SECCION CULTURA PAG. 13 BALAZO: CABEZA: You are Number Six CREDITO: Ricardo Pohlenz iforme recreativo, blusas marineras a rayas, pantalones lisos a juego y mocasines. Algunos pasean en biciclos, cuya imagen se repite como un distintivo en la blusa de cada uno de ellos, acompanada de un numero. Algo no anda bien, en primer lugar, porque no recuerda como llego a ese lugar; en segundo, porque presiente que debe sospechar de un entorno asi; en tercero, porque las apariencias nunca son lo que parecen ni lo que nos gustaria que fueran. Puede esperar lo peor, acaba de renunciar a su trabajo. La Villa, obviamente, no es un desarrollo vacacional, es una prision. Como no hay forma de escapar, los pensionados se pasean libremente en las instalaciones sin saber, por supuesto, quienes son los prisioneros y quienes los celadores. A ciencia cierta, nadie sabe por que esta en La Villa, o no quiere saberlo; podria ser que cada cual esta para vigilar a los restantes, siempre queda la esperanza de que sea liberado, ya sea de un chantaje, de una amenaza, de las propias responsabilidades o de la isla. Las re tribuciones, morales o fisicas, pueden ser sutilisimas, solo hay que tener en cuenta una maxima sobre la condicion humana: cualquiera puede ser corrompido, y si no, quebrado. Nuestro caso particular parece estar por encima de cualquier debilidad: no es practico (por tanto no puede ser mezquino), no se vende, no busca tomar ventaja de las situaciones ni de llevarse la mejor parte, y se mantiene fiel a si mismo. Si no puede ser corrompido, puede ser quebrado, y en el proceso de demolicion se diseccionara, como en las visceras de una rana, su naturaleza: su cualidad de excepcion. Pero es adelantarse. Por lo pronto le informan que lo que se quiere de el es informacion. Nunca se llega a saber su nombre, le dicen que es el Numero Seis. El huye, responde que no es un numero, que es un hombre libre, y mientras corre por la playa es alcanzado por unos pseudopodos blanquecinos que han emergido del mar y que, como leucocitos guardianes, lo absorben para llevarlo de regreso al seno materno, a la cuna; al entorno social (el baluarte de la civilizacion) en el que deberia disolverse, amalgamarse, adaptarse, seguir la norma establecida. El Numero Seis es, ante todo, un arquetipo. Como tambien lo es el Numero Dos, figura que encarna al alcalde de La Villa, ejecutor de las decisiones del sistema al cual representa. Su rostro puede ser el de cualquiera, su persona es su funcion; su injerencia es un prestamo en un juego de jerarquias que se pierde en la penumbra que esconde los hilos e infraestructura que hace posible algo como La Villa. Es obvio que el Numero Seis y el Numero Dos estan enfrentados en un ambiente que le es tan hostil a uno como favorable al otro. La circunstancia es, po r lo demas, aristotelica: el Numero Dos busca aprehender al Numero Seis, busca su punto flaco, no solo para quebrarlo sino para conocer su esencia; el Numero Seis, por su lado, lo trata con desden, sabe que es un bache, una pantalla que esconde el fin ultimo, el Numero Uno. Como fondo a este juego, cuya etica basica se centra en la voluntad, se despliega un tarot social cuyos arcanos extendidos a la lectura revelan nuestras mas entranables caras. Hay series televisivas como The Twilight Zone, de Rod Serling, que a pesar de su sustrato subvertido (¨de que otra manera podrian ser objeto de culto?), alimentan al alma colectiva en sus miedos, limitaciones y ansia de imaginacion, existen varios centenares de capitulos de esta serie. Pero otras, donde el espejo resulta mas evidente y a la vez mas confuso y alienado -como el caso de The Prisioner-, no abarca mas de 16 capitulos. Nunca se sabe que es lo que esta pasando -en la vida real tampoco se llega a s aber- mas alla de esa lucha que no es maniquea, entre el Numero Seis y el Numero Dos, entre verdugo y victima, entre el establishment y el individuo, entre el poder y la insumision. El cariz que puede tomar la situacion solo puede compararse con nuestras mas escondidas pesadillas. .