Orlando debe ser un hombre para aspirar a un lugar en la sociedad; asimismo, una vez convertida en Lady Orlando, enfrenta dos demandas juridicas que equiparan el ser mujer a ser declarada legalmente muerta. Sin embargo, no se trata de una denuncia de la milenaria opresion masculina, sino un testmonio festivo sobre la igualdad de los sexos. Uno de los aciertos de la adaptacion de Potter es que, si bien la pelicula apuntala sus reflexiones recurriendo a efectos de distanciamiento -la protagonista hace varios apartes al espectador, con una sonrisa de complicidad-, por otra parte participa sinceramente de un espiritu romantico, bien representado por los momentos cuando Orlando -como hombre- se enamora de la bella Sasha (Charlotte Valeandrey), o -como mujer- hace lo propio con el apuesto Shalmerdine (Billy Zene). Por cierto, la realizadora hace efectiva su propuesta de igualar los sexos, con un oficio que se inserta sin problemas dentro de la tradicion mas sofisticada del cine britanico, que hasta ahora habia sido de predominio masculino. Potter reconoce sus influencias. La vision irreverente de la historia esta endeudada con las ensenanzas de Derek Jarman -deuda que esta subrayada por la presencia de Swinton, una de sus colaboradoras mas frecuentes-, mientras que el formalismo preciosista, el gusto por los tableaux vivants de espectacular belleza muestra una fuerte raigambre con el estilo de Peter Greenaway -Potter comparte con el a los disenadores de produccion Ben Van Os y Jan Roelfe, mientras la partitura recuerda a Michael Nyman. Sin embargo, la directora las ha asimilado dentro de una personalidad propia. La secuencia de Orlando y Sasha sobre un Tamesis congelado -San Petersburgo, en realidad- posee un encanto que desafia la descripcion. Por lo mismo, son escasos los cineastas capaces de recrear visualmente El n acimiento de Venus, de Botticelli, sin caer en el ridiculo. Orlando ha obtenido un moderado exito de taquilla en Europa y Estados Unidos y, hasta donde se, tambien ha llamado la atencion en nuestro pais. Un dato alentador, sin duda. Quiere decir que todavia hay publico para un cine que se atreve a ser diferente. ORLANDO D: Sally Potter/ G: Sally Potter, basado en la novela de Virginia Woolf/ F. en C: Aleksei Rodionov/ M: David Motion, Sally Potter/ Ed: Herve Schneid/ I: Tilda Swinton, Billy Zane, John Wood, Lethaire Bluteau, Chjarlotte Valandrey/ P: Adventur Pictures; Lonfilm; Rio, Mikado Film; Sigma Filmproductuons. G. Bretana, Rusia, Francia, Italia, Holanda, 1992. .