seccion inf. gral. Pag. 1-1a. balazo: Debate cabeza: Los nuevos miedos credito: Mario Benedetti A medida que el siglo XXI se nos viene encima, no solo ocurren conflagraciones y vaivenes en el ambito monetario: tambien hay sobresaltos en la renta variable de las palabras. Segun las ultimas y sorprendentes cotizaciones, por ejemplo, el democrata es Yeltsin, aun despues de su pinochetazo; bloqueo es bloqueo si se refiere a Haiti, pero si se atane a Cuba es apenas embargo; la ocupacion de Afganistan por la entonces Union Sovietica fue ominosa invasion, pero la bien atornillada presencia inglesa en Gibraltar merece una denominacion mas elegante: es un enclave. El miedo, al actualizarse, ha ampliado su registro. En pasados remotos, o desgraciadamente cercanos, el miedo era el reflejo de acciones brutales. La Inquisicion, Torquemada, Pizarro y Cortes, Stalin, Hitler, Mussolini, Franco; las dictaduras en cualquiera de los tres mundos, los marines norteamericanos predominantemente en el tercero, el macartismo y otras cazas de brujas, las torturas, las deportaciones, etcetera, provocaban miedo y hasta terror. En mayor o menor grado representaban un ataque frontal y despiadado a la dignidad humana. La sutileza no figuraba entre sus razgos. Proyecciones varias de aquellas crueldades sobreviven aun. Y si no que lo digan Somalia, Bosnia, Haiti, Rusia, Panama, Granada, Surafrica. No podran dar testimonio, en cambio, los cientos de soldados iraquies que las tropas norteamericanas enterraron vivos en la antiseptica guerra del Golfo. Ahora bien, tales formas del miedo eran directas, conscientes, palmarias. Hoy se han incorporado a la vida comunitaria (no solo del Tercer Mundo) otras formas indirectas, sutiles, semiocultas del miedo. Los hechos o actitudes que encienden estos nuevos panicos no suelen ser merecedores de sanciones; mas bien gozan de una amplia impunidad. En Estados Unidos venden armas, aun las mas sofisticadas, como si fuesen camisetas o boligrafos, y los corroidos -y frecuentemente drogados- veteranos de Vietnam, o sus preclaros descendientes, irrumpen en supermercados y colegios, ametrallan a medio mundo y a veces, practican el suicidio autocritico. En las capitales europeas, la miseria por un lado, y por otro el adoctrinamiento de violencia basica que proporciona a diario la television, estimulan la formacion de bandas juveniles, generalmente motorizadas e intercomunicadas por telefonia inalambrica, que planifican y llevan a cabo sus asaltos y hurtos con un ajuste y una precision casi militares. Cada una de esas bandas se cree un gajo de la Naranja mecanica. La calle y la noche se han convertido en riesgos gratuitos. El miedo es real. "El tiempo tiene miedo ( el miedo tiene tiempo", escribio en 1956 Alejandra Pizarnik, y, 16 anos mas tarde, ya no pudo soportar su propia angustia y acabo con su vida. Los boyardos de la economia, desde sus inexpugnables capsulas de poder, toman implicables decisiones sin tener en cuenta las necesidades y carencias del hombre y la mujer de la calle. Expresiones de tanto uso y abuso como producto social bruto o ingreso per capita indican cifras o porcentajes abstractos, pero no tienen en cuenta a seres concretos. No obstante, en el limbo de los pronosticos, de los computos y arqueos de los especialistas las cifras millonarias (digamos los hedonistas del confor) y las capitas miserables sirven para, en definitiva, configurar el bendito promedio que convoca el ahorro de los tecnicos domesticos y el ansiado beneplacito del Fondo Monetario Internacional. Y esto ocurre, con distintos matices, en cualquiera de los tres mundos.