PAG. 11 SECCION: CULTURA CINTILLO: CABEZA:Ante todo, el estupor CREDITO: Alejandro de la Garza rentamientos, escaramuzas, muerte, tiroteos en varios y efimeros frentes. Ante todo, el estupor que aletarga o narcotiza, ¨que decir?, ¨que escribir que tenga sentido? se preguntaba la escritora Elena Poniatowska el fin de semana. Que se explique, que se informe cuales son las operaciones militares y quien esta al mando, anadio Jose Emilio Pacheco. Las voces y los analisis se multiplican y profundizan sobre todo en la prensa que, con mucho y a pesar de algunas restricciones, siguen siendo el medio mas fiel de informacion y reflexion. Lo demas son versiones oficiales. los tecnocratas perdieron su aura y su prestigio inaccesible. Ahora los vemos como lo que son, los profesionales del optimismo ridiculo, tan prendiditos y tan docilmente cosmpolitas... los teoricos de la prosperidad selectiva Modestamente recurro a Luis Cardoza y Aragon, guatemalteco de Mexico, de Latinoamerica y del mundo. Su inolvidable Guatemala: las lineas de su mano (FCE, 1955), cobra vida y vigencia. Porque nada mas difuso o acaso inexistente para los mismos indigenas, que una frontera inventada por motivos de geopolitica nacional. Las condiciones son las mismas, la lengua, la tradicion. Esa frontera no es historica y contundente como la del norte, no es Guatemala ni Mexico, es simplemente la selva lacandona poblada por me dia docena de etnias. Dice Cardoza: La familia contrae nueva deuda para pagar el entierro. Entre cuatro tablas mal clavadas vuelve a la tierra, la misma que ha labrado con su vida, la misma que le dio el maiz. Dentro de aquella monotonia de piedra, que de inalterable y como eterna casi se torna invisible, solo descuellan los dias de mercado y las festividades catolicas extrano que vuelvan perdidamente borrachos de aquellas caminatas de leguas para ganar muy poco, son coartar el tiempo ni el trabajo, seguidos de la mujer, en estado parecido muchas veces, del perrito flaco, o se queden tirados en las callejuelas del pueblo y vayan a dar a la carcel. Y las vicisitudes continuan, con pequenas variantes. Pagar la multa, retornar al pueblo o a la finca sin un centavo, robado por las autoridades, golpeado con frecuencia, a recibir otros insultos. Junto al padre y a la madre, con el nino recien nacido a la espalda, camina el hijo que han traido al mercado, tambien con su pequena carga, para que vaya acostumbrandose. Regresan con las compras que pudieron hacer, la mercancia que no se vendio, un poco de lena que aqui y alla fue recogiendose para preparar la comida. El nino, despavorido en la iniciacion, ha presenciado aquellas escenas. Despues ya no le extranan. Integran parte de su vida. Primaveras llegan y primaveras van y el desemboca en la tierra del pueblo, como los tatarabuelos o de panela, se retrataron alguna vez con los fotografos ambulantes, vieron turistas, oyeron marimba, asistieron al bautizo, el funeral o la boda. Esta necesidad social y economica, despues del aislamiento en montes y caserios, ha sostenido las cofradias, los mercados y las ferias, asi como la comunidad de intereses seculares en pueblos y en aldeas .