8 SEC. CIUDAD PAG. 19 CINTILLO: Anoranzas y remembranzas CABEZA: Recuerdos y olvidos CREDITO: Andres Henestrosa a algunos de los grandes maestros de aquellos dias: don Luis Gonzalez Obregon, don Artemio de Valle-Arizpe, don Francisco A. de Icaza, acerca del famoso Diccionario autobiografico de conquistadores y pobladores de Nueva Espana, firmado, que no escrito, segun maledicencia de algunos por el ultimo de los tres nombrados ano 25, tal vez. No hace falta decir que apenas algo logre de la defensa que Icaza hizo de si. Volviendo al inicio de esta conversacion de los miercoles, recordare a uno de los libreros de lance, segunda mano, o de viejo, que de las tres maneras se puede decir, fue don Genaro Ortiz, que tuvo su libreria en la merita esquina de Puente de Alvarado y la entonces calle de Campos Eliseos, y hoy de Jesus Teran, ahora a solo unos cuantos metros del actual edificio de nuestro periodico El Nacional, en el lado opuesto. En la libreria de Ortiz, conoci y trate a don Victoriano Salado Alvarez, que si no p uedo decir que fue mi amigo, si que le escuche grandes y eruditas lecciones acerca de nuestra literatura, quiza, y sin quiza, capitulos de sus Memorias, que entonces estuviera escribiendo. Algo me conto que no consigna en sus recuerdos del Tiempo Viejo y Tiempo Nuevo, que no pudo ser por olvido sino por alguna otra razon, que solo don Victoriano supo. Me conto, pues, Salado, que un dia lo llamo, si no es que mando por el, el general Roberto Cruz, jefe de la policia capitalina de aquellos negro s dias. El dialogo, mas o menos, fue el siguiente: ¨Usted, viejo tal por cual, es quien escribe estos articulos lo decia agitando un ejemplar de El Universal en contra de mi general Calles? Si, senor, yo soy, respondio Salado Alvarez. Y Cruz, a la carga: pues, sepa usted, que estos articulos yo tambien los podria hacer, en cambio usted es incapaz de hacer lo que yo hago. Dios me libre, senor, dijo Salado Alvarez, de hacer lo que usted hace. Y Roberto Cruz lo agravio con un manazo. Y como yo me atre viera a reprocharle dejar aquel agravio sin respuesta, Salado me dijo que su religion le vedaba responder ofensa por ofensa. Dios le dara a Cruz una larga vida en que padezca amargos arrepentimientos. Y, cosa que resulto verdad: el general Cruz vivio muchos anos, aunque pocos, para arrepentirse de aquella su tremenda vida policiaca. Pero, era otra cosa lo que yo queria contar: que los literatos de los tiempos que digo, gustaban de recorrer librerias de lance. Quedese, pues, para una proxima "Anoranzas y remembranzas". *Escritor. .