SECCION: ESPECTACULOS PAG. 8 CINTILLO: CABEZA: CREDITO: Ser, en el mundo de la musica, rockero, es vivir obligado a cargar con un costal repleto de la propia arrogancia. Uno piensa, y se preocupa por hacer pensar a los demas, que suyo es el monopolio universal de la buena onda. En consecuencia, goza del derecho de veto musical frente al resto de sus semejantes. Gracias a esta necia practica, somos a menudo victimas de la insensibilidad de quienes, como rockeros, exigen que congeniemos al cien por ciento con lo que ellos consideran buen gusto y que no es mas que la expresion agachona de un pobre hit parade seudomarginal, las mas de las veces derivado de la esterilidad vestida de intolerancia. Arrogante, intolerante, ignorante: šen honor a que torcida deidad vamos a soportar que un fulano asi controle asuntos de tan alta importancia como el ambiente intimo de nuestro reventon? No es raro descubrir que quienes hemos practicado una, dos o mas veces el vergonzoso habito de la intolerancia nos deslizamos hoy, timidamente, hacia los reclinatorios del arrepentimiento. Me permito, pues, invitar a los retirantes de la intolerancia musical a darse unos cuantos golpes de pecho con The Eternal Dance: pequena pero esplendorosa coleccion de derroches musicales, espirituales y esteticos, a manos de una de las bandas mas influyentes de los ultimos veinte anos, insulsamente menospreciada por los rockeros radicales, mas grandemente acreditada por una multitud de musicos cuyo sano crecimiento ha quedado en perpetua deuda con ellos: Earth, Wind and Fire. No vale la pena desperdiciar mas tinta preguntandonos si los rockeros radicales que aun desdenan a EWF lo hacen por necedad, por desinformacion, o por simple, asqueroso racismo. La pregunta, en todo caso, seria: šes posible que hoy, cuando casi toda la musica popular se ha vuelto una pobre subalterna de las imagenes, funcionen a nivel masivo genialidades como las que infestan de oxigeno redentor esta noble caja con tres largos compactos? Seguramente si, porque de gente como Maurice White -el cerebro sensibl e responsable que inyectara sangre al fenomeno EWF- se alimenta y seguira alimentandose la proverbialmente zangana industria disquera. Por eso es que productos tan exagerados y generosos como The Eternal Dance resultan en estos tiempos particularmente indispensables: ellos nos permiten mirar con razonable desden a toda esa mercancia segundona y francamente corriente que se nos ofrece desde las montanas de desperdicio del Imperio Jackson. Earth, Wind and Fire es, desde su mismo nombre, una banda proclive al exceso. En un medio musical que cada dia se caracteriza mas por la simplificacion -cuando no por el chanchullo- escuchar de corrido una recopilacion como esta supone arriesgarse a quedar seriamente indigesto. Pero šno es la indigestion lo que con mayor empeno busca el melofago? Venid, pues, a mi, magnificos eructos! Mas alla de la opinion de los inquisidores que proponen al fracaso como unica forma licita de vida y desde luego predican co n el ejemplo, me permito proponer a esta como una de las mas afortunadas formulas de libertad creativa y exito comercial sabiamente combinados en un setenta para comprender lo que White sabia mucho tiempo antes: todo venia de Africa, la vanguardia estaba en Africa, el futuro se deletreaba A-F-R-I-C-A. Mal puede quien ha crecido fascinado por los gospels de Mahalia Jackson -siempre contaminados de grandezas ancestrales- ser un conformista. Los radicales pueden insistir en la "orientacion comercial" de EWF, pero basta con clavarse aqui, en The Eternal Dance, para descreer de simplismo semejante y sospechar que el responsable de los exitos universales de esta banda no ha podido ser otro ingrediente que el exceso de espiritu, ejercido entre mentes libertarias y enviciadas en el quehacer de imaginar hasta el limite de sus posibilidades. šLibertad, imaginacion, riqueza espiritual? Loteria! Todo ello amerita un nuevo espacio en estas paginas. .